Pasan los minutos y se queda profundamente dormida. Sueña. En el sueño ve a su madre. Está completamente recuperada. O al menos eso parece. Ella le sonríe. Lleva puesto un vestido blanco de seda. Su cabello ondulado se mece con el viento. Detrás de ella hay unas antorchas. Están ubicadas alrededor de un objeto que está puesto en el centro. Pero, ¿Qué clase de objeto es? Al parecer tiene una forma rectangular. ¿Acaso es lo que Luisa está pensando? ¿Acaso ese objeto es…?. Mientras trata de responder a esas preguntas, la mujer poco a poco se acerca a ella. Luisa no puede evitar derramar unas lágrimas al ver las condiciones en las que está esa mujer.
Su madre la abraza y le dice al oído: “Cuídate mucho, mi pequeña. Y recuerda que mamá te quiere mucho”. Luisa no puede creer lo que escucha. ¿Acaso eso es una despedida?. Suena la alarma. La imagen de su madre desaparece. Abre los ojos. Su celular está sonando. Es su padre. Ella contesta la llamada. La noticia que recibe no es buena. Su padre le avisa lo que ella tanto temía. Su madre acaba de morir. Ahora lo entiende. Aquel sueño si era una despedida después de todo. Con el celular pegado a su pecho comienza a llorar. No encuentra consuelo ni siquiera en las palabras de su padre: “Luisa, cariño, escucha. Sé que esto es difícil para ti. Pero tienes que ser fuerte. Te prometo que juntos saldremos adelante”. Ella no lo ve así. De hecho, piensa que después de esto no hay forma de salir adelante. Porque para ella su vida acaba de terminar. Ya nada importa. Ni siquiera su futuro… **** La voz y las palabras de su padre la vuelven a la realidad. Entonces recuerda. Su padre la iba a llevar al hospital. Le reclama por eso. El le dice que la habló varias veces, pero ella nunca despertó. Se impresiona. ¿Por qué no se despertó? ¿Tuvo algo que ver su madre en todo esto?. Lo piensa. Reflexiona. Vuelve a la llamada. Le dice a su padre que irá al hospital. El le dice que no. Que es mejor que se quede en casa. Ella no le hace caso y corta la llamada. Se viste. Toma su bolso de mano, las llaves y sale de la casa. Pide un taxi. Se sube y le pide al chofer que la lleve al Hospital. El viaje dura 10 minutos. Llegan. El chofer estaciona el auto en la entrada del Hospital. Ella le paga el viaje, se baja y entra al edificio. Camina hacia la recepción. Pide ver a su madre. En eso aparece su padre. Ella lo mira. El se le queda mirando. Ella no lo piensa y corre a sus brazos. Se abrazan. Luego se separan y él le dice: “Te dije que te quedaras en casa. No es bueno que estés aquí. No porque no tengas derecho de ver a tu madre es solo que. No quiero que sufras más de lo que…Pero…veo que es imposible. No se puede controlar todo en esta vida, ¿verdad?. Y más cuando se trata de tu madre”. Ella le responde: “No, no se puede controlar todo. Si se pudiera controlar todo en esta vida, mi madre estaría con nosotros”. Su padre asiente con la cabeza. Ella le pide ver a su madre. El aún no está muy convencido de hacerlo. En momentos así, es cuando más tiene dudas de lo que dice y hace. Ella insiste. Él le dice que es mejor que no la vea. Que lo mejor para ellas es que permanezca en la casa. Pero ella le reclama. Incluso se pone un poco histérica. Ante su comportamiento él acepta que la vea. La lleva a la morgue. Pide permiso. Los forenses los hacen pasar. Victor les cuenta que su hija quiere ver a su madre. A pesar de la duda, ellos aceptan que la vea. Los llevan a donde está su cuerpo. El mismo está sobre una camilla. Está tapado con una sábana blanca. Luisa se prepara. Uno de los forenses destapa el cuerpo hasta el cuello. Luisa ve el rostro de su madre. Está blanco, hinchado y frío. Ella tapa su boca con ambas manos. Las lágrimas no tardan en salir de sus ojos. No aguanta más y se desploma sobre el cuerpo de su madre. Llora desconsoladamente, mientras le pide perdón por no haber estado ahí para despedirse. Su padre la mira y respeta este momento con su hija en silencio.Víctor se acerca a su hija. Le dice que es hora hacer los trámites del funeral. Luisa se separa del cuerpo de su madre, se seca las lágrimas y mira a su padre: “Está bien” responde. Salen de la morgue. Se suben al auto y se dirigen a la mansión. Buscan los papeles. Entre ellos los del seguro de vida. Salen de la mansión, se suben al auto y se dirigen a la sala velatoria. Mientras Luisa termina de hacer los trámites, Víctor le avisa a los familiares, parientes, amigos y conocidos que su mujer ha fallecido. Una vez que está todo listo, el personal de sepelio va al hospital a buscar el cuerpo. Luisa y su padre también van para allá. Quieren estar presentes cuando saquen el cuerpo de la morgue. Allí se encuentran con los demás. Ellos les dan sus condolencias. Entre tanto, él cuerpo de Rose es retirado de la morgue. Lo ponen en el cajón y lo cierran. Lo suben a la combi y se lo llevan. Todos los presentes van a la sala velatoria. Poco a poco van llegando más personas. Se acercan, le dan
Llegan a casa. Victor sube las escaleras para ir a descansar a su habitación. Luisa va a la cocina. Se sirve un vaso de agua. Sale de la cocina. Sube las escaleras y va a su habitación. Entra en ella y se sienta a orillas de la cama. Bebe el agua. Deja el vaso sobre la mesa de luz. Hay un portaretrato con la foto de ella y de su madre. Lo agarra y mira la foto. Sonríe levemente. Recuerda con cariño aquel día. Su madre la tenía cargada en brazos. Eran felices. Víctor también lo era. Y a pesar de todo lo sigue siendo. Deja el portarretratos sobre la mesa de luz. Se acuesta boca arriba en la cama. Mira el techo. Su mente divaga unos momentos. La imagen de Raul se refleja en sus pupilas. Aunque no solo su imagen. El aroma de aquel alfa sigue estando presente en sus fosas nasales. Le gusta. La excita. Tanto que siente la necesidad de tocarse. Pero esa necesidad tiene que ver con su celo. Lleva su mano derecha a su entrepierna. Desea tener un pene dentro de ella. Si su padre entrara a la
Llega a la casa. Toca el timbre. El sonido pone en alerta a Víctor. Se levanta. Acomoda sus pantalones y se asoma por la ventana. Es Raul. No esperaba verlo tan pronto. Sale de la habitación. Baja las escaleras. Abre la puerta. Raul lo saluda. Le pregunta si puede pasar a ver a Luisa. Víctor le dice que no. Trata de convencerlo diciendo que salió y que no sabe a qué hora va a regresar. Raul duda de su respuesta. Puede olerla. Es ella. Está en la casa y por alguna razón Víctor no quiere que la vea. Se pregunta por qué. ¿Qué es lo que esconde? ¿Acaso tiene que ver con la inesperada muerte de Rose. No lo cree. Siente que eso ya está formando parte del pasado. Aun así, no entiende porque Victor está tan nervioso. ¿De qué o quién se está escondiendo? No logra entenderlo. Mientras tanto el aroma de la joven no tarda en llegar hasta sus fosas nasales. Se da cuenta de que está en celo. Ahora entiende todo. Víctor la quiere para él. Eso a Raul le molesta. No se lo puede permitir. Empuja a Víc
Bebe el último trago de cerveza. Deja la botella sobre la mesa y sale de la cocina. Sube las escaleras y se dirige a la habitación de su hija. Está dormida. Entra a la habitación. Se acerca y acaricia su cabeza. Mientras lo hace le descubre una marca de mordida en su cuello. Frunce el ceño. No le gusta la idea de que Luisa le pertenezca a Raúl, por ello aprieta sus puños con fuerza. Sale de la habitación. Vuelve a bajar las escaleras y sale de la casa. Se sube al auto y emprende el viaje hacia la mansión. Acaba de tomar una decisión. Dejará que Raul viva en esa casa con su hija. Mientras que el, vivirá en la mansión junto a sus soldados y demás empleados. Llega a la mansión. Estaciona el auto frente a la entrada. Se baja del auto. Es recibido por uno de sus empleados y uno de sus soldados. Él los saluda. Entra a la mansión. La mucama hace una reverencia y dice: Bienvenido, señor. Me hace feliz verlo de nuevo por aquí. A lo que él responde: Muchas gracias. Le pide que le prepare un ba
Pasan las horas. Raul se despide de la cachorra con un beso en los labios. Le ayuda a conseguir un taxi. Hace que se suba en él. Le cierra la puerta y luego la despide abanicando su mano. Va a su auto. Abre la puerta del lado del conductor. Es hora. Dominique baja de su coche. Se dirige a la cajuela. La abre y saca un palo de madre. Cruza la calle. Ve que Raul sigue dando la espalda y sin pensarlo dos veces golpea su cabeza con fuerza. Raul cae al suelo. Dominique se deshace del palo y carga a Raul en su hombro derecho. Lo lleva a su auto. Lo recuesta en el asiento trasero. Cierra la puerta y se sube del lado del conductor. Pone en marcha el coche y emprende el viaje hacia la mansión de su jefe. Una vez allí, lo traslada a una habitación del segundo piso. Lo recuesta en la cama y sale de la habitación. Se dirige a la sala del trono donde está su jefe. En ese lugar se encuentra condenando de muerte a uno de sus soldados. El soldado grita y suplica para que no lo mate. Pero Victor hace
Victor: ¿Sorprendido?, pregunta. Raul asiente con la cabeza y responde: Si. Y mucho- por su lado Victor esboza una leve sonrisa y dice lo siguiente: “No eres el primero. Ni el último en sorprenderse. Pero no es de mi cargo de lo que voy hablar. Sino de Luisa. Me llegó información de que estuviste con una Omega de 15 años de edad, luego de haberte acostado con mi hija. Ahora yo me pregunto: ¿estas jugando a dos puntas? o…¿me vas a decir que esa Omega no significa nada para ti? ¿Eso me vas a decir? Yo lo pienso bien antes de responder. No vaya a ser cosa que mañana amanezcas muerto en tu cama”. Raúl: “No hace falta amenazar. Porque…no voy a negar el hecho de que, me bese con esa cachorra. Pero hay una razón de porqué lo hice. Estuve saliendo con ella. Y estaba rompiendo mi relación con ella para poder estar Luisa. Esa es la verdad. Solo le di un último beso y la relacion se termino” Victor: “Mira que interesante. Casi parece creíble. Pero obviamente no lo es. Porque te recuerdo que n
Está inquieta. Le preocupa su madre. Llama a su padre por celular, pero no contesta. Se pregunta: ¿estará todo bien?. Mira por la ventana. Espera ansiosa a que su padre regrese. Pero nada. No hay ni rastros de él por ninguna parte. Los minutos se convierten en horas. Y las horas se convierten en días. ¿Qué estará pasando? se pregunta. Sale de su habitación. Camina por el pasillo y se detienen. Mira a su izquierda. En la pared hay colgado un cuadro. Es su madre. Se acerca. Acaricia la imagen. De sus ojos salen unas pequeñas lágrimas. Quiere llorar, pero se contiene. Escucha que alguien abre la puerta. Se apresura. Sabe que es su padre. Llega a donde está él. Lo saluda con un Hola y un beso en la mejilla. Le pregunta si está todo bien. El le dice que su madre sigue en terapia, pero muestra signos de mejora. Luisa se alegra. Tiene la esperanza de que su madre salga adelante. Por otro lado, su padre aún tiene dudas de eso. Pero no se lo cuenta a ella. No la quiere preocupar más de lo q