―Entonces pelearemos sin importar nada. ―Tanok estaba dispuesto. ―Si dices que no tenemos oportunidad con ellos, hay que salir de la aldea y enfrentarlos afuera, somos lo suficiente para detenerlos hasta que tú huyas con nuestros hijos.―¿Cómo podría yo sacrificar a todos por mi propia vida? ―Lo mir
―¡Ahora! ―Los más fuertes atacaron directamente a Enola, así obligándola a alejarse del resto. Enola intentó defenderse, pero la falta de práctica se lo hace difícil, el temor a perder el control y lastimar a quienes no debe, la limita más que nada.―Es débil, Diosa, estar entre los mortales no le h
―Fueron capturados. ―Tiraron a los salvajes al suelo totalmente indefensos. ―No quieren responder a nuestras preguntas, pero deduzco que solo son estos tres. ―El alfa miró a los tres salvajes. ―¿Por qué se acercaron a mi manada? ―Preguntó con tono intimidante. ―¿Acaso no saben ustedes que quien per
―Fueron los tres años más largos de mi vida. ―No le quitó la mirada de encima a Naran. {Mía} Rasguñó su lobo {Mi luna, mía} ―Lo sé. ―Enola sonrió mirando a la chica a su lado. ―Ahora tiene la edad. ―Asintió llena de felicidad al saber que finalmente podrá reclamar a su luna. ―Alfa. ―Naran hizo un
Patrullaje, junta con el consejo, ayudar a su gente en las tareas generales, ayudar a sus aliados y dedicarles tiempo a sus hijos. Ser madre, Diosa y alfa no es fácil, pero Enola lo lleva lo mejor posible y jamás se queja. ―Mamá. ―Huilén se acercó a su madre. ―¿Podemos ir contigo a la manada vecina
{Entonces morirán en vano} Sentenció acelerando el paso. {¡Nada nos va a detener!} {Padre} Ikal se colocó a su lado izquierdo. {Es la segunda manda que se nos atraviesa, nos falta mucho para llegar, ¿No es mejor una retirada?} Tanok no lo escuchó, inició el ataque y todos sus guerreros le siguieron
Enola se asombró por aquello, ella es una deidad, no debería tener a un destinado, pero recordando que ahora es como una loba normal, ignoró ese sentimiento al igual que Tanok y ambos se atacaron sin importar nada. Ambos humanos estaban denominando a sus lobos a pesar de que ellos intentaban parar d
―¿Qué haré si les devuelvo la memoria y me odian? ―Kato sabía que el consejo que le daría podría ser un problema en el futuro, pero de no hacerlo ella jamás se animaría. ―No se los devuelvas, acércate a él, busca las respuestas y después ves que hacer. ―Enola se estremeció por el sollozo. ¿Acaso es