—Yo estaba a punto de tirarlo a la cama sobrina, ha pasado el día evitando descansar o dormir —protestó Ernest, sentado no muy lejos de nosotros, sin dejar de mirar a lo que hacía en la laptop frente a él, para ser sincero no me incomodaba mostrarme como era ante ella y mucho menos delante de su tío, durante aquellos días era más que un guardaespaldas tanto que le había pedido que me tuteara, a decir verdad éramos casi familia, prácticamente era como su sobrino, las vueltas que da la vida, él no había visto a mi mujer durante tres años por trabajar para mí y el día que vio como nos tropezamos en el aeropuerto en Boston no lo podía creer, las veces que intentó decirme su parentesco con ella algo se presentaba.Me rasqué la cabeza a punto de protestar ante las quejas de Ernest, y el volvió a objetar.—Llévalo a la recámara y trata de hacerlo descansar —.Giró y le guiñó un ojo a su sobrina y ella asintió gustosa, vaya par de niñeros.—Ya escuchaste, así que andando.Caminamos por el pasi
—Hola, dormilón, vamos que ya sé que estas despierto, déjame ver esos ojos azules y cristalinos como el cielo.Sonreí manteniendo los ojos cerrados. Ciertamente ya me encontraba despierto algunos minutos antes, sin embargo permanecí otro rato en la cómoda cama de aquella habitación. Durante la madrugada, ella, mi ángel, irrumpió mi sueño un par de veces para suministrarme los medicamentos que debía ingerir durante una semana más para recuperarme por completo, no era de suponer que me encontrara tan soñoliento y agotado a causa del atentado, y por otro lado las medicinas eran un dopaje para mi cuerpo.Sentí como Fiore, se sentaba a mi lado, decidí abrir los ojos y deleitar mi vista con su inmaculada y hermosa presencia.—Hola, ángel.Susurré, tomando una de sus manos para besarla suavemente, vestía de forma casual, jeans, blusa sencilla y un par de trenzas que hacían ver su rostro un poco más tierno. Ella me observó tranquila, con una sonrisa llena de alegría y brillo.—Es la primera v
Ella trepó por la pequeña escalinata anclada a un lado del árbol hasta llegar arriba, a la pequeña terraza, luego subí yo sin forzar el hombro derecho, el que recibió uno de los disparos. Nos sentamos allí con los pies colgando en el aire, un hipnótico paisaje del resto de aquella zona nos recibió para recrear la vista, casas, niños jugueteando en la calle, algunos perros siendo paseados por sus dueños, varios pájaros sobrevolando cerca, era una imagen de ensueño, sujeté su mano izquierda y la llevé a mis labios.—Quiero saber más de ti, ángel —una diminuta risa se escapó de su garganta.—Pregunta —murmuró entusiasta.Fiorella, en realidad sabía más de mi vida que yo de la suya, tristemente se enteró de todo abruptamente por lo ocurrido con aquella venganza sin contar el ataque por el que no me quedó más remedio que hablarle de la maldita de Scarlet, que hasta aquella fecha permanecía en Alemania, sin levantar sospecha alguna y continuando su vida de puta y reina como si nada. Dejé de
Los planes marchaban realmente bien y a la perfección tal como fraguamos todo. La agente encubierta que se hacía pasar por mi mujer ya se encontraba en Boston, junto a el personal de seguridad asignado para acompañar a esa chica a América, ella a los días allí notó que un par de tipos sospechosos la rondaban, iban tras sus pasos sin siquiera sospechar que los vigilaban muy de cerca parte de nuestro equipo, no harían nada en contra de ellos hasta no tener pruebas suficientes para incriminarlos y dar así con la cabeza principal del maldito atentando, Scarlet. No respiraría tranquilo hasta verla presa en una cárcel de máxima seguridad pudriéndose para siempre.Dos semanas llevábamos en España, abril iniciaba y con este también el Campeonato Mundial de Turismo, al que supuestamente asistiría para apoyar a nuestro piloto, con un equipo de profesionales me hicieron entrevistas en donde daba a entender que me encontraba en Marruecos, ciudad donde iniciaría la primera competencia, querí
Nicholas habló solo para mi, el resto ni se percató de nuestra discreta conversación. Sojhar, sonreía de oreja a oreja viendo de su hermano a Fiorella, el muy imbécil le tomó una mano a mi mujer para besarla, apreté las manos en puño, lo quería golpear. Fiore, con extremo disimulo recibió la mano de aquel tipo solo como saludo porque no permitió que se la besara, se giró de inmediato a mí, con ojos precavidos, me observaba ansiosa, no me gustó eso.—Raúl, permíteme presentarte a mi prometido —el susodicho se le agrió el rostro de idiota que se gastaba, apenas si me miró y me tendió la mano de mala gana. Maldito imbécil.—¿Con que tu prometido? —levantó una ceja despectivamente —mucho gusto, Raúl Colina.—Theodore Bourke —expresé con flojera, en solo segundos de conocerlo me cayó mal, no lo quería cerca de Fiorella. Desde esa noche, lo declaré mi enemigo por osar coquetear a mi prometida en mi cara.—Mi hermana me comentó de las empresas Bourke, excelente negocio. Aunque tengo ent
El médico observó pacientemente a mi mujer con media sonrisa, mientras que yo me encontraba estático, sin habla y procesando la información de última hora. ¿Había pensado en hijos? Si, ¿Por qué no? Aunque la realidad era otra cuando de manera abrupta te sucede algo así, es un choque de emociones, de anhelos, de esperanzas y sobre todo de preocupación y miedo, de inmediato las imágenes del atentado contra Fiorella ocuparon por completo mi mente ¡Dios! Me llevé las manos a la cabeza angustiado, mis nervios y ansiedad crecieron el doble en segundos, una personita se sumaba a la tropa, ya no seriamos dos sino tres, de repente quería gritar, correr, no sabía ni como cómo reaccionar ante la llegada de un hijo con la amenaza y peligro que corríamos en ese entonces. Abstraído comencé a caminar de un lado al otro.—¿Theo? —Fiore apretaba sus labios conmocionada, en sus ojos habían miles de interrogantes, me tomó desprevenido.—Pensé que te estabas cuidando...—Será mejor que me retire, regr
—Ve al grano, Nicholas.—Que amargado eres.—Habla de una jodida vez.—Uno de aquellos tipos bailaba cerca a Fiorella cuando ella le vomitó encima. ¿Te imaginas eso? ja ja ja —las risotadas de Nicholas eran ensordecedoras. Antes de que marcara el número de Fiorella, un mensaje llegó al móvil.*Ojitos azules, ya voy camino a casa, muero de sueño, te juro que es más divertido estar en la cama que en la disco, besos, diviértete**¿Te sientes bien? Ya supe que vomitaste, amor**Estoy bien ahora, siento el estómago liviano**Quiero irme contigo y acurrucarme a tu lado**No señor, te quedas allí hasta que termine la reunión, eres el anfitrión, cielo**Conste que lo hago porque me lo pides. Uno de los amigos de Nick, puede suplirme**Theo...**Ok. Descansen niña hermosa. Los amo**Amo que desde ya, hables en plural**Son mis plural de amor*El timbre de la suite me hizo regresar a la realidad. Preferí hacer la reunión en privado sin el bullicio de la gente ni extraños observando lo que hacía
Scarlet sonrió apretando sus labios, no supe interpretar esa sonrisa. Levantó sus manos al aire exasperada y observándome fijamente, nada asustaba a esa serpiente venenosa.―No creo que sea necesario armar todo este espectáculo con tus escoltas, será mejor que les ordenes que no me toquen o los demandaré.Que maldita desfachatez de su parte exigir aquello, y para colmo burlarse de la situación. Maldita mujer del infierno. La odiaba con todas mis fuerzas, ¿cómo pude imaginarla en mi futuro? Era una persona carente de sentimientos.―¿Demandarnos? No me hagas reír. En todo caso sería yo quien lo haga.―¿Por hacer qué según tú? Simplemente estoy parada frente a esta casa, dando un bonito paseo por el vecindario. ¿Acaso no puedo? Tengo entendido que eso no es ningún delito. En cambio ustedes si tienen mucho que perder, créeme ― alargó la última palabra y de nuevo fijó sus ojos en Fiorella. La rabia me hizo reaccionar y en un instante le quité el arma a Ernest, corrí hasta ella y coloqué el