—Lo hice porque no quiero que te dañen. No sé qué te dijo el rey lobo, pero te aseguro que él no es inocente. También te mintió y te utilizó. Hablemos, hija—, pedía ella con una mano extendida y cerró los ojos cuando un ataque de Marlen la hizo volar por el aire hasta que cayó bruscamente al suelo.—¡No me llames hija!—, el grito furioso de Marlen provocó que algunos cuadros colocados en las paredes de ese pasillo de piedra cayeran al suelo y las runas talladas se movían como si tomaran vida propia.—Por favor, Elara, no dejes que envenenen tu mente. Te aseguro que tengo una razón de peso para haberte lastimado de ese modo —, justificaba Dayanara intentando sentarse, pero de repente y sin verlo llegar, estacas de hielo surgieron desde el piso atravesando sus manos y piernas.—¡Ahhh!—, soltó en un quejido de dolor, viendo cómo la sangre brotaba de esas heridas, y la carne atravesada por ese hielo mágico parecía congelarse.—Te pedí que no me obligues a convertirme en un monstruo. No po
Los gnomos crearon una barrera con su poder, una que a los brujos les costaba penetrar con su magia. Mientras tanto, otros con las manos firmes en la tierra hacían que varias enredaderas con vidas propias salieran debajo de la tierra, atacando a los brujos, los cuales se defendían cortándolas con magia o con los filos de sus espadas.Frente a ellos había dos tropas de brujos que claramente no eran el 5% de las legiones que tenía Diamantím. Estaban peleando descoordinados, todos con un solo propósito en mente: aniquilar a Marlén. Esta se estaba recuperando de aquel ataque, la tela que cubría su espalda ya no estaba. Las llamas azules se encargaron de consumirla, al igual que parte de la piel de su espalda, la cual su gen regenerativo iba curando lentamente. Apenas se podía cubrir los pechos con un trozo de esa tela. Los brujos, con sus ojos llenos de malicia, se abalanzaban sobre ella mientras los preocupados defensores luchaban por protegerla.—Permíteme, mi luna— le dijo Elijah, inci
A la mañana siguiente, Nerea peinaba el cabello de Marlén, notando su postura rígida y elegante. Ella no parecía la mujer que ellos conocían, era totalmente distinta. Aunque no era soberbia, sí parecía una princesa que había sido criada llena de lujos y comodidades.—Luna, su baño está preparado —le avisaron dos criadas cuando salían del cuarto de baño y, antes de salir del aposento, le hicieron una reverencia.—Ella nunca nos dejó preparar su baño, no quería que hiciéramos cosas por ella y ahora solo ordena — le cuchicheó una empleada a otra.—Escuché que no tiene recuerdos, pero no me parece que una persona cambie tanto tan solo porque borraron sus recuerdos. Ella actúa así porque es parte de la realeza. Imagínate, es princesa de dos especies y ahora reina de la nuestra. De verdad que nació con mucha suerte. ¿Viste su postura y cómo la bata de seda parecía ser parte de ella? Nosotras no ponemos esa bata y se nos nota a leguas que no nos pertenece —comentaba la otra criada de manera
—¡Supremo! — exclamaron todos cuando lo escucharon aclararse la garganta. Estaban tan concentrados en el espectáculo frente a ellos que no usaron sus sentidos para percibir que Elijah estuvo allí, oyendo todo desde que comenzó, y aunque no podía ver más que una oscuridad terrible, Lucius le narró la escena, mientras él sonreía divertido, asombrado y animado porque su luna estaba mostrándoles a sus guerreros cómo se pelea. De ser la chica que corría de los wendigos, ahora era la que pateaba trasero. Era un cambio del cielo a la tierra.—Supremo… Yo le juro que no la he lastimado. Nuestra luna insistió y no podíamos negarnos — se justificaba el lobo asustado; sin embargo, para sorpresa de todos que no sabían que Elijah estaba ciego, él pasó por su lado, caminando como de costumbre, sin titubear. Llegó hasta quedar frente a Marlen, pues con su gran olfato y audición desarrollada, no necesitaba de los ojos. En realidad, estar así no era un castigo para él, porque estando de ese modo podrí
Mientras la lluvia de agua fría caía sobre su rostro, Elijah pensaba en lo silencioso que estaba todo y le preocupaba. Los brujos seguían sin dar señales, algo poco común en alborotadores como ellos que no desaprovechan ninguna oportunidad.—Ese rey hediondo odia a los híbridos ¿Por qué dejó vivir a Marlen? ¿Y por qué parece que la estaba entrenando? Aún no logro descifrar sus propósitos— murmuró Elijah con los brazos en tensión contra las baldosas, estaba tan confundido. No sabía por qué algo en su interior le hacía sentir que había más de lo que podía ver o entender.—Ustedes son tan distintos, son seres armoniosos y unidos — le habló Marlen, cuando lo percibió saliendo del cuarto de baño. Él, que estaba secando su pelo con una toalla, se detuvo a ver a su pequeña luna reclinada en el balcón que poco utilizaba.—Sí, están felices, aunque antes de todo esto éramos más unidos— le susurró al oído cuando llegó a su lado, abrazándola por la espalda y ella, aunque se estremeció, no lo al
—¡Idiota! — le gritó, ya con sus ojos normales. — Si te hubieras atrevido a vender tu humanidad, yo estaría cortando tus pelotas —. Elijah recibió otro pescozón. — ¿Cómo te atreviste a pensar que yo me había ido por poder, dejando a mi hijo abandonado, imbécil? ¿Qué te hizo pensar que esa noche que te vi sufrir, la pasé genial, fuera de ese estudio abandonado? ¿Acaso sabes el dolor que me causó mirarte sin saber qué hacer?, ¡estúpido!—. Con esta última reclamación, Marlen le puso una mano en la cabeza, permitiéndole ver cómo ella vinculó sus corazones para sufrir por él en cada luna llena.—¿Fue por esta razón que esa noche me dijiste que no dejarías que tu presencia me cause dolor? — le preguntó él con los ojos aguados, y ella asintió sonriente.—Eres muy tonto, pero aun así te amo, mi ser superior—. Elijah se quedó sin aliento, no podía procesar que su luna fue capaz de eliminar un hechizo oscuro y que la marca era tan poderosa que sobrepasó el maleficio. Sin saber que en ese moment
Marlen no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. Se quedó estática en su lugar, sin poder llorar. El llanto se trancaba en su garganta; eran demasiados golpes juntos. La vida le estaba dando una lección que no creía merecer. La mujer que le dio la vida solo la dejó tirada, y la recogió cuando le pareció de utilidad, jugando con su vida como si fuera un muñeco sin valor, borrando hasta los recuerdos de su hijo. Y ahora, la mujer que le había brindado amor verdadero, y sin condición, murió sin despedirse. Estaba tendida en una cama frente a sus ojos y no sabía qué hacer.—Amiga…— murmuró Sabrina, viéndola desde la cama, subida sobre ella, agarrando la mano de Julia mientras lloraba. Todos estaban expectantes esperando la reacción de Marlen, la cual seguía en shock.Marlen fue dando pasos como un alma en pena, y al fin las lágrimas abandonaron sus cuencas. Sentía que flotaba, no podía creer que esta fuera su realidad. Cuando al fin creyó que volvería a ser feliz, se le sumaba esta d
"La muerte de la señora Julia me hizo volver a mi realidad. Amiga, soy humana. No pertenezco a tu mundo. Para lo que ustedes son un puñado de años, para mí será una vida. No puedo pensar en el dolor que les dejaré a ti y a mi amado Thiago el día que muera. Prefiero irme y quedarme en sus mentes como alguien que los abandonó a que me vean morir. Estaba errada cuando creí que esta manada era un hogar para mí. Me equivoqué. Ahora soy consciente de que no es así, de que ese chico tierno y lindo no merece que yo sea su destino. En unos años envejeceré, mientras que él seguirá siendo joven, entonces me dará pena ser su mujer, y dejar que otros me vean a su lado. Creo que lo mejor es irme. Te dejé esta carta para decirte que te quiero muchísimo", leía Marlen, la carta que le dejó Sabrina mientras se cubría los labios con una mano.—¡Sabrina, por qué eres tan tonta!— peleó apretando el papel entre sus manos. Ahora debía pelear al lado de su amado y evitar que los brujos se dieran cuenta de su