―Mamá se ha esforzado nuevamente. ―Tahiel le hincó el diente a la tostada. ―Estoy muy preocupado, no debería estar preparando el desayuno para nosotros. ―Miró a su padre, quien estaba echado a un lado de la mesa. ―Empeora cada día, ¿No crees que deberíamos buscar a alguien que nos ayude? ―Tanok miró
―Papá, ¿Qué te sucede? ―Valentina fue tras su padre, se le ve pálido y bastante asustado. ―Papá, háblame, ¿Qué te está sucediendo? ¿Por qué actúas tan asustado? ―El hombre no escuchó a su hija, levantó el teléfono y llamó a la policía. ―Es una bestia, en la casa de mis vecinos hay una bestia. ―Grit
―Necesitamos hablar con tu madre, ¿Puedes traerla aquí? ―No, mamá no se siente muy bien. ―Se negó Tahiel cerrando un poco más la puerta. ―Tenemos que hablar con tus padres, por favor, llámala o nos veremos obligados a entrar al no ver a un adulto responsable. ―Tahiel trató de cerrar la puerta, per
Quieto ante la situación, pues los niños están usando su poder sin algo en específico y por alguna razón se le hace imposible hasta respirar, ¿Qué es lo que estaban haciendo? Se preguntó al sentir su corazón, reducir sus palpitaciones, ya sus pulmones no estaban funcionando y su cabeza cada vez daba
El día de emprender el vuelo había llegado, Tanok se resistió a llevarse a su mujer, pero ella no se dejó convencer, ella debe estar a su lado y enfrentar todo lo que hay juntos. Los niños por su lado no pudieron convencer a sus padres de dejarlos a cargo de su hermano mayor en el mundo sobrenatura
―Bueno, conocer a la Diosa Luna, desde luego la asombrará muchísimo… ―No soy más una Diosa. ―Gruñó. ―Por supuesto que lo eres, no moriste, así que no hay una reencarnación de ti, sigues siendo la Diosa, únicamente que ahora no cuentas con tu poder. ―Enola se dejó abrazar, su alfa siempre sabe qué
―Cielo, no seas tan grosero. ―Enola le sonrió al hombre que fue capaz de echar a su alfa de su propio reino. ―Venimos en son de paz, a dialogar y de no llegar a un acuerdo, entonces haremos las cosas como a mi esposo le gusta. ―Su dulce voz no denotaba más que amenazas y el hombre las percibió sin p
―Sin duda sigues siendo una Diosa. ―Le susurró al oído. ―Fuiste capaz de que la persona más incómoda de toda la fiesta se uniera y disfrutara. ―Enola miró esos hermosos ojos y sin poder evitarlo, tiró de él y lo besó con deseos. ―Solamente trato de entender a los demás, es todo. ―Susurró entre sus