Supremo juguetón.

—¡Supremo! — exclamaron todos cuando lo escucharon aclararse la garganta. Estaban tan concentrados en el espectáculo frente a ellos que no usaron sus sentidos para percibir que Elijah estuvo allí, oyendo todo desde que comenzó, y aunque no podía ver más que una oscuridad terrible, Lucius le narró la escena, mientras él sonreía divertido, asombrado y animado porque su luna estaba mostrándoles a sus guerreros cómo se pelea. De ser la chica que corría de los wendigos, ahora era la que pateaba trasero. Era un cambio del cielo a la tierra.

—Supremo… Yo le juro que no la he lastimado. Nuestra luna insistió y no podíamos negarnos — se justificaba el lobo asustado; sin embargo, para sorpresa de todos que no sabían que Elijah estaba ciego, él pasó por su lado, caminando como de costumbre, sin titubear. Llegó hasta quedar frente a Marlen, pues con su gran olfato y audición desarrollada, no necesitaba de los ojos. En realidad, estar así no era un castigo para él, porque estando de ese modo podrí
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