Solo tengo una frase para expresar lo que siento en este momento; a mí y al pato Lucas nada más. Se supone que debía de dejar la pena en casa, pero cómo dejarla si siempre me pasan cosas exageradamente locas.
Explico, la cuestión es esta: Fui a la parada de buses y tras esperar a que pasara uno, cuando ya había subido, y por obra y gracias del Espíritu Santo pude encontrar un asiento vacío, en horas pico cabe resaltar y que en condiciones normales no se podría, después de pasar por dos paradas, y de alertarme después de que el bus no cruzó dónde debía de cruzar, entendí algo muy obvio: tomé el bus que no era. Estaba en el equivocado. Frustrada, tuve que descender de él para buscar una forma de llegar a mi destino principal.
Ese mismo día, pero más tarde—Entonces, se besaron.—Sí.— ¡Oh dios mío! El hombre no lleva más de dos semanas aquí y ya se besaron. ¡Es impresionante! —chilla Paola.—No lo digas así, que se oye muy mal—siseo—. Me haces sentir como una cualquiera.—Páralo ahí, amiga. Yo no he dicho eso, ni lo he insinuado. No creo eso de ti, y tú no debes creerlo tampoco. No eres una cualquiera.—Pero no debí corresponderle el beso—dudo.
—¿Tonces?—indaga Paola.—Tu léxico me enamora. — murmuro.—Admite que te da gracia.—Lo que tú digas Paola.—¡Pero dime!—pide.—Eres un grano en elculo, ¿lo sabes?—Por dios, ya déjate de la intriga, esto no entra en la categoría de suspenso.—Está bien—suspiro—. Cuando llegué a la univ
— ¿Qué puede ser elsentimiento? — pregunta el profesor Samuel.—Una emoción— responde un chico a mi derecha, Paolo.—También puede ser un estado de ánimo. ¿No? — intervengo. —Si lo vemos en otro sentido.—Exacto, chicos, —nos felicita—, puede ser tanto una emoción como un estado de ánimo. Déjenme que les explique; la emoción que tienen, que sienten en ése preciso momento, el sentimiento que experimentan se conceptualiza, llega, cambia sus propios estados de ánimo.— ¿Entonces las dos cosas son la misma? — pregunta una chica detrás de m&iac
— ¿En qué parte me río? —pronuncio con lentitud e incredulidad.—En ninguna. ¿No habíamos pasado la etapa de negación? En estado onírico eres más perceptiva, claro que allí no te afectan las cosas terrenales—dice él, confundiéndome más.— ¿Por qué brillas? —murmuro sin darme cuenta, y cuando entiendo lo que digo me apresuro en negar, pero ya qué, yo sé que él me escuchó.—Ya tú sabes por qué— acota —. No tienes mucho...,tiempoen esto, pero vas manejando las cosas generales de todo. Muy admirable de tu parte, otra persona habría desistido desde la primera
Christian —Lo que usted está planteando, para ver si lo entiendo, ¿es que dejemos la empresa? — cuestiona Jacobo, el abogado de la empresa Queris, unas de las razones que tuvimos para venir. —No, unirnos para ayudarlos, es mi deber aclarar que la palabra más acertada es comprar. Queremos comprarla para poder intervenir en los asuntos de la empresa sin que seamos totalmente sus dueños —intervengo, en cambio Thomas, mi abogado, abre su maletín y extrae unos papeles. —Vamos a ser lógicos, señores, tanto ustedes como nosotros sabemos las problemáticas que presentan en lo económico. Les estamos dando una salida sin fallos. Aquí está un borrador de contrato, con todas las estipulaciones y clausuras que les hemos planteado en las anteriores reuniones, igual hay unas hojas sueltas que se especifican nuestro plan de trabajo — Thomas les extiende las hojas del contrato y cuando uno de ellos las toma, él prosigue—. La próxima sesión está estipulada para dentro de dos semanas, revisen con much
Camila — ¡Puedes dejar de rascarte la herida! Por el amor de Dios —regaño por décima vez a Paola quién se encuentra en el sofá acostada con vendajes en sus brazos y en la pierna dónde salió más lastimada, tiene en su cara algunas gasas pero ella se lastima los daños más profundos. — ¡Pero es que me pica! No seas mala, deja que alivie mi picazón. — ella hace un puchero. —Cuando se te infecte las heridas por andar de impaciente tendrás que recordar que no es mi culpa, porque cuando estés lamentando el haber hecho eso, me culparás a mí. Yo te conozco, bicha— le digo tras apagar las hornillas—. Ni se te ocurra limpiarte la herida de la pierna tú sola, si no viene Thomas entonces espera a que yo llegue. —le oriento. — ¿Y por qué? Soy capaz de limpiar mis propias cosas, déjame decirte. —me refuta. —Pues déjame decirte a ti que eres muy patosa con todo de tu salud, y no quiero que después la herida, que es la peor que tienes, se infecte y te cause un mayor daño a tu pierna, y después se
Camila— ¡Camila te buscan! —gritan desde la sala.— ¡Ya voy! —le respondo.Cuando me acerco veo a mi amiga conversando con los muchachos pero claro ella está acostada en el sofá con sus piernas encima de Thomas mientras Christian está en una silla aparte.—Bueno, ¿de qué me perdí? —digo al llegar. Christian abre su boca para responder, pero mi amiga se le adelanta:—Estoy planeando para llevarlos con los prepagos. ¿Qué me dicen? ¿Les apetece?— ¿Sí? Llévalos cuando regrese de lo de mi mamá, teniendo la magnífica suerte que tenemos juntas capaz que te acompañe a dejarlos y se me haga tarde y entonces cuando llegue daré mis últimos alientos.— ¿Y la dramática soy yo?—Tal vez yo sea igual que tú— respondo—. ¿Estás listo? Escuché a Paola cuando dijo que tenías un regalo.—Te ves hermosa, Camila—me dice Christian, Paola se cubre las manos su cara y mueve su cabeza hacia Thomas—. Sí, estoy listo, ¿nos vamos? —-Se levanta de la silla y se me acerca—. Tendrás que darme las indicaciones aún
Camila Ignorando lo más que puedo trato de pasarla bien junto a Christian en la fiesta, aunque no dejo de darle vuelta en mi cabeza me auto-obligo a dejarlo atrás; existen muchas explicaciones para todo lo que sucede, que no lo encuentre ahorita es otra cosa. Osea, es decir. ¿Pueden los bebés reconocernos? ¿Pueden ellos saber o ver algo que nosotros no? Ninguna de mis preguntas tiene lógica, pero aun así me engaño creyendo que si las tienen. —Tenemos mucho que aprender, asi que deja de lado tus dudas. —Observo a Christian, verlo sonreírme hace que todo se me olvide. — Tienes razón, le he dado muchas vueltas a esto, debería dejarlo estar. — Aún hay tiempo. Nos falta mucho que saber pero para eso estamos aprendiendo. Tomo un breve respiro y miro a mi alrededor, todo sigue su rumbo sin ninguna interferencia, soy la única que está preocupada sin sentido. En lo lejos puedo observar a dos señoras sentadas charlando. Sonrío. — ¿Estas preparado para presentarte a unas personas es