Me meto a la ducha despues de hablar con paolo trato de pensar en lo que le voy a decir y en como se lo voy a decir , salgo de la ducha y busco que ponermeSalgo del baño
Dos meses después Dios mío, mi boda es en dos días y estoy súper nerviosa pero a la vez muy feliz. Estos dos meses con Julieta han sido los mejores de todos, cada día aprendo algo nuevo de ella y me hace sentir que ambas tenemos una bonita conexión. Hoy iré con ella a visitar a papá a la oficina y luego a la tienda para adelantar unas cositas. Me arreglo y luego me visto a ella. -¡Pero qué hermosa estás, mi bebé! - le doy varios besos y luego la cargo. -Vamos a ver a papá. El chofer nos lleva hasta la oficina y como siempre todos están maravillados con Julieta. -Hola Lina, ¿Paolo está? -Claro, señorita mía, pase - le doy las gracias y paso, pero él no se da cuenta ya que está hablando por teléfono. -¿Qué dijeron, Matías? ¿Ya soy libre? - ¿De qué habla? -¡Eso! Mia estará más que feliz con esta noticia - entro del todo y le pregunto. -¿Qué noticia, amor? - este se voltea y cuelga la llamada. -Pero mira quién tenemos aquí, la princesa de papá - Paolo toma a Julieta en brazos y e
**El gran día: la boda** Me levanto al sentir unas manitas en mi cara, luego de unos balbuceos. Abro mis ojos y lo primero que veo es a mi princesa, que está cargada en los brazos de su padre. - Buenos días, futura esposa. - Buen día, futuro esposo - este me da un beso fugaz y luego me pasa a la nena para alimentarla. - Ya está bañada y cambiada. - Wow, qué milagro tú haciendo eso - este se ríe. - Quería ayudarte un poco. Ya me tengo que ir, por favor, no me dejes esperándote mucho tiempo. - Claro que no, te amo - me da un beso. - Yo a ti. - Bueno, mi amor, lista para ponernos bellas, hoy se casan mami y papi - me meto a la ducha y al salir me coloco una bata para estar cómoda. A los 15 minutos llega Matilda junto con un grupo de estilistas. - ¿Lista? - pregunta Matilda. - Más que lista - los estilistas comienzan arreglando mi cabello. Les dije que quería tener mi pelo suelto pero con algunas decoraciones en él. Mi suegra aparece con Julieta en brazos y esta llora. - Tiene
Paolo pasa sus manos por todo mi cuerpo mientras me besa el cuello y la espalda. Siento cómo baja el cierre de mi enterizo y comienza a quitármelo, dejándome en ropa interior de encaje. —Dios, mi amor, estás preciosa. Me encanta cómo se te ve esa ropa interior, pero sabes cómo me gustas más... desnuda —me volteo y comienzo a quitarle el traje. Luego, con manos temblorosas, desabrocho su camisa y él, con un rápido movimiento, se la quita. Pongo mis manos sobre su pantalón, bajo la cremallera y luego se lo quito, dejándolo solo en boxers. En un momento de atrevimiento, lo tumbó en la cama y me subo encima de él, moviendo mis caderas sobre su miembro, que ya está duro. Acaricio su pecho mientras muerdo mi labio inferior. —¿Me deseas, esposo? —digo, gimiendo. Él se levanta y hace que lo bese, devorando mis labios con desesperación. —Sí, y mucho, mi amor. Me vuelves loco —quita mi sostén y acuna mis senos en sus manos, dando masajes en ellos. Luego, se mete un pezón a la boca, haciéndom
Cuatro años después Hoy celebramos nuestro aniversario de bodas, Paolo y yo cumplimos 4 años de casados y estoy ansiosa porque me dijo que tenía una sorpresa preparada, aunque yo también le tengo una sorpresa super especial. - Mami, ¿podemos dar una vuelta al parque? - mi preciosa Julieta aparece en la entrada de la habitación con un muñeco de la suerte. - Claro, mi amor, ven, vamos a bañarnos y luego salimos. - ambas nos metemos en la ducha y luego salimos y nos arreglamos. - Mami, quiero vestirme igual que tú. - Creo saber qué pintas nos quedan. - saco ropa de mi cuarto y luego voy a la de ella. - Vamos, mi amor. - tomo su manita y bajamos las escaleras encontrándonos con Marta. - ¡Abuela! - grita Julieta mientras corre hacia ella. - Hola, mi princesa. - Marta ahora vivía con nosotros, ya que hace unos meses Roberto, el padre de Paolo, murió y Paolo no soportó verla mal, así que decidimos traerla a casa, con la ayuda de todos, pero especialmente con la de Julieta, logramos sa
Mi nombre es Mia Jones, tengo 19 años y vivo en Italia con mi amiga Lucy. Aunque ambas somos estadounidenses, por cosas del destino terminamos aquí y ahora trabajamos en un restaurante muy reconocido en Italia. - ¡Mia! - salto de mi cama como un resorte al escuchar los gritos de mi amiga. Cuando llego donde está, la veo sonriente. - Hola, amiga - Lucy sonríe y juro que la quiero matar por el susto que me dio. - Lucy, ¿cuál es tu m*****a manía de gritar como loca? - Lo siento, Mia, pero te tengo un plan. - A ver, ¿cuál será? - Arréglate, nos vamos de rumba a una discoteca muy buena que me recomendaron. - Lucy, no quiero ir, mis ánimos están en el piso - ella hace un puchero y se acerca. - Vamos, Mia, te lo suplico, no quiero ir sola, porfis - me causa risa verla rogando, así que me río. - Está bien, pero solo un rato - Lucy grita emocionada. - Amiga, ¿ya estás lista? - pregunta Lucy. - Sí, Lucy - salgo del cuarto y veo a Lucy con un vestido bastante revelador. - Vaya, tú sí
Mia Johnson Cuando ese hombre se quedó observándome, sentí cómo todo mi cuerpo se electrizaba. Su mirada me penetraba por completo, pero no dejé que me viera asustada. Al contrario, mostré valentía y me sentí orgullosa por eso. El hombre se retiró y vi cómo uno de sus hombres me tomaba del brazo. - Acompáñeme. - ¿A dónde me llevan? - dije intentando zafarme. - Ya lo verás, ahora coopera. - Me metieron en un auto sin dejarme tapar a cada rato. Observé las miradas de esos hombres, pero ninguno hizo nada. Después de 15 minutos, llegamos a una casa enorme custodiada por varios hombres con armas. - Vamos, el jefe espera. - Me bajaron y caminé como pude bajo la mirada de todos esos hombres hasta que entré al despacho y el hombre, al verme, sus ojos se pusieron rojos. - ¿¡No la taparon!? - Sacó su saco y me lo colocó encima, cosa que agradecí. - De ahora en adelante, nadie la puede tocar o mirar de una manera incorrecta porque ella es mía, de mi propiedad. - Abrí mis ojos como platos a
Paolo Lombardi Corro hacia la ventana esperando ver lo peor, pero no fue así. Veo cómo se levanta con algo de dificultad, mientras comienza a correr, aunque parece haberse lastimado un pie, pero sigue corriendo. - ¡Ve por ella! - le doy la orden a Matías y este asiente. A los 20 minutos, entra Matías sosteniendo a Mia. Todo mi cuerpo está tenso y lo único que quiero es darle una buena lección. Matías se acerca y me dice: - Ten cuidado, está lastimada. - Yo no la mandé a saltar de una ventana - me acerco a ella y la tomo fuerte del brazo, ella suelta un grito de dolor. - ¿¡QUÉ MIERDAS PASA POR TU CABEZA!? - le doy un empujón y cae al suelo. - ¡DIME! - le doy una patada y veo cómo el aire se le escapa. - Paolo, cálmate, está lastimada - habla Matías preocupado. - ¡NO TE METAS! - tengo mucha furia, la pequeña me las pagará. La tomo del brazo y la arrastro mientras escucho sus gritos de dolor. - Basta, me lastimas - dice ella con un hilo de voz. - ME VALE M****A, TÚ TE LO BUSCAS