Bebe el último trago de cerveza. Deja la botella sobre la mesa y sale de la cocina. Sube las escaleras y se dirige a la habitación de su hija. Está dormida. Entra a la habitación. Se acerca y acaricia su cabeza. Mientras lo hace le descubre una marca de mordida en su cuello. Frunce el ceño. No le gusta la idea de que Luisa le pertenezca a Raúl, por ello aprieta sus puños con fuerza. Sale de la habitación. Vuelve a bajar las escaleras y sale de la casa. Se sube al auto y emprende el viaje hacia la mansión. Acaba de tomar una decisión. Dejará que Raul viva en esa casa con su hija. Mientras que el, vivirá en la mansión junto a sus soldados y demás empleados.
Llega a la mansión. Estaciona el auto frente a la entrada. Se baja del auto. Es recibido por uno de sus empleados y uno de sus soldados. Él los saluda. Entra a la mansión. La mucama hace una reverencia y dice: Bienvenido, señor. Me hace feliz verlo de nuevo por aquí. A lo que él responde: Muchas gracias. Le pide que le prepare un baño de agua caliente. Ella le dice que enseguida lo hará. El sube las escaleras y va a su habitación. Se desnuda. La mucama entra a la habitación con el permiso de él y le entrega la ropa en sus manos. Victor se lo agradece. La mucama sale de la habitación y él se mete a bañar. Entre tanto, en la casa, Luisa se despierta. Mira a Raul y sonríe. Se levanta con cuidado de la cama para no despertarlo. Sale del cuarto. Llama a su padre, pero no hay rastros de él por ninguna parte. Lo busca por toda la casa, pero no está. Lo único que está, es el aroma de sus dulces feromonas. En eso Raul baja las escaleras. Encuentra a la joven en la sala. La misma está cubierta con unas sábanas blancas de seda. El se acerca y le rodea con sus brazos sus cintura. Pega su cuerpo al suyo. La besa en el cuello. Le pregunta qué es lo que pasa, a lo que ella le responde que está preocupada. Él le pregunta por qué. A lo que ella responde, por su padre. No sabe a donde está. No sabe si está en un bar, en el parque. O bien, en la mansión. Si es así, no logra entender el motivo de porqué se fue a ese lugar. Aunque una parte de ella puede que se lo imagine. Raul le pide que no se preocupe por él, porque de seguro está bien. Lo más probable es que esté en la mansión, pensando y reflexionando sobre lo que estuvo a punto de hacer con ella. Luisa todavía no lo puede creer. Le aterra la idea de pensar, que su primera vez, pudo ser con su padre. Se siente avergonzada de ella misma. Sobre todo, cuando piensa en lo que pudo haber pasado si Raúl no llegaba a tiempo para impedirlo. Al ser consciente de ello se pone nerviosa y se asusta. Raul le dice que se quede tranquila. La abraza para que se sienta segura y protegida. Le promete que las cosas se van a arreglar. Ella no lo cree así. Está convencida de que la relación con su padre no volverá a ser la misma de antes. Incluso puede llegar a ser peor que ahora… **** Sale de la ducha. Se seca el cuerpo con la toalla. Lo mismo hace con el cabello y la espalda. Va al cuarto y se pone la ropa. Sale del cuarto. Camina hasta su despacho. Tiene una conversación privada con uno de sus soldados. Le pide que mantenga vigilado a Raul. El soldado se impresiona. No acostumbra a hacer ese tipo de trabajo. Generalmente lo hace Francisco. Pero Francisco no está. Tuvo que salir de urgencia al hospital. Y no hay otro que pueda reemplazarlo. Así que tendrá que ser el. Se pregunta: ¿Quién es Raul?. Victor parece haber leído su mente. Le cuenta que es un empresario y que está saliendo con su hija. El soldado se queda una vez más impresionado. Jamás pensó que Luisa pudiera estar saliendo con alguien. Siempre tuvo la esperanza de ser él, el encargado de engendrar a sus cachorros en ella. Aunque eso a su jefe no le gustara la idea. Se imaginaba tener toda una vida con ella. Con sus cachorros. Todos viviendo en una enorme mansión. O en cualquier lugar que les fuera acogedor. Nunca fue exigente en eso. Lleva años viviendo en un departamento. No es grande. No es la gran cosa. Pero al menos tiene donde dormir. Los vecinos están algo molestos. Pero eso no le importa. El casi no habla con ellos. No porque no quiera. Cada uno está metido en sus cosas y no tienen tiempo para socializar o para llevarse bien con los demás. Dominique es uno de ellos. Además el costo del alquiler no es tanto. Es más bien accesible. Contrario a eso, permanece en silencio y presta atención a cada una de las palabras que dice su jefe. Está más que listo para realizar su trabajo. A Victor le complace saber que lo ha aceptado. A su vez le informa que ya se puede ir. Dominique se levanta de la silla y sale del despacho. No le avisa a nadie a donde va. Solo se sube al auto y emprende el viaje hacia la Ciudad. Llega y estaciona el vehículo en dos casas que están más antes de la de su jefe. Apaga el motor. Desde esa distancia y por el parabrisas, puede ver a Luisa despidiéndose de Raul con un beso en la mejilla. Incluso la ve cuando entra a la casa y cuando Raul se mete en su auto. Es hora. Pone de nuevo el coche en marcha y sigue a Raul hasta un bar. Allí descubre que le está siendo infiel a Luisa con una chica. Es joven y bonita, pero no tiene más que solo 15 años de edad. Ante la ley, Raul puede ir preso por eso. A no ser que la marque. En ese caso, ante la ley, la cachorra le pertenece a él. Porque en ese caso, ella ya es considerada mayor de edad, aunque no sea así. Llama a su jefe para informarle lo que acaba de ver. Al oír eso, Víctor se enfurece y le pide que lleve a Raul lo más antes posible a la mansión. Dominique acata la orden. Solo tiene que esperar a que esté solo. Eso puede llevar mucho tiempo. Quizás una o dos horas más. O puede que incluso un poco más. ¡Quién sabe! Sin embargo, no le importa esperar. Sobre todo cuando sabe que hay una jugosa recompensa de por medio.Pasan las horas. Raul se despide de la cachorra con un beso en los labios. Le ayuda a conseguir un taxi. Hace que se suba en él. Le cierra la puerta y luego la despide abanicando su mano. Va a su auto. Abre la puerta del lado del conductor. Es hora. Dominique baja de su coche. Se dirige a la cajuela. La abre y saca un palo de madre. Cruza la calle. Ve que Raul sigue dando la espalda y sin pensarlo dos veces golpea su cabeza con fuerza. Raul cae al suelo. Dominique se deshace del palo y carga a Raul en su hombro derecho. Lo lleva a su auto. Lo recuesta en el asiento trasero. Cierra la puerta y se sube del lado del conductor. Pone en marcha el coche y emprende el viaje hacia la mansión de su jefe. Una vez allí, lo traslada a una habitación del segundo piso. Lo recuesta en la cama y sale de la habitación. Se dirige a la sala del trono donde está su jefe. En ese lugar se encuentra condenando de muerte a uno de sus soldados. El soldado grita y suplica para que no lo mate. Pero Victor hace
Victor: ¿Sorprendido?, pregunta. Raul asiente con la cabeza y responde: Si. Y mucho- por su lado Victor esboza una leve sonrisa y dice lo siguiente: “No eres el primero. Ni el último en sorprenderse. Pero no es de mi cargo de lo que voy hablar. Sino de Luisa. Me llegó información de que estuviste con una Omega de 15 años de edad, luego de haberte acostado con mi hija. Ahora yo me pregunto: ¿estas jugando a dos puntas? o…¿me vas a decir que esa Omega no significa nada para ti? ¿Eso me vas a decir? Yo lo pienso bien antes de responder. No vaya a ser cosa que mañana amanezcas muerto en tu cama”. Raúl: “No hace falta amenazar. Porque…no voy a negar el hecho de que, me bese con esa cachorra. Pero hay una razón de porqué lo hice. Estuve saliendo con ella. Y estaba rompiendo mi relación con ella para poder estar Luisa. Esa es la verdad. Solo le di un último beso y la relacion se termino” Victor: “Mira que interesante. Casi parece creíble. Pero obviamente no lo es. Porque te recuerdo que n
Está inquieta. Le preocupa su madre. Llama a su padre por celular, pero no contesta. Se pregunta: ¿estará todo bien?. Mira por la ventana. Espera ansiosa a que su padre regrese. Pero nada. No hay ni rastros de él por ninguna parte. Los minutos se convierten en horas. Y las horas se convierten en días. ¿Qué estará pasando? se pregunta. Sale de su habitación. Camina por el pasillo y se detienen. Mira a su izquierda. En la pared hay colgado un cuadro. Es su madre. Se acerca. Acaricia la imagen. De sus ojos salen unas pequeñas lágrimas. Quiere llorar, pero se contiene. Escucha que alguien abre la puerta. Se apresura. Sabe que es su padre. Llega a donde está él. Lo saluda con un Hola y un beso en la mejilla. Le pregunta si está todo bien. El le dice que su madre sigue en terapia, pero muestra signos de mejora. Luisa se alegra. Tiene la esperanza de que su madre salga adelante. Por otro lado, su padre aún tiene dudas de eso. Pero no se lo cuenta a ella. No la quiere preocupar más de lo q
Pasan los minutos y se queda profundamente dormida. Sueña. En el sueño ve a su madre. Está completamente recuperada. O al menos eso parece. Ella le sonríe. Lleva puesto un vestido blanco de seda. Su cabello ondulado se mece con el viento. Detrás de ella hay unas antorchas. Están ubicadas alrededor de un objeto que está puesto en el centro. Pero, ¿Qué clase de objeto es? Al parecer tiene una forma rectangular. ¿Acaso es lo que Luisa está pensando? ¿Acaso ese objeto es…?. Mientras trata de responder a esas preguntas, la mujer poco a poco se acerca a ella. Luisa no puede evitar derramar unas lágrimas al ver las condiciones en las que está esa mujer. Su madre la abraza y le dice al oído: “Cuídate mucho, mi pequeña. Y recuerda que mamá te quiere mucho”. Luisa no puede creer lo que escucha. ¿Acaso eso es una despedida?. Suena la alarma. La imagen de su madre desaparece. Abre los ojos. Su celular está sonando. Es su padre. Ella contesta la llamada. La noticia que recibe no es buena. Su pa
Víctor se acerca a su hija. Le dice que es hora hacer los trámites del funeral. Luisa se separa del cuerpo de su madre, se seca las lágrimas y mira a su padre: “Está bien” responde. Salen de la morgue. Se suben al auto y se dirigen a la mansión. Buscan los papeles. Entre ellos los del seguro de vida. Salen de la mansión, se suben al auto y se dirigen a la sala velatoria. Mientras Luisa termina de hacer los trámites, Víctor le avisa a los familiares, parientes, amigos y conocidos que su mujer ha fallecido. Una vez que está todo listo, el personal de sepelio va al hospital a buscar el cuerpo. Luisa y su padre también van para allá. Quieren estar presentes cuando saquen el cuerpo de la morgue. Allí se encuentran con los demás. Ellos les dan sus condolencias. Entre tanto, él cuerpo de Rose es retirado de la morgue. Lo ponen en el cajón y lo cierran. Lo suben a la combi y se lo llevan. Todos los presentes van a la sala velatoria. Poco a poco van llegando más personas. Se acercan, le dan
Llegan a casa. Victor sube las escaleras para ir a descansar a su habitación. Luisa va a la cocina. Se sirve un vaso de agua. Sale de la cocina. Sube las escaleras y va a su habitación. Entra en ella y se sienta a orillas de la cama. Bebe el agua. Deja el vaso sobre la mesa de luz. Hay un portaretrato con la foto de ella y de su madre. Lo agarra y mira la foto. Sonríe levemente. Recuerda con cariño aquel día. Su madre la tenía cargada en brazos. Eran felices. Víctor también lo era. Y a pesar de todo lo sigue siendo. Deja el portarretratos sobre la mesa de luz. Se acuesta boca arriba en la cama. Mira el techo. Su mente divaga unos momentos. La imagen de Raul se refleja en sus pupilas. Aunque no solo su imagen. El aroma de aquel alfa sigue estando presente en sus fosas nasales. Le gusta. La excita. Tanto que siente la necesidad de tocarse. Pero esa necesidad tiene que ver con su celo. Lleva su mano derecha a su entrepierna. Desea tener un pene dentro de ella. Si su padre entrara a la
Llega a la casa. Toca el timbre. El sonido pone en alerta a Víctor. Se levanta. Acomoda sus pantalones y se asoma por la ventana. Es Raul. No esperaba verlo tan pronto. Sale de la habitación. Baja las escaleras. Abre la puerta. Raul lo saluda. Le pregunta si puede pasar a ver a Luisa. Víctor le dice que no. Trata de convencerlo diciendo que salió y que no sabe a qué hora va a regresar. Raul duda de su respuesta. Puede olerla. Es ella. Está en la casa y por alguna razón Víctor no quiere que la vea. Se pregunta por qué. ¿Qué es lo que esconde? ¿Acaso tiene que ver con la inesperada muerte de Rose. No lo cree. Siente que eso ya está formando parte del pasado. Aun así, no entiende porque Victor está tan nervioso. ¿De qué o quién se está escondiendo? No logra entenderlo. Mientras tanto el aroma de la joven no tarda en llegar hasta sus fosas nasales. Se da cuenta de que está en celo. Ahora entiende todo. Víctor la quiere para él. Eso a Raul le molesta. No se lo puede permitir. Empuja a Víc