Mientras la lluvia de agua fría caía sobre su rostro, Elijah pensaba en lo silencioso que estaba todo y le preocupaba. Los brujos seguían sin dar señales, algo poco común en alborotadores como ellos que no desaprovechan ninguna oportunidad.—Ese rey hediondo odia a los híbridos ¿Por qué dejó vivir a Marlen? ¿Y por qué parece que la estaba entrenando? Aún no logro descifrar sus propósitos— murmuró Elijah con los brazos en tensión contra las baldosas, estaba tan confundido. No sabía por qué algo en su interior le hacía sentir que había más de lo que podía ver o entender.—Ustedes son tan distintos, son seres armoniosos y unidos — le habló Marlen, cuando lo percibió saliendo del cuarto de baño. Él, que estaba secando su pelo con una toalla, se detuvo a ver a su pequeña luna reclinada en el balcón que poco utilizaba.—Sí, están felices, aunque antes de todo esto éramos más unidos— le susurró al oído cuando llegó a su lado, abrazándola por la espalda y ella, aunque se estremeció, no lo al
—¡Idiota! — le gritó, ya con sus ojos normales. — Si te hubieras atrevido a vender tu humanidad, yo estaría cortando tus pelotas —. Elijah recibió otro pescozón. — ¿Cómo te atreviste a pensar que yo me había ido por poder, dejando a mi hijo abandonado, imbécil? ¿Qué te hizo pensar que esa noche que te vi sufrir, la pasé genial, fuera de ese estudio abandonado? ¿Acaso sabes el dolor que me causó mirarte sin saber qué hacer?, ¡estúpido!—. Con esta última reclamación, Marlen le puso una mano en la cabeza, permitiéndole ver cómo ella vinculó sus corazones para sufrir por él en cada luna llena.—¿Fue por esta razón que esa noche me dijiste que no dejarías que tu presencia me cause dolor? — le preguntó él con los ojos aguados, y ella asintió sonriente.—Eres muy tonto, pero aun así te amo, mi ser superior—. Elijah se quedó sin aliento, no podía procesar que su luna fue capaz de eliminar un hechizo oscuro y que la marca era tan poderosa que sobrepasó el maleficio. Sin saber que en ese moment
Marlen no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. Se quedó estática en su lugar, sin poder llorar. El llanto se trancaba en su garganta; eran demasiados golpes juntos. La vida le estaba dando una lección que no creía merecer. La mujer que le dio la vida solo la dejó tirada, y la recogió cuando le pareció de utilidad, jugando con su vida como si fuera un muñeco sin valor, borrando hasta los recuerdos de su hijo. Y ahora, la mujer que le había brindado amor verdadero, y sin condición, murió sin despedirse. Estaba tendida en una cama frente a sus ojos y no sabía qué hacer.—Amiga…— murmuró Sabrina, viéndola desde la cama, subida sobre ella, agarrando la mano de Julia mientras lloraba. Todos estaban expectantes esperando la reacción de Marlen, la cual seguía en shock.Marlen fue dando pasos como un alma en pena, y al fin las lágrimas abandonaron sus cuencas. Sentía que flotaba, no podía creer que esta fuera su realidad. Cuando al fin creyó que volvería a ser feliz, se le sumaba esta d
"La muerte de la señora Julia me hizo volver a mi realidad. Amiga, soy humana. No pertenezco a tu mundo. Para lo que ustedes son un puñado de años, para mí será una vida. No puedo pensar en el dolor que les dejaré a ti y a mi amado Thiago el día que muera. Prefiero irme y quedarme en sus mentes como alguien que los abandonó a que me vean morir. Estaba errada cuando creí que esta manada era un hogar para mí. Me equivoqué. Ahora soy consciente de que no es así, de que ese chico tierno y lindo no merece que yo sea su destino. En unos años envejeceré, mientras que él seguirá siendo joven, entonces me dará pena ser su mujer, y dejar que otros me vean a su lado. Creo que lo mejor es irme. Te dejé esta carta para decirte que te quiero muchísimo", leía Marlen, la carta que le dejó Sabrina mientras se cubría los labios con una mano.—¡Sabrina, por qué eres tan tonta!— peleó apretando el papel entre sus manos. Ahora debía pelear al lado de su amado y evitar que los brujos se dieran cuenta de su
—Veo que no me equivoqué. Conseguimos a esta humana saliendo de esa manada y resulta que pude ver en su memoria que es tu mejor amiga. ¿Qué tal si la ponemos sobre el fuego que tú misma creaste?— dijo Arabella maliciosa, mientras hacía un hechizo para hacer que el cuerpo de Sabrina quedará suspendido sobre el fuego.—¡Marlen, ayúdame, no me dejes morir!— gritaba Sabrina mirando esas llamas rojizas frente a sus ojos. Se removía intentando zafarse, pero era imposible. Solo veía cómo era cada vez acercada al fuego.Angustiada, Marlen levantó sus manos hacia el cielo. Sus ojos brillaron mientras pronunciaba antiguas palabras de poder. A pesar de ver que Diamantim aprovechaba para incitar aquel hechizo lanzado por ella, para hacer que las llamas rugieran vorazmente, amenazando con consumir a su amiga, no se detuvo. No vaciló, sino que se conectó con la fuerza primordial del viento, canalizando su energía, sintiendo cómo la brisa mágica cobraba vida a su alrededor.Los lobos se cubrían los
—Un pulgoso tan mediocre como tú no podrá acabar conmigo— fanfarroneó Diamantim después de verse a salvo, lejos de esas garras que en un segundo le provocaron más dolor del que nunca había recibido. Draven apareció en medio de todo, con Alaric atrapado como un guiñapo, que no podía moverse si no se lo indicaban. Ese brujo perverso lo convirtió en su marioneta. —Camina— le decía, y el lobo que antes ambicionaba con la supremacía de los lobos daba pasos involuntariamente, hasta que fue expuesto ante su propia gente. —No me serviste de nada, lobo ridículo— le dijo Diamantim a un Alaric aturdido, que ni siquiera tenía idea de lo que ocurría hasta que Draven le dijo: —Nunca trabajé para ti. En realidad, estaba a tu lado para manipularte a darle batalla al rey perro. Alaric no pudo ni tan siquiera protestar, su cabeza fue quitada de su cuello por el filo de una espada, y su cuerpo cayó inerte, siendo su decapitación una lección para cada lobo que una vez se atrevió a apoyar sus planes.
—No soy tu hija. Mi madre se llamaba Julia. Murió y no pude despedirme de ella por tu culpa. Reina bruja, mantengamos la distancia. No seremos enemigas, pero tampoco amigas— dejó muy claro.En cambio, Arabella aún seguía en un estado de shock. Su abuelo, a quien ella consideraba indestructible, fue asesinado por Marlen con tanta facilidad que parecía un chiste amargo. Sintió miedo. No era tonta. Sin apoyo, no lo enfrentaría. Observó al beta de Elijah, el que descubrió justo en esa guerra que es su compañero destinado, su adversario, un lobo, un ser que aborrecía, pero al que muy en el fondo no quería rechazar.—Supremo, permítame hacer algo antes— pidió Lucius cuando todas las tropas (brujos, gnomos y lobos) se estaban retirando.Elijah asintió sin entender qué haría su beta, pero inmediatamente lo supo cuando lo escuchó decir:—Yo, beta real, renuncio a todo vínculo contigo, bruja princesa. Le imploro a mi diosa que nunca haga que nuestro camino se vuelva a unir, porque prefiero la s
En el aquelarre, ocupando el lugar de su padre bajo una gran infelicidad, se encontraba Dayanara, con una familia destruida y sin valor para abandonarlos y correr tras el amor.—Mamá, no nos podemos quedar así, no es justo que dejes que esa mujer tome mis poderes. Mató al abuelo y tiene que pagar, por ello— exigió Draven frente a los otros brujos.—No haremos nada, ya perdimos una guerra injustificada. Tu abuelo buscó su muerte por cuenta propia y solo él es responsable de su destino. En cuanto a ti, por trabajar a escondidas bajo sus órdenes, conociendo su secreto, tendrás que permanecer encerrado. Conocías todas sus maldades y decidiste callar y servirle— anunció Dayanara sin mirar a su hijo a la cara, y este cayó de sus piernas.—Mamá, estás siendo más tirana que nuestro abuelo. Se te nota la amargura, nos condenas a nosotros porque la perdiste a ella, la hija que concediste con amor. Es injusto, eres nuestra madre— le gritó él mientras era arrastrado por los guardias, mientras Ara