―¿Mateo? — repitió Marlen, sin alejar su mirada de aquel bebé, que agitaba las piernas y manos, como si dijera: 'ese soy yo, mamá’ Ella sintió que sus pechos dolían. Ya le había ocurrido antes, incluso le preguntó a Dayanara por qué de sus senos parecía salir leche materna, y ella le mintió inventando una causa. Pero ahora escuchaba el sonido de la barriguita de Mateo sonar, y cada vez que se lamía los labios, las punzadas eran más fuertes.―Debo llevarte con tu madre ―le dijo al bebé, totalmente confundida. Al mencionar la palabra madre, algo que no recordaba le hacía entender que era ella, ella era su madre.El pequeño le agarró un dedo pulgar, tratando de alejar de su madre aquel poderoso ilusionismo que nublaba sus sentidos. Pero era un embrujo oscuro, una magia que contrastaba con la suya, como dos energías poderosas pero inversas. Un brujo de magia blanca no podía romper un hechizo hecho por un brujo de magia oscura, y él apenas era un bebé hábil que trataba con afán, pero no l
Minutos después, Elijah se había duchado y vestido con algunas prendas que el alfa le facilitó, mientras que el rey gnomo esperaba pacientemente sentado en la sala de aquella casa, siendo atendido con tanta cordialidad como nunca imaginó. Los lobos eran seres peligrosos para su especie, por eso nunca se dejaban ver de ellos, pero ahora estaba viendo una parte que nunca se detuvo a mirar, que también era tan vulnerable como los gnomos, seres amistosos que únicamente añoraban existir aunque con su naturaleza distinta, valía la pena conocerlos.Mientras tanto, Marlen había entrado al baño a lavarse el rostro, pero llevaba un buen tiempo allí dentro.—Mi luna, ¿estás bien?— le preguntó Elijah a Marlen, sintiéndose mortificado, mientras permanecía de pie frente a la puerta cerrada, oyendo su llanto desgarrador.~¡Humano, tira esa puerta, debemos abrazarla!~, pedía Atlas insistente, haciendo vibrar el pecho de Elijah.~No, Atlas. Debemos darle su espacio~.—Estuve a punto de romperte, pero
—No lo harán, tengo un plan—, le aseguró Marlen a su amado, luego desvió la mirada hacia su padre y sonrió. —Lleva a mi copito a casa, cuídalo, y si le da hambre, dile que yo volveré pronto para alimentarlo—, pedía, tocando la manita del bebé que dormía ajeno a que su madre volvería al nido de víboras.—Mi luna, no cometas una locura. No quiero decir que la persona que vayas a rescatar sea mala, pero últimamente no confío ni en mi propia sombra, porque muchas veces hasta yo me traiciono—, le aconsejó Elijah tratando de convencerla.—Debo hacerlo, rey lobo.—Elijah, llámame por mi nombre. Se siente menos distante, por favor, mi luna—, ella asintió, brindándole una sonrisa que le acarició el corazón.—Bien, Elijah. Necesito saber por qué mi abuelo esconde a esa mujer en ese lugar tan siniestro, y por qué esconde su rostro. Él me quería utilizar para dañar a mi verdadera familia, debo conocer qué esconde para poder detenerlo. Te aseguro que si esa persona resulta ser perversa, yo misma m
—Lo hice porque no quiero que te dañen. No sé qué te dijo el rey lobo, pero te aseguro que él no es inocente. También te mintió y te utilizó. Hablemos, hija—, pedía ella con una mano extendida y cerró los ojos cuando un ataque de Marlen la hizo volar por el aire hasta que cayó bruscamente al suelo.—¡No me llames hija!—, el grito furioso de Marlen provocó que algunos cuadros colocados en las paredes de ese pasillo de piedra cayeran al suelo y las runas talladas se movían como si tomaran vida propia.—Por favor, Elara, no dejes que envenenen tu mente. Te aseguro que tengo una razón de peso para haberte lastimado de ese modo —, justificaba Dayanara intentando sentarse, pero de repente y sin verlo llegar, estacas de hielo surgieron desde el piso atravesando sus manos y piernas.—¡Ahhh!—, soltó en un quejido de dolor, viendo cómo la sangre brotaba de esas heridas, y la carne atravesada por ese hielo mágico parecía congelarse.—Te pedí que no me obligues a convertirme en un monstruo. No po
Los gnomos crearon una barrera con su poder, una que a los brujos les costaba penetrar con su magia. Mientras tanto, otros con las manos firmes en la tierra hacían que varias enredaderas con vidas propias salieran debajo de la tierra, atacando a los brujos, los cuales se defendían cortándolas con magia o con los filos de sus espadas.Frente a ellos había dos tropas de brujos que claramente no eran el 5% de las legiones que tenía Diamantím. Estaban peleando descoordinados, todos con un solo propósito en mente: aniquilar a Marlén. Esta se estaba recuperando de aquel ataque, la tela que cubría su espalda ya no estaba. Las llamas azules se encargaron de consumirla, al igual que parte de la piel de su espalda, la cual su gen regenerativo iba curando lentamente. Apenas se podía cubrir los pechos con un trozo de esa tela. Los brujos, con sus ojos llenos de malicia, se abalanzaban sobre ella mientras los preocupados defensores luchaban por protegerla.—Permíteme, mi luna— le dijo Elijah, inci
A la mañana siguiente, Nerea peinaba el cabello de Marlén, notando su postura rígida y elegante. Ella no parecía la mujer que ellos conocían, era totalmente distinta. Aunque no era soberbia, sí parecía una princesa que había sido criada llena de lujos y comodidades.—Luna, su baño está preparado —le avisaron dos criadas cuando salían del cuarto de baño y, antes de salir del aposento, le hicieron una reverencia.—Ella nunca nos dejó preparar su baño, no quería que hiciéramos cosas por ella y ahora solo ordena — le cuchicheó una empleada a otra.—Escuché que no tiene recuerdos, pero no me parece que una persona cambie tanto tan solo porque borraron sus recuerdos. Ella actúa así porque es parte de la realeza. Imagínate, es princesa de dos especies y ahora reina de la nuestra. De verdad que nació con mucha suerte. ¿Viste su postura y cómo la bata de seda parecía ser parte de ella? Nosotras no ponemos esa bata y se nos nota a leguas que no nos pertenece —comentaba la otra criada de manera
—¡Supremo! — exclamaron todos cuando lo escucharon aclararse la garganta. Estaban tan concentrados en el espectáculo frente a ellos que no usaron sus sentidos para percibir que Elijah estuvo allí, oyendo todo desde que comenzó, y aunque no podía ver más que una oscuridad terrible, Lucius le narró la escena, mientras él sonreía divertido, asombrado y animado porque su luna estaba mostrándoles a sus guerreros cómo se pelea. De ser la chica que corría de los wendigos, ahora era la que pateaba trasero. Era un cambio del cielo a la tierra.—Supremo… Yo le juro que no la he lastimado. Nuestra luna insistió y no podíamos negarnos — se justificaba el lobo asustado; sin embargo, para sorpresa de todos que no sabían que Elijah estaba ciego, él pasó por su lado, caminando como de costumbre, sin titubear. Llegó hasta quedar frente a Marlen, pues con su gran olfato y audición desarrollada, no necesitaba de los ojos. En realidad, estar así no era un castigo para él, porque estando de ese modo podrí
Mientras la lluvia de agua fría caía sobre su rostro, Elijah pensaba en lo silencioso que estaba todo y le preocupaba. Los brujos seguían sin dar señales, algo poco común en alborotadores como ellos que no desaprovechan ninguna oportunidad.—Ese rey hediondo odia a los híbridos ¿Por qué dejó vivir a Marlen? ¿Y por qué parece que la estaba entrenando? Aún no logro descifrar sus propósitos— murmuró Elijah con los brazos en tensión contra las baldosas, estaba tan confundido. No sabía por qué algo en su interior le hacía sentir que había más de lo que podía ver o entender.—Ustedes son tan distintos, son seres armoniosos y unidos — le habló Marlen, cuando lo percibió saliendo del cuarto de baño. Él, que estaba secando su pelo con una toalla, se detuvo a ver a su pequeña luna reclinada en el balcón que poco utilizaba.—Sí, están felices, aunque antes de todo esto éramos más unidos— le susurró al oído cuando llegó a su lado, abrazándola por la espalda y ella, aunque se estremeció, no lo al