Días antes...
—Entonces... —suspiré con fastidio— tengo que hacer que se sienta incluido, ¿no? —volví a preguntar tal vez sea una pequeña bromita de su parte para ver qué tal estoy de empatía.
Ella sabe que a veces me da pena hacer ese tipo de cosas, que sea escritora y sepa manejar bien a mi público, no quiere decir que también pueda hacerlo con los demás. Tal vez solo quiere joder mi paciencia, ya que ese es su pasatiempo favorito.
—Si, Alaia —reitera con una sonrisita burlona— hazlo por mí, ¿si? —hace un puchero y ojitos como el gato con botas mientras junta sus manos.
¡Mierda!
Sabe que no puedo negarme cuando hace esa carita. Sabe mis debilidades y las usa muy bien a su favor.
Sivone astuta.
—Bien... —dije de mala gana, bufé irritada y me crucé de brazos como la malcriada que soy.
—Gracias —me sonríe aún más—, eres la mejor —dice como niña pequeña recién complacida.
Me abraza con mucho cariño y me da un beso en la mejilla que hace eco en la habitación, se sienta junto a mí para seguir viendo televisión mientras comemos papitas y tomamos Coca Cola.
Sivone me pidió que hiciera sentir "bienvenido" a su hermanito ya que es nuevo en la ciudad y no tiene muchos amigos según lo que me contó, no entiendo ni para qué quiere que especialmente yo sea quien le de la bienvenida, osea hablar con la gente se me da muy bien, pero hablar con alguien que ni conozco, pues meh, solo hablo con mis lectores y eso solo es de vez en cuando porque a veces responder mensajes no es una opción, aquí entre nos me da un poco de pereza.
No les pasa que son muy buenos socializando, pero a la hora de hacer amigos es complicado, ¿no?, pues eso me pasa a mí.
Pero ya qué, ya le prometí que lo haría y lo voy a hacer, así estará feliz y me gusta cuando ella está así.
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Día de la reunión...
Estamos todas reunidas como todos los días, bueno, aunque Jeison está aquí y es el único chico entre nosotras, desde que Niky lo incluyó en el grupo tuvimos que aceptarlo, a veces me estresan con sus muestras de afectos, pero a decir verdad ya me he acostumbrado a eso.
Estamos esperando a Rhoid, creo que así se llama, no lo recuerdo bien, se supone que ya debió haber llegado pero aún no hace acto de presencia. Detesto con toda mi alma a la gente impuntual.
Lo dice la chica que siempre llega tarde a cualquier lugar.
Calla, yo soy yo, los demás no deben ser igual.
Yeimy está sentada a mi lado y tiene nuestras manos entrelazadas, cada vez que me ve no me quiere soltar y me llena de besos sin importarle que estamos rodeadas por otras personas.
De repente todos se quedan en silencio y Sivone se me queda viendo, al voltear entendí el por qué, un chico con pasos cautelosos pero seguros se acercaba a donde estamos sentados, me levanto del suelo y sacudo mis pompas que se llenaron de tierra, los demás también imitan mi acción.
Cuando está lo suficientemente cerca decido hablar.
—Hola, mi nombre es Alaia pero todos aquí me conocen como Aly —sonreí amable— bienvenido a otra reunión de zorras —todos se echaron a reír, menos el chico que tiene su semblante serio y pasa de mí.
Sigue su camino y va a abrazar a Sivone.
Esperen un momento, ¿este animal me acaba de ignorar?, a mí.
Me quedo perpleja, solo puedo ver cómo saluda a los demás y a mí me dejó como pendeja. Furiosa jalo a Sivone del brazo y la llevo a un lugar donde no puedan oírnos.
—¿Esto es en serio? —pregunto furiosa.
—¿El qué? —pregunta ella confundida.
Reí sarcásticamente— pues tu querido "hermanito" —dibujo las comillas en el aire— me acaba de ignorar como si fuera un cero a la izquierda —espeto ofendida y molesta.
Es que como se atreve a ignorarme a mí, si se lo hubiese hecho a otra me daría igual, pero no, lo hizo fue conmigo.
—Perdonálo Aly, tal vez no lo hizo a propósito, ya te dije que él es un poco tímido —me dice con su voz pausada y tranquila.
—Como sea —digo refunfuñando.
Sabía que era una mala idea y es que yo nunca me equivoco, pero bueno, ya el mal está hecho y yo estoy que no me cabe la rabia.
Un poco apartado de nosotros veo como Sivone habla con Rhoid, pinche vato, ¿se cree Dios o qué?, decido ver a otro lado y comenzar a respirar como me había enseñado el psicólogo, tal vez Sivone tiene razón y yo estoy actuando como una niñata inmadura. Después de un rato logré tranquilizarme y decidí hablarle de nuevo, tal vez sea buen material para una de mis víctimas.
—Hola —digo con una sonrisa al estar más cerca de él, está hablando de forma coqueta con Luna.
—Hola —me responde de la misma forma.
Luna usa un excusa y se va con los otros dejándonos solos.
—Ni siquiera sé qué hago aquí, no soy muy buena para socializar, mejor me voy por donde vine —digo, ¿nerviosa?, oh no, yo no suelo ser así, incluso mis manos están temblando ligeramente.
¡Mierda!, si estoy nerviosa, pero, ¿por qué?, ¿será ese chico?, lo dudo, hace mucho tiempo que un chico no tenía el poder colocarme así.
Muy bien Alaia, respira, no pierdas el camino.
Me digo a mí misma.
—No te preocupes —dice con una sonrisa muy hermosa y le resta importancia a mis palabras— no te vayas, ¿te parece si rompemos el hielo? —pregunta cauteloso.
—Esta bien —respondo lo más neutral posible, no quiero que note mi nerviosismo.
A medida que comenzamos a hablar, me pude dar cuenta que es una persona increíble y muy interesante, logró atraparme con sus palabras desde el primer momento.
Las chicas y Jeison estaban por otro lado hablando, mientras nosotros estamos un poco más apartados de ellos. Yeimy tuvo que irse a su casa porque tenía algunos problemas con sus padres, una parte de mí la tiene muy presente, pero la otra parte de mí tiene el corazón acelerado y siente su respiración pesada con cada palabra que sale de los labios de Rhoid.
¿Han oído del encanto a primera vista?, ¿no?, pues creo que me está pasando ahora, llámenme loca, pero este chico me tuvo a sus pies desde que me ignoró, ¿por qué?, porque a mí nadie me ha ignorado, siempre tengo la atención que quiero, este chico fue el primero en no dármela y eso me cautivó.
Pero no me parece correcto sentir todo eso, yo estoy con Yeimy y no pienso serle infiel ni nada por el estilo, por ahora dejaré pasar eso y más adelante le diré que tengo novia, no es por ser presumida pero mi encanto hace que cualquiera caiga a mis pies, para mí ninguno es inalcanzable y a decir verdad no quiero hacerle daño, prefiero ser sincera y sepa que entre nosotros no habrá ninguna oportunidad —si así se presenta el caso—.
Después de unas cuantas horas de plática él dice que tiene que irse, ya que que se está haciendo tarde y no quiere problemas con sus padres, yo le dije que estaba bien y así sin más se fue, todos me miraban curiosos y yo solo les saqué el dedo de en medio, cosa que les causo mucha gracia.
Un rato más pasamos juntos y luego cada uno se tuvo que ir a su casa.
Fui caminando hasta la mía, al llegar todas las luces están apagadas y decidí dejarlas así, fui al cuarto de mi hermano y le lancé una piedrita que traje de la calle.
—Pinche loca, ¿no ves que estoy ocupado? —me reprocha molesto.
—No, no veo —me tapo los ojos y me echó a reír— ¿no han llegado nuestros padres?.
—Sabes que no, ahora deja de joder —se levanta y cierra la puerta en mi cara.
—Pues... gracias hermanito —digo en un susurro que claramente solo yo podré oír.
Me voy a mí habitación, cierro la puerta y me tiro en mi cama, una estúpida sonrisa se dibuja en mi rostro cuando me viene Rhoid a la cabeza.
No puede ser...
Digo para mí misma.
No puedo sonreír así de la nada solo por pensarlo, al menos que...
Bah, no creo, pero siempre hay una posibilidad; grito con frustración y me pongo la almohada en mi cara.
No puedo enamorarme de alguien que acabo de conocer, ¿o si?.
Me lleva la cachetada, como diría Homero Simpson.
Hoy Rhoid me citó en un parque para que siguiéramos con nuestra plática. Ví la hora en el reloj, ¡mierda!, voy media hora tarde, eso me pasa por andar hablando por el grupo de W******p con las chicas, se me pasó el tiempo y ni siquiera me he bañado. Busqué mi celular para marcarle, pero recordé que se me había olvidado pedirle su número, así que no me quedó de otras más que decirle a Sivone que me hiciera el favor de avisarle que llegaría un poco tarde. Me metí a bañar e hice esa acción lo más rápido que pude, al salir del baño me vestí con lo primero que ví y salí de mi casa para ir casi corriendo al parque. Casi que literalmente me fui corriendo. Cuando llegue él ya estaba esperándome en una banca muy sonriente, me senté junto a él y suspiré del cansancio. —Disculpa por haber llegado a la hora acordada, estaba hablando con las chicas por el grup
Me siento fatal, hoy es de esos días que mi depresión, mi ansiedad y mi baja autoestima me la están jugando muy mal, llevo todo el día llorando y sintiendo pena por mí misma. Estoy del asco y siento que todo lo que hago es un fracaso. Este mes ha sido el peor de todos, recordar que perdí esos premios tan importantes en las comunidad de escritores y haber recibido esa m*****a llamada que terminó de joder la poca estabilidad emocional que alguna vez tuve. Estoy acostada en mi cama mientras veo I*******m con mi celular, lo dejo de lado porque la vista se me cansó un poco. El celular comienza a sonar, pero no logré atender a la primera, volvió a sonar y esta vez sí pude tomar la llamada. —¿Quién habla? —ni siquiera ví el nombre de la persona. —Aly... —¿Betty? —pregunté confundida, hace mucho tiempo que no hablam
Dicen que al mal tiempo buena cara, pues me rio de quien haya dicho eso, hoy ha sido un día de perros, hasta sonreír es una acción pesada y no lo haré ni porque me fuercen. —Vamos Alaia, solo es una pequeña sonrisa —sigue insistiendo Sivone. —Ya dije que no —me crucé de brazos. Rhoid está sentado al otro lado de mi habitación, me mira con su ceño fruncido y está cruzado de brazos al igual que yo, excepto que yo parezco una niña malcriada y él un verdugo que me cortará con sus palabras. Que sexy. No pude evitar sonreír por lo que pensé y me dí un golpe mental al darme cuenta de lo que había hecho. Mi drama se había ido a la b****a. Sivone pego un grito de felicidad y empezó a sacudirme varias veces— ¿ves?, sonreíste —dice como si fuera la octava maravilla del mundo. —Igual sigo enojada —dije se
Me paro en frente del espejo, mi aspecto es un asco, tengo las ojeras marcadas y el cabello vuelto un desastre, no dormí casi nada en toda la noche, no dejé de pensar en Rhoid y lo que había sucedido ayer. Tal vez sea algo tonto, pero para mí no es así, él causa ciertas cosas en mí que no puedo entender con exactitud. Estuve pensando muy bien las cosas y no quiero dejar a Yeimy, no puedo hacerle daño con alguien que apenas acabo de conocer. Además ella me gusta mucho y me hace sentir bien, cada que me siento mal me da ánimos y siempre sabe cómo sacarme una sonrisa con sus ocurriencias. La puerta de mi cuarto se abre y Lucy aparece por ella. —No esperaba verte —digo sin dejar de ver mi reflejo en el espejo. —Yo estoy muy bien, gracias por preguntar, me encanta tu interés hacia mí —me dice sarcástica— te ves horrible, ¿qué pasó? —se sienta en mi cama y me mira en busca de una respuesta.
Aquí estoy, de nuevo, sin haberlo podido evitar; tuve que viajar varias horas en taxi para llegar aquí, estoy en la entrada, me decido si seguir mi camino hacia ellos o pedir un taxi nuevamente para devolverme a casa y dejar todo esto en el pasado como debería hacer. Nadie sabe que estoy aquí y eso es lo mejor, así nadie me podrá buscar y podré estar sola con ellos un rato, siento que lo necesito. Sin pensarlo más sigo mi trayecto por el cementerio, el lugar da una vista espeluznante, todo está muy solitario y siento un escalofrío recorrer mi piel, como si ellos supieran que estoy aquí y observaran cada uno de mis movimientos. No debes estar aquí y lo sabes, te hace daño. Ignoro esa vocesita fastidiosa que siempre me dice qué debo hacer y sigo con mi trayecto hasta que encuentro la tumba de Lorenzo, siempre la confundo y me cuesta llegar, caigo de rodillas sobre la tierra que cubre el cemento que sella su
Me muevo de aquí para allá en mi habitación, estoy algo desesperada, hace dos días que pasó lo del cementerio y por alguna razón he estado muy inquieta. No dejo de pensar en Maxi y en Rhoid, ambos me tienen con los sentimientos hecho un lío y la mente vuelta m****a, me vuelvo a sentar en mi cama y suspiro frustrada. —No te lo puedo prometer —dice él con la voz entrecortada. —Por favor... —le volví a suplicar, no quiero que se vaya.. Las lágrimas en sus ojos no se hicieron esperar y las mías tampoco, me abrazó con todas sus fuerzas. —Te voy a extrañar, mi niña —puedo sentir el dolor en cada una de sus palabras. Antes de separarse de mí me da un beso en mi frente, un beso que sé que es de despedida, sin más afloja su abrazo de mi cuerpo, entra de nuevo al edificio y me deja aquí sola, con el corazón roto y echa todo un mar de lágrim
Maxi estaciona frente a la casa, él baja primero y me abre la puerta del copiloto, no puedo evitar sonreír por su acción y me bajo con su ayuda, su camioneta es un poco alta y yo soy una chaparra que apenas mide 1.66. Veo la hora en mi reloj. 9:15 p.m. Es demasiado tarde, no entiendo qué hace Rhoid aquí, pensé que se había ido y más pensé eso porque estoy consciente que lo trate como si fuera una simple basurita. En un gesto posesivo Maxi me toma de la cintura y me acerca a él, juntos vamos caminando a la casa, Rhoid enseguida se levanta y ve a Maxi con cara de pocos amigos, el chico a mi lado también lo mira mal. Sí las miradas mataran ambos estarían tres metros bajo tierra. Siento una tensión muy grande en el ambiente, es tan palpable que podría cortarse muy fácilmente con unas tijeras, para calmar las cosas decido hablar con un tono de voz suave. &nb
Siento como una mano recorre mi cara con delicadeza, como si fuera la muñeca de porcelana más delicada que se debe cuidar con mucho esmero, tengo los ojos cerrados y por alguna razón no los puedo abrir, pero tampoco quiero hacerlo, no quiero dejar de sentir su toque que hace estremecer cada parte de mi cuerpo. —Mi Lunita... —oígo que susurran cerca de mi oído con adoración. Esa voz... Hace mucho no la oía y la extrañaba tanto. Despierto de golpe, paso mis manos por mi cara y cabello un tanto desesperada, hace mucho que no lo veía en mis sueños, desde que terminé con Estid y luego después de mi última recaída. Me vuelvo a acostar en mi cama, el corazón me late a cincuenta mil por horas, siento como si se me quisiera salir del pecho. No estoy respirando bien y siento que me voy a desmayar. Miro la hora en mi celular. 5:15 a.m.<