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Observo los ojos muertos de mi bisabuela, toco con delicadeza su hocico y orejas. Ya ni mamá y ni Mía estarán conmigo... gotas de lágrimas bajan por mi rostro. Cada una que sale de mis ojos es para odiar el mundo que ella me enseñó. ¿En verdad vale la pena en forzarse tanto en la vida para esto? La luz de la Luna se debilita mientras el sol sale por el horizonte. Escucho como unas pisadas se acercan en donde me encuentro. No quiero mirar, soy demasiado cobarde. —Así que aquí estas... — dice por medio de la comunicación mental el ser dándome entender que es un licántropo. —Haz hecho que haga esto, solo tenías que dejar de esconderte donde estabas. —No... — contesto en un susurro negando varias veces. —Yo solo seguí lo que me dijo la alfa. —Pues haz hecho que la alfa muera y que yo tome su posición. — comenta con autoridad. Abro mis ojos encontrándome con el techo de mi cuarto sin ninguna emoción, he tenido tantas pesadillas que ya no me producen nada. Por eso od
Escucho pisadas afuera en el monte y me levanto de la cama para dejar colgando el collar en la ventana. Observo cómo las aves salen volando de los árboles, y siento cómo mi cuerpo se pone a la defensiva. Busco la razón por la cual las aves han salido de esa manera. Escucho pisadas de cuatro patas y trato de olfatear para detectar algún peligro. Un aullido de licántropo me sorprende, pero me relajo al notar que no es un híbrido.—Un lobo blanco… —murmuro, describiendo lo que sale del monte, mirándome fijamente.El lobo blanco se dirige hacia la puerta trasera de mi casa. Bajo al primer piso y en silencio camino hacia la puerta trasera. Tomo un b**e de mis hermanos y espero a que el lobo se acerque para golpearlo. Uno, dos y…, cuento en mi mente. Salgo y le doy al lobo con todas mis fuerzas, con los ojos cerrados.—¡Sal de aquí, maldito lobo blanco! —grito, golpeando varias veces hasta escuchar cómo se queja.—¡Ay, Iris! —escucho una voz quejándose. —¡Ya basta, soy tu prima!Abro los ojo
Me levanto de la cama para dejar colgando el collar en la ventana. Observo como las aves salen volando de los árboles del monte. Escucho un aullido que se acerca y me pongo alerta. —Por favor que no sean híbridos otra vez. — comento mirando mejor por la ventana. —Un lobo blanco... El lobo blanco corre por el monte y se dirige hacia la puerta trasera de mi casa. Bajo al primer piso y en silencio camino hacia la puerta que está en la parte trasera. Tomo un b**e de mis hermanos y espero a que el lobo se acerque a la puerta para darle. Uno, dos y... salgo dándole al lobo a todo dar con los ojos cerrados. —¡Sal de aquí maldito lobo blanco! — grito cerrando mis ojos, dándole con todas mis fuerzas varias veces al intruso hasta escuchar cómo se queja. —Ay, Iris. — escucho como se queja. —¡Ya basta, soy tu prima! — abro mis ojos y veo como Killa trata de protegerse de mis batazos. Me detengo y le sonrió riendo con inocencia. Escondo el b**e detrás de mí como si eso fuera l
Me dan un puño en el estómago. M****a, todo esto por tomar en cuenta los consejos de mis padres y hermanos. Rechacé tomar clases para sacar a "mi loba" en el sur, ya que cuando me gradué voy a estar tiempo demás ahí. Ya saben cosas de padres de que no quieren que sus hijos dejen el nido. —Vamos sácalo. — manda mi maestra gruñéndome dándome otro puño. Escupo sangre, respiro con dificultad y niego logrando que la maestra caiga al suelo derrotada. Observo el salón en el que estamos y creo que sigue intacto desde hace siglos. Hay cadenas de plata, instrumento para tortura y otras cosas. La sala es oscura, solo la mayoría de luz entra por la ventana que esta sobre me cabeza. —Tres días. — susurro dándome cuenta que no hemos descansado en tres días. Todos las alfas, menos Anastasia, estan encantado con el grupo de Max, Jafet y yo. Es lo mejor que han hecho en siglos, somos el grupo más eficiente dentro de las cinco naciones. Pero dentro de todo lo bueno hay algo malo
—¡Iris ya basta! — manda Max enojado pero ni me inmuto a mirarlo. Ignoro la situación y analizo donde me encuentro al sentir una brisa fría. Me encuentro afuera... noto como la pared de la sala en la que me encontraba está derrumbada. Me giro para enfrentarme al monte verde lo cual ahora tiene arboles caídos en el suelo. No otra vez... Anastasia respira con dificultad en el suelo y algunos lobos la acompañan en esa situación. Por lo menos no he matado a nadie. Miro nuevamente hacia donde se encuentra Sahara la cual respira como si se le estuviera yendo la vida. —Sahara... — susurro su nombre caminando hacia donde ella, pero Max se interpone agarrando mi brazo. —Es una orden de la alfa, no debes de intervenir. — me empuja un poco, pero yo lo tomo por su camisa mirándolo a los ojos. —Aléjate. — mando con tal autoridad que ni tan siquiera me mira dejándome a mi algo sorprendida. Noto como unos lobos se acercan a Sahara que respira con dificultad y chil
Observo los ojos sin vida de mi bisabuela y acaricio su hocico y orejas con delicadeza. Ni mamá ni Mía estarán más conmigo… Lágrimas empiezan a correr por mi rostro. Cada una que cae de mis ojos es un recordatorio del odio que siento por el mundo que ella me enseñó. ¿Realmente vale la pena esforzarse tanto en la vida para esto?La luz de la luna se debilita mientras el sol se asoma en el horizonte. Escucho pasos acercándose. No quiero mirar, soy demasiado cobarde.—Así que aquí estás… —dice una voz a través de la comunicación mental, revelando que es un licántropo. —Solo tenías que dejar de esconderte.—No… —respondo en un susurro, negando repetidamente. —Solo seguí lo que me dijo la alfa.—Pues has hecho que la alfa muera y que yo tome su lugar —comenta con autoridad.Abro los ojos y me encuentro mirando el techo de mi cuarto, sin ninguna emoción. He tenido tantas pesadillas que ya no me afectan. Por eso odié ver cómo Max intentaba levantarse durante nuestro duelo. Podía morir intenta
Horas después: Observo como amanece en la desértica tierra del sur desde el avión. Un gran desierto y partes de la selva es el hogar de esta nación. Grandes culturas vivieron en este extenso terreno desértico desde hace millones de años. —Favor de abrocharse, descenderemos en unos minutos. — notifican las azafatas a cada persona que está en el avión. Me abrocho el cinturón con manos temblorosas. Odio ir en avión, siento como la turbulencia se empieza a sentir haciendo que me aguante del asiento. Puedo imaginarme sin mucho problma cayendo y muriendo como en las películas de terror. —¿Nerviosa? — cuestiona mi padre al ver cómo me aguanto del asiento. —Algo... — le contesto sin dejar que vea mi miedo de ir en avión. Escucho como mi padre ríe, creo que mi cara delata lo que de verdad siento. Cierro mis ojos cuando siento que estamos descendiendo. Canto en mi mente para alejar el hecho que estoy en un avión. —Primero iremos a la universidad, ¿no am
—Gracias. — agradezco al entrar a la oficina, la mujer sigue concenrada en la computadora. Suspiro y me concentro en la oficina a lo que ella termina. Papeles hay por doquier, específicamente de animales que no he visto en mi vida. Mas algunos cuadros que tienen dibujados las esfinges de Upuaut. Solo hay dos ventanas circulares en la oficina dejando que pase un poco de luz. —Estan fuera de las cinco naciones. — comenta la mujer que me da la espalda, viro un poco la cabeza sin entender a que se refiere. —Los animales, bestias, seres... algunas son antiguas y otras han evolucionado. —¿Y no te han descubierto el gobierno? Depues de todo es contra las leyes investigar cosas fuera de las cinco naciones, — pregunto acercándome a los papeles, escucho como ríe. —Creo que es lo bueno de no ser parte de esas idiotas manadas. — contesta sin mirarme. Olfateo y siento un olor parecido de un licántropo pero me arde olfatearla. Frunzo mi ceño ante tan raro olor, me recue