(Isabella estaba revisando unos documentos en su oficina cuando tocan la puerta).—Adelante.(Don Samuel entra, con una sonrisa cálida).—Hola, hija.(Isabella se levanta de su silla, sorprendida).—¡Papá! ¿Qué haces aquí?(Don Samuel se acerca y le da un beso en la frente).—Vine a verte y a pedirte un favor especial.(Isabella lo mira con curiosidad, cruzándose de brazos).—¿Un favor? ¿Qué necesitas?—Es sobre tu madre. Este año celebramos nuestro aniversario, y quiero darle una fiesta sorpresa.(Isabella sonríe ampliamente).—¡Qué hermoso detalle, papá! ¿Ya tienes algo en mente?(Don Samuel asiente mientras se sienta frente a ella).—Sí, pero necesito tu ayuda para organizar todo. Quiero que sea elegante, algo que realmente la sorprenda.—Cuenta conmigo. Podemos buscar un buen lugar, elegir la decoración, el menú... ¡todo!—Eso esperaba escuchar de ti, hija. Nadie conoce los gustos de tu madre mejor que tú.(Isabella sonríe, emocionada).—Déjamelo a mí. Haremos que sea un día inolv
(Leonardo entra a la oficina de Isabella. Ella está revisando unos documentos).—Isabella, ¿almorzamos juntos hoy?—Lo siento, Leonardo, pero ya tengo planes. Quedé en almorzar con mis amigas.(Leonardo cruza los brazos y la mira con escepticismo).—¿Tus amigas? Claro… ¿O es que simplemente no quieres hablar conmigo?(Isabella levanta la mirada, molesta, pero mantiene la calma).—Piensa lo que quieras, Leonardo. No tengo que darte explicaciones.(Leonardo se acerca un poco más, intentando controlar su tono).—No es cuestión de explicaciones, Isabella. Es evidente que estás evitando cualquier conversación conmigo.—¿Y qué quieres que hablemos, Leonardo? ¿De cómo entraste a mi habitación anoche para intentar justificarte? ¿O de cómo siempre terminas defendiendo a Valeria?(Leonardo guarda silencio unos segundos, claramente incómodo. Isabella toma sus cosas y se pone de pie).—Disculpa, pero voy a llegar tarde. Espero que disfrutes tu almuerzo.Isabella pasa a su lado con la cabeza en al
(Sofía toma un sorbo de su café mientras Isabella se reclina en la silla, algo más relajada después de la conversación).—Por cierto —dice Isabella, cambiando de tema—. En dos semanas será el aniversario de mis padres. —Estoy organizando una fiesta para ellos.—¿Y estás invitándome oficialmente? —pregunta Sofía con una sonrisa traviesa.—Claro que sí. Eres mi mejor amiga, Sofi. No podía faltar.—¡Me encanta! —exclama Sofía emocionada, dando un pequeño aplauso—. Además, un evento de gala siempre es una buena excusa para lucir espectacular.(Isabella sonríe y niega con la cabeza, pero Sofía no pierde el hilo de sus pensamientos).—Y hablando de lucir espectacular... Isa, ese día tienes que ponerte divina. Y ya que estamos, aprovecha para darle unos buenos celos a Leo.—¿Qué? ¡No! —Isabella frunce el ceño, aunque una leve risa se escapa de sus labios—. Estás loca, Sofía. Yo no haré nada de eso.—¡Ay, Isa! Tienes que hacerlo. Es la oportunidad perfecta. Además, a los hombres como Leo no l
(Leonardo y Valeria salen del club. La noche está fresca, pero el aire parece cargado de tensión. Valeria toma la iniciativa, sosteniendo a Leonardo por el brazo mientras se dirigen hacia un taxi).—Vamos, Leo. No puedes irte solo en este estado. Te llevaré a un lugar donde puedas descansar. —Valeria sonríe con un aire de triunfo mientras lo guía hacia el vehículo.(Leonardo no dice nada, su mente está nublada por el alcohol. Al llegar al hotel, Valeria se encarga de todo: paga, recibe la llave y lo lleva hasta la habitación).(Una vez dentro, Valeria cierra la puerta y lo observa mientras se sienta en el borde de la cama, con la cabeza entre las manos).—Leo, mírame. —Valeria se acerca lentamente, colocando sus manos en sus hombros.—Valeria... no sé si esto está bien... —Balbucea Leonardo, intentando levantarse, pero sus piernas no le responden.(Valeria lo detiene, arrodillándose frente a él).—Shhh, no digas nada. No pienses. Solo déjate llevar. —Sus manos acarician el rostro de L
(Isabella se levanta temprano y sale de su cuarto con paso tranquilo, aunque su rostro refleja el cansancio de una noche intranquila. La nana está en la cocina, terminando de servir el desayuno en la mesa).—Buenos días, niña Isabella. ¿Cómo amaneció?—Buenos días, nana. —Isabella suspira, acomodándose en la silla—. Dormí poco, pero aquí estoy.(La nana le sirve una taza de té y coloca un plato con tostadas y frutas frente a ella).—Se le nota en los ojos, niña. ¿Estuvo trabajando hasta tarde?(Isabella niega suavemente con la cabeza mientras toma la taza entre sus manos).—No, solo... me quedé pensando.(La nana se sienta a su lado, observándola con atención).—¿Pensando en el joven Leonardo, tal vez?(Isabella se sorprende por la pregunta directa y desvía la mirada).—Nana, no quiero hablar de eso ahora.—No es por meterme, pero lo noto en usted, niña. Se preocupa por él más de lo que admite.(Isabella deja la taza sobre la mesa y cruza los brazos).—Es difícil, nana. Este matrimon
(Isabella entra a su oficina, dejando su bolso sobre el escritorio. Su secretaria la sigue con una carpeta en la mano).—Buenos días, señorita Isabella. Aquí tiene el informe del día. También quería informarle que el señor Esteban llamó esta mañana.(Isabella levanta la mirada de los documentos que comenzaba a revisar, con una ligera expresión de curiosidad).—¿Esteban? ¿Qué quería?—Dijo que había perdido su número telefónico y pidió que se lo proporcionara.(Isabella asiente mientras toma la carpeta que su secretaria le entrega).—Gracias, Patricias. Yo lo llamaré directamente más tarde.(Su secretaria sonríe y se dispone a salir de la oficina, pero se detiene por un instante).—Por cierto, señorita, el señor Montiel aún no ha llegado a la oficina y tiene una reunión hoy con los socios y piden que usted esté presente.(Isabella frunce el ceño levemente, pero disimula su preocupación).—Lo sé. Gracias por informarme. Puedes continuar con tus labores.(Patricia sale, cerrando la puert
Leonardo, decidido, sale de su oficina y se dirige hacia Isabella. Al llegar a la puerta, se acomoda, toca la puerta y la abre con cuidado.—¿Puedo pasar?—Sí, claro, pasa, Leo. ¿Qué pasa?—Solo quería hablar un momento contigo. Pensé que sería mejor hacerlo ahora antes de la reunión.—Ah, entiendo. ¿De qué se trata?—Bueno, como sabes, la reunión con los socios es esta noche a las siete. Necesito que tú también vayas. Ellos insisten en que tu presencia es crucial, especialmente porque hemos estado trabajando juntos en la parte más importante de la negociación.—Sí, ya lo sabía. De hecho, ya estaba preparando todo para la reunión. No me gusta quedarme atrás en estas cosas.—Eso me tranquiliza. Sabes, los socios están realmente entusiasmados con todo lo que hemos logrado hasta ahora, y mi objetivo es seguir fortaleciendo esta relación. Pero, como te dije, también esperan verte allí.—Lo entiendo, Leo. He estado pensando mucho en eso. A veces siento que todo esto avanza tan rápido que m
.Al llegar al salón donde se llevaba a cabo la reunión, todo parecía un despliegue de lujo y elegancia. Las luces brillaban con calidez sobre los detalles dorados de la decoración, y el murmullo de los asistentes se mezclaba con la música suave de fondo. Todos estaban impecablemente vestidos, en trajes elegantes y vestidos deslumbrantes.Cuando Leonardo e Isabella hicieron su entrada, todas las miradas se dirigieron hacia ellos. Él la tenía tomada de la cintura, mostrando seguridad y, al mismo tiempo, marcando el territorio de su relación frente a todos los presentes. Isabella, a su lado, mantenía una sonrisa tranquila, aunque sabía que estaba a punto de enfrentarse a una noche de falsedades cuidadosamente elaboradas.—Leonardo, Isabella, ¡qué gusto verlos! —dijo uno de los socios mientras se acercaba a saludarlos. Su mirada se detuvo en Isabella, y una sonrisa amplia apareció en su rostro—. Señora Montiel, se ve espectacular esta noche. Leonardo, debo felicitarte, tu esposa siempre t