El día de emprender el vuelo había llegado, Tanok se resistió a llevarse a su mujer, pero ella no se dejó convencer, ella debe estar a su lado y enfrentar todo lo que hay juntos. Los niños por su lado no pudieron convencer a sus padres de dejarlos a cargo de su hermano mayor en el mundo sobrenatura
―Bueno, conocer a la Diosa Luna, desde luego la asombrará muchísimo… ―No soy más una Diosa. ―Gruñó. ―Por supuesto que lo eres, no moriste, así que no hay una reencarnación de ti, sigues siendo la Diosa, únicamente que ahora no cuentas con tu poder. ―Enola se dejó abrazar, su alfa siempre sabe qué
―Cielo, no seas tan grosero. ―Enola le sonrió al hombre que fue capaz de echar a su alfa de su propio reino. ―Venimos en son de paz, a dialogar y de no llegar a un acuerdo, entonces haremos las cosas como a mi esposo le gusta. ―Su dulce voz no denotaba más que amenazas y el hombre las percibió sin p
―Sin duda sigues siendo una Diosa. ―Le susurró al oído. ―Fuiste capaz de que la persona más incómoda de toda la fiesta se uniera y disfrutara. ―Enola miró esos hermosos ojos y sin poder evitarlo, tiró de él y lo besó con deseos. ―Solamente trato de entender a los demás, es todo. ―Susurró entre sus
―¿Sabes tú que nuestros padres pueden castigarnos aún estando a miles de kilómetros? ―Lo miró furioso. ―Mamá dijo que debías controlarte, Tahiel, ¿Golpear a un chico más grande que tú solo por qué hizo algo que a Valentina no le gustó? ¡Ella te ha dicho que puede defenderse sola! ¡No olvides tu edad
―¿Se están divirtiendo por lo menos? ―Quiso saber Tahiel. ―Sí, por supuesto. ―La emoción de Enola hizo vibrar el corazón de Tanok. ―Su padre sabe muy bien como sorprenderme, ¿Pueden creer que me llevó a un restaurante que está justo dentro de un zoo? ―Los niños se emocionaron al escucharla tan anim
Tanok le dio un último beso a su mujer en los labios y tras ponerse en pie, respiró profundo, está jodidamente duro, ¿Por qué Jessica decidió aparecer justo en ese instante? Cerró los ojos con fuerza, si está ahí es porque algo importante pasó. ―¿Crees que ya encontraron a la bruja suprema? ―Enola
―¿Qué haces? ―Corrió a ella al verla aferrada a la puerta y sangrando por la nariz. ―¡Debiste quedarte sentada! ―La tomó en brazos y la llevó a la habitación para acostarla y limpiarle la sangre, ahora tose hasta parecer ahogarse. ―No debiste esforzarte, yo jamás me alejaría de ti. ―Comenzó a limpia