—¿Qué demonios haces en Boston?—Lindo recibimiento.—Te estoy hablando en serio, Scarlet, maldición.—Estoy en la habitación del hotel en el que te hospedas, aquí te espero. Debemos hablar. Es urgente.El golpe que le propiné al tablero del coche fue sonoro, mas no para mi protector, quien continuaba con la mirada fija en la carretera. Ni se inmutó.—Scarlet, siempre tras sus pasos, señor —dijo secamente. Cerré los ojos. ¿Con que clase de monstruo me había acostado?—Tuvo el atrevimiento de ingresar a mi habitación, alguna treta se inventó para que le dieran acceso —coloqué las manos en mi cabeza, mi vida era un caos en progreso y no imaginaba lo que faltaba por venir.—Una sola llamada bastará para que la saquen del país —amenazó decidido mi acompañante. Necesitaba alejar a Scarlet de mi entorno y para siempre, tal vez mi protector tenia razón, con una sola llamada bastaría, pero no era la salida ideal porque ella seguiría persiguiéndome a todos lados. Por eso decidí encararla,
Mi alma se encontraba agrietada, y esta era una pequeña grieta que iba en aumento en aquella represa que era mi corazón oscuro y que estaba seguro de que cuando llegara el momento preciso de romperse totalmente,sería mi fin.¿Como fui capaz?¿Cómo fui tan cruel?Las preguntas golpeaban mi mente una y otra vez. Si intentaba cerrar los ojos las imágenes en el apartamento de mi hermano llegaban como filosas y macabras agujas a mi cuerpo para hacerme revivir ese día.Me costaba respirar, me ahogaba, era un ser despreciable, necesitaba cambiar con premura esa situación con Troy, Victoria, con la familia entera, pero me sentía indigno de ellos, no sería capaz de enfrentarlos, de mirarlos siquiera a los ojos. El hueco oscuro ante mi cada vez era más hondo, profundo y había comenzado a caer hasta que escuché su voz al otro lado del teléfono esa noche, y para ser sincero una parte de mi esperaba encontrar luz, porque pese a que estaba convencido que no merecía el perdón de nadie, al menos luc
Me levanté muy temprano, eran las seis de la mañana. Sentado a su lado en la cama la observaba, la mantuve envuelta en mis brazos durante toda la noche, no se movió, al parecer dormía muy quieta. La estudié a detalle sonriendo, dormía bonito, sus pestañas eran muy largas, su nariz fina y sus labios, no tan gruesos. Su cabello marrón oscuro brillaba esparcido en la almohada. Acaricié una de sus tibias mejillas, ella sonrió mientras que la mía se borraba.¿Qué estaba haciendo? Besé su frente y dolorosamente salí de la cama. No era digno de ella, era demasiado buena para estar con un hombre tan malo y egoísta como yo.Me vestí apresurado, no me bañé porque deseaba mantener el olor de su cuerpo otro rato mas en el mío, su dulce olor purificador.Debía dejarla ir en contra de mi voluntad, porque por dentro quería continuar con ella, verla despertar a mi lado con esos ojos hermosos, chispeantes y alegres.Por su propio bien, debía alejarme lo antes posible.Con una aflicción tormento
—¿Qué?Fingí demencia, siempre hacía eso cuando sabía perfectamente que sucedía frente a mis ojos. Nicholas, no era ningún tonto, jamás lo fue, y yo, era demasiado transparente ante mi buen amigo. Sus ojos azules idénticos a los míos, salvo un tono más claro, me examinaban con sumo cuidado, él sabía lo que ocurría dentro de mi ser, yo aun no lograba ver "eso".Nick, negó sonriendo, se puso de pie con desgarbo y tomó el teléfono de la habitación. Pidió comida para los dos, en ese momento miré la hora en mi reloj de mano, faltaban cinco minutos para las ocho de la noche. Nicholas, colgó el auricular en su sitio. Volvió a sentarse frente a mí y habló como si nada.—Vuelvo a preguntarte lo mismo, Theo, ¿quién es Fiorella?Obviamente su pregunta no pasó desapercibida, imposible en él. Solté un suspiro sonoro mientras que Nick, disfrutaba con mi repentino desorden mental.—A ver. Fiorella... es una chica que conocí el día que llegué a Boston —me llevé las manos detrás de la nuca, desviando l
Si, lo descubrí aquel día. Me había enamorado de esa mujer, solo un mes bastó para enamorarme del ángel travieso.—Cuando te conocí sentí tanta paz. Será imposible dejar de pensarte a diario —susurré casi rozando sus labios, su aliento era frío, olía a chocolate. Ella se acurrucó en mi pecho abrazándome con fuerza.—Puedo preguntar, ¿por qué te vas? —balbuceó a causa del llanto contenido. Miré al techo de la habitación, me sentía en una encrucijada, me dividía entre reparar el daño que hice con Troy y Victoria o seguir mi vida con Fiorella como si nada y no, con ella la primera opción era la indicada, con ella hacer lo correcto se había vuelto prioridad.—Es necesario —fueron las dos únicas palabras que podía decirle.—Está bien.Mentía, el tono de su voz la delataba, su postura, los pequeños espasmos por tratar de frenar el llanto acumulado en su interior. Tomé su mentón con posesividad y la besé, un beso tierno, inocente, puro. Estuve a punto de decirle lo que sentía, callé, porque e
—¿Almorzamos hoy? ¿Theo? ¿Bro? ¡THEODORE!Me estremecí involuntariamente por el repentino grito de Nicholas, lo observé exasperado, este hombre a la hora de bromear no tenía remedio. Quería arruinar mi buen humor del día.—Deja de gritarme que no estoy sordo, hombre.—No, se perfectamente que no lo estás, pero de repente desde hace eh digamos umm unos cinco días para ser exactos estás en Fiorellandia. Por cierto, hablando de Fiorella, debo contarte algo curioso.Nick y sus tontas ocurrencias, aunque para ser sincero no se encontraba muy lejos de la realidad.Sí, era ella. No dejaba de pensarla en todo el santo día.Sencillamente Fiorella era quien mantenía mi mente inundada de sus hermosos recuerdos, de sus deliciosos besos, de su risa limpia, de su venerado cuerpo, de su rostro angelical. En tan poco tiempo me llenó el corazón por completo, antes de que ella llegara a mí, la vida era solo caminar y respirar y cometer locuras sin sentido pero luego de conocerla, de amarla como lo estab
No podía soportar que ella me acusara antes, se suponía era yo quien le explicaría todo lo ocurrido, lo más probable era que Victoria siendo su gran amiga, ya la habría puesto al tanto de lo sucedido, eso cambiaba el panorama. Una ridícula idea se cruzó por mi mente, requería tiempo para investigar que hacía ella en Alemania. Hablé muy despacio solo para que Nicholas, escuchara. —¿Fiorella, sabe tu nombre? —no hubo respuesta. Giré aturdido. Nick, estaba en una especie de trance.—¡Nicholas! —volví a llamar su atención en susurro y lo logré. —¿Qué? —espetó irritado. No era por mí, lo sabía. Era a causa del momento tenso de la delicada situación. —Necesito que me digas si ella sabe tu nombre —Nicholas, se encontraba a punto de psiquiátrico y yo muy cerca también, me costaba respirar y mi corazón latía presuroso, no entendía si era por la situación que representaba el hecho de que ella estuviera buscando trabajo en mi empresa o sencillamente era por su presencia allí, su belleza me aton
Las dos castañas delante de nosotros parecían unas niñas que disfrutaban de su grato reencuentro. Verlas juntas a pesar del momento de angustia, era sumamente gratificante, porque ellas transmitían la amistad y añoranza que salían de sus almas. Nicholas, las miraba fijamente, pasó una mano desesperadamente por su cabello.—¿Theo? —murmuró por lo bajo.—Te escucho o, ¿vas a asesinarme en este instante? —dije neutro observándolo de reojo. Viró para encararme, totalmente serio.—Fiorella, como acabo de constatar, es una amiga muy querida para mi mujer, te advierto, sino aclaras esto pronto te voy a patear las pelotas —asentí sin dudarlo, Nicholas continuó, colocando una mano sobre mi hombro —por otro lado, me alegra que nuestras chicas sean amigas —sonreí ante esa declaración.—Dime algo. ¿Era de Fiorella de quien debías contarme y no lo hiciste?—Sí, me pareció curioso entrevistar a una chica con el mismo nombre de tu amada, quien habría imaginado que era ella...Sojhar, interrumpió