Alma Hambrienta
Alma Hambrienta
Por: Krlitah
NUEVO COMIENZO

CAPÍTULO 1

Todos los viernes por la tarde me dirigía a casa de mis padres para saludarlos y cenar junto a ellos.

—¿Cómo está la hija más hermosa del mundo? —pregunto mi padre desde el sillón, mientras miraba el béisbol.

—Sobreviviendo al monstruo de Londres, pero bien papá —besando su frente con ternura ­—. ¿Tu?

—Poniéndome más viejo cada día, pero feliz de que Dios me regalara una hija tan inteligente y trabajadora­ –comento orgulloso.

—Hola mi cielo —mi madre dando un tierno beso en mis rosadas mejillas —. He preparado tu plato favorito, con la ayuda de tu padre. Por cierto, ha llegado un sobre para ti, es muy extraño fue enviado desde USA.

—No he vuelto a pisar suelo americano desde que tenia nueve años —tomando el sobre con cierta duda, inspeccionando el paquete el cual solo tenia mi nombre en mayúsculas —. No conozco a nadie que viva en ese país.

—Dudamos si debíamos entregártelo, puedes lanzarlo a la basura si así lo deseas, tu vida en ese continente acabo el día que te mudaste a Londres junto a tus nuevos y únicos padres.

—No se de mi hermana después de la tragedia, ese día nos separaron para siempre, incluso olvide su nombre.

—Por favor hija, has superado todo tu pasado, no es justo que lo recuerdes por un sobre sin remitente.

—Tienes razón papá. Lánzalo a la basura —conteste, mientras miraba a través de la ventana la noche lluviosa que se aproximaba.

Dormí aquella noche en mi antigua habitación, levantándome muy temprano para ayudar a mi madre con el desayuno, mientras leía el periódico con mi padre el timbre de la casa sonó y mi madre regreso con un hombre de contextura robusta que exigía hablar conmigo, un norteamericano que se presento como el abogado Grisón.

—¿Nos conocemos? —pregunte un poco confundida.

—No, pero me temo que no leyó el sobre que le envié.

—Disculpe, no tengo absolutamente nada en USA que me obligue a leer un sobre solo porque tenga mi nombre.

—¿Acaso no tiene usted una hermana en tierras norteamericanas? —contesto secando las gotas de lluvia que bajaban por su pronunciada frente.

—¿Hermana dijo? —susurre con voz temblorosa, al mismo tiempo que mis ojos se clavaban como dagas en el rostro de aquel extraño.

—Usted no tiene derecho aparecer en la vida de mi hija recordando un pasado que le ha costado superar, un pasado que dejo atrás cuando fue adoptada por nosotros —reclamo papá con tono rasposo.

—Entiendo su incomodidad señor, pero si no fuera importante no estaría aquí —respondió el hombre sin dejar de mirarme.

—¿Por qué hablo de mi hermana? —interrumpí con cierta incertidumbre.

—Su hermana Alejandra falleció hace tres semanas —dijo con seriedad, tomando un vaso de agua que habia pedido al llegar, para proseguir con su relato —. Su hermana y su esposo murieron en un terrible accidente de transito.

—No recordaba ni su nombre, lamento mucho su muerte, pero ¿Qué tiene que ver conmigo?

—Era madre de tres hijos menores de edad y aunque usted la olvido, me temo que ella jamás olvido a su hermanita menor, le dejo la custodia de sus hijos, su cafetería y su casa también están a nombre suyo, además de esta carta que pidió que se la entregara el día que falleciera.

Tome el sobre con la carta un poco temblorosa, sin entender que sucedía exactamente, con muchas preguntas rondando en mi cabeza, como por ejemplo ¿Por qué me dejaría todo a mi?, ni siquiera la recordaba, vivimos lejos toda nuestras vidas.

—Lo siento, pero esto es una locura, solo tengo 23 años ¿quiere que me haga cargo de tres niños pequeños?, apenas y se cuidarme a mi misma. No tengo la obligación de aceptar su petición.

—Usted es lo único que tienen, si en un mes no toma la tutela de sus sobrinos serán entregados al estado para que busquen casa hogar, separados y tristes al igual que usted y su hermana.

Me levante, tome mi abrigo de terciopelo vino y Salí de la casa de mis padres con rumbo hacia lo desconocido, divagando por las calles de Londres, olvide mi paraguas, el día era lluvioso como normalmente eran los días en este país, la lluvia mojaba mi rostro, mientras intentaba recordar algún rasgo físico de esa mujer de la que un día me separaron para siempre y había aparecido de la nada dejándome una responsabilidad tan grande, el frio empezaba a golpear mi cuerpo con fuerza intentando vagamente protegerme de las ráfagas de viento con mi abrigo empapado en agua. Camine hasta una plaza cercana donde me percate que aun tenia la carta que mi hermana dejo para mi empuñada con fuerza en mi mano, intente deshacerme de ella un par de veces, hasta que un instinto impulsivo desde lo mas profundo de mi corazón me hizo abrirla, sentándome en una banca de madera mojada por la lluvia, estaba tan helada como un cubo de hielo y aun así decidí leer allí aquel escrito, mientras la llovizna corría la tinta negra con la que fue escrita.

(Querida Babi, si estas leyendo estas líneas es porque me fui de este mundo, quizás no me recuerdes, cuando el destino nos separo eras apenas una bebé, pero yo jamás te olvide, te busque durante años con el apoyo de mi esposo Gerardo, quien me ayudo a encontrar tu rastro, habías sido adoptada por una hermosa familia que te alejo de la vida de m****a que llevamos los niños sin hogar, abusos, humillaciones y tristezas, eras tan feliz después de todo que me sentí afortunada por esa sonrisa que irradiabas, por mi parte fue un poco mas difícil, pero no imposible encontrar la felicidad, escape de mi ultima casa hogar cuando tenia quince, viví en las calles durante meses, hasta que conocí al amor de mi vida. Dios me regalo la felicidad mas grande del mundo cuando me convertí en madre, en ese instante en que tuve a mi hijo en brazos supe que había valido la pena todo el pasado oscuro y doloroso que había tenido, pero jure que nunca los dejaría pasar por el sufrimiento de no tener familia, ellos son tres niños increíbles, hermosos y buenos, Harry es el mayor, tiene carácter fuerte y es muy activo en los deportes, se parece mucho a su padre, Andrés es el segundo de ellos, es el niño mas tierno y cariñoso que jamás podrías conocer, obediente y muy tranquilo, por ultimo, pero no menos importante Kelly, es una niña traviesa y muy divertida, siempre esta sonriente, llena cualquier espacio de luz y felicidad. Cuando falte eres lo único que tienen, no permitas que lleven nuestras vidas porque ellos se aman y separados serán sumamente infelices. No soy nadie para pedirte de favor criar a mis hijos y que sea en un pueblo estadounidense mucho menos, pero no tengo a nadie mas a quien recurrir.

Con cariño: Tu hermana Alejandra…

Sus palabras me conmovieron, sentí mucha tristeza porque ellos también habían perdido todo como yo cuando solo era una niña, entendía mejor que nadie que crecer en casa hogar era una basura ¿Quién era yo para separara a tres hermanos?, lo pensé durante una semana entera encerrada en mi departamento.

—He tomado una decisión padres.

—No tienes que sentirte comprometida hija mía —mamá masajeando mis hombros.

—Decidí irme a USA y cuidar de esos niños, de mis sobrinos.

—¿Qué piensas hacer con tu trabajo?, No puedes abandonar tu vida, solo porque tu hermana muerta te pide cuidar a sus hijos —reclamo papá entre gritos.

—He renunciado —conteste cortante.

—No entiendo porque haces esto Babi, es una locura.

—Lo se, jamás lo entenderías porque has crecido con una familia, con padres, hermanos, no lo entiendes porque no sabes lo que es crecer solo en la vida —dije, secando mis lagrimas con rapidez.

—No conocías a esa mujer ¿Qué harás con tres niños tu sola?

—Dejo una cafetería a mi nombre, la haré funcionar.

—Tráelos a Londres —rogó mi madre, en un intento desesperado por hacerme entrar en razón.

—Escucharon que no puedo sacarlos de ese lugar, mi vuelo sale en 2 horas.

—Babi —quejándose mi mamá.

—Lo siento, pero algo dentro de mi sabe que esto es lo correcto.

Ellos me abrazaron, me apoyarían aun cuando no estaban de acuerdo, me hicieron prometer llamarlos varias veces al día, como de costumbre cuando salía del país.

El viaje fue pesado sobre todo porque el pueblo quedaba alejado de la ciudad de Boston, a unas seis horas en carretera, note que era frio como Londres, incluso lluvioso y muy callado, aunque parecía pintoresco e industrializado, el abogado Grisón me recogió en la estación de buses.

—Sabia que vendría, cuando la conocí note que es usted una persona especial y de buen corazón —abriendo la puerta de su automóvil —. La llevare a su nuevo hogar.

Mientras recorríamos las calles del pueblo, miraba a través de la ventana del auto, los enormes arboles y las zonas montañosas que se podían ver a lo lejos lo hacia un sitio sombrío y enigmático, una enorme casa con arquitectura greco romana llamo mi atención, parecía haber un castillo de la monarquía británica en un apartado pueblo estadounidense.

—Jamás se acerque usted o acerque a los niños a esa propiedad —intervino el abogado.

—¿Por qué? —pregunte con curiosidad.

—Esa casa es propiedad de las personas mas poderosas y malvadas del pueblo, nadie en esa manada es de confiar.

—¿Manada? — pregunte entre risas.

—Me refería a familia y amigos, todos los Silvert están malditos —dijo, cambiando el tema —. Mire esta es su cafetería, es la única en el pueblo ¿Quiere pasar a conocer a sus trabajadores?

—Quiero conocer a los niños.

Grisón manejo al otro lado del pueblo, hasta una hermosa y cómoda casa, de dos plantas de color blanca con murales gris oscuro, un hermoso portal decorado con un sillón de hierro blanco colgado al techo, muchas plantas y un hermoso cartel con la frase “Manada Hermano Gris”, raras palabras para recibir a las visitas, el jardín era realmente espectacular, rosas rojas y blancas hacían del verde y amplio jardín un sitio mágico.

—Bienvenida a casa —interrumpió el abogado —abriendo la puerta de madera blanca.

—¿Ellos están aquí?

—Si, están de vacaciones, tendrán tiempo de sobra para conocerse.

Entre a la casa donde se notaba la presencia de niños por los juguetes que yacían en el piso.

—¿Eres la tía Babi? —pregunto un niño que corría sobre unos patines.

—Si, soy Babi, tu debes de ser Andrés —notando que era muy pequeño, incluso comenzaba a perder los dientes.

—Si, tengo seis años —apresurando sus pasos para abrazarme entre lagrimas —. Mamá y Papá se fueron al cielo.

—Siempre estarán a tu lado, las personas mueren físicamente, pero siempre permanecen en nuestros corazones.

—Eres muy linda —secando sus lagrimas —. El es Harry, nuestro hermano mayor.

—Bienvenida al infierno de Ponville —refiriéndose al pueblo —. Supongo que Londres no estaba lleno de monstruos —dijo entregando a la bebé a mis brazos —. Ella es Kelly, tiene 1 año y 3 meses, hablaba un poco, pero después de la muerte de nuestros padres quedo muda, yo tengo 12.

—Soy Babi, de ahora en adelante seré su tutora —mirándolo fijamente mientras ambos estaban frente a mi, eran mas pequeños de lo que imaginaba.

—¿No eres nuestra tía? —pregunto Andrés confundido.

—Si lo es —contesto una señora mayor que salía de la cocina —. Soy María, ayudaba a su hermana a cuidar de los niños mientras ella y el señor trabajaban.

Me llamo la atención la horrible cicatriz que tenia en la mitad de su rostro, parecían tres garras tatuadas en la profundidad de su piel.

—Mucho gusto María —estirando mi mano —. Espero puedas seguir cuidando de ellos, mientras trabajo, necesitan supervisión.

—Sera un gusto señora estoy a sus ordenes.

—¿Podemos salir a comer fuera tía?

—Por supuesto, suban a cambiarse, nos vemos en una hora acá en la sala, para repasar normas y actividades que harán en casa.

—Eso suena como a que piensas que te vamos a obedecer —Harry contesto desafiante.

—Eso suena a que si no obedecen estarán castigados.

—Sabia que no era buena idea que vinieras —grito, subiendo las escaleras.

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