—Buenos días, ¿quién es la madre?—Buenos días, soy yo.—Llena este formulario primero.—Por supuesto.La señora Clarisa toma a Mía en sus brazos para facilitarme la tarea del formulario. Comienzo a llenar todos los datos que me piden, excepto uno. Al terminar, le regreso el formulario junto con los documentos que pedían para el registro.Estaba empezando a sentirme nerviosa por el hecho de que habíamos falsificado la fecha de nacimiento de Mía. Podríamos ir presas si se enteraban de que era falso y luego me arrebatarían a Mía.El hombre gordo y barbudo, me mira extraño y vuelve a dirigir su mirada a los documentos que tenía en sus manos.Podía sentir mi corazón latir con fuerza y el cómo mis manos sudaban por lo nerviosa que me encontraba.Al ver la mirada de aquel hombre, hacía que me pusiera más nerviosa antes de que él volviera a hablar.—No escribiste el nombre del padre.—Yo... Mi hija no tendrá el apellido de su padre, él no quiere saber nada de ella. Nos ha abandonado, señor.
Decidí estudiar gastronomía, siempre me había apasionado esa carrera y estaba cerca a cumplir ese sueño.Luché duro para conseguir una beca completa, la universidad estaba cerca, así que podía irme a pie todos los días para ahorrar todo lo que más pueda.La señora Clarisa ha estado al tanto de nosotras, nos ha ayudado un tiempo con gastos del hogar. Ha sido fantástico tenerla con nosotras, no solo nos ayudó cuando estábamos en una crisis económica, sino que también nos ha ayudado con el cuidado de Mía.La primera vez que mi bebé se enfermó y tuvo una fuerte fiebre, fue ella quién nos ayudó para que el doctor examinará a Mía y fue la peor experiencia de mi vida. No dormí bien durante el tiempo en que Mía estuvo bajo observación, debido a las altas fiebres que presentaba. Falté a la escuela unos días debido a ello.Cuando uno de mis profesores se enteró de que tenía una hija, se quedó sorprendido. Nunca me vieron con una enorme barriga, ni nada por el estilo, así que era normal que las
No era buena para hacer amigos, así que cuando quise hacerme amiga de alguien, me doy cuenta de que todo el mundo ya había confirmado sus grupos.Como no había nadie con quien iniciar una amistad y no debíamos ver clases el día de hoy, me doy media vuelta para irme.Decido recorrer un poco el campus de la universidad, observaba todo maravillada. Cualquiera se podía dar cuenta de que era mi primer día en la universidad, estaba siendo demasiado obvia con ello.Estaba tan distraída mirando a todos lados, que no me fijé cuando tropecé con alguien.—Fíjate por dónde caminas.—Lo lam...Me sorprendo el volver a tomarme con él en mi primer día en la universidad. Ha pasado un año desde que lo vi y desde que me obligó a disculparme con esa mujer y que, además, se atrevió a lastimarme. Comenzaba a enojarme al recordar aquel día.Ese día me juré demostrarles a todos que se equivocarían conmigo y él era uno de ellos. Durante todo este tiempo, jamás olvidé su rostro y el de aquella mujer. De todas
Me sobresalto al escuchar el grito de mi abuela, así que corro hasta donde ella estaba para ver qué había pasado.—¿Qué ha sucedido?—¡Zoe! ¡Mira!—¡Oh por Dios!Mi pequeña estaba dando sus primeros pasos, salto emocionada por verla dar sus primeros pasos.—Ven con mamá... Ven...Poco a poco ella iba dando los pasitos, hacía a mí. Sonrío ampliamente al ver que ha llegado a mí. Un flash llega a mis ojos, al ver de dónde provenía, me doy cuenta de que era mi abuela quien nos había tomado una foto.—Tengo las fotos, ¡Las tengo!Ella se veía muy feliz por este maravilloso momento.—Lástima que la señora Clarisa se lo ha perdido.—Le enseñaré las fotos cuando llegue del trabajo.—De acuerdo.Nos quedamos un rato más mirando a mi pequeña como caminaba. Hice algunos vídeos de ella caminando y riéndose de lo que decíamos.A la hora de dormir, la alimenté y le di un baño para llevarla a la cama.Antes de quedarme dormida subo las fotos y los vídeos en mis redes sociales expresando mi felicidad
Al día siguiente, comencé mi día sin ningún contratiempo. Asistí a mis clases e hice mi turno extra en el restaurante.Durante la noche, escucho que Mía llora sin parar. Me levanté asustada y al tocar su frente, su temperatura estaba demasiado elevada. Corrí hasta donde solía guardar sus medicamentos para casos de emergencia, le doy a tomar algo para la fiebre, pero a medida que pasaba los minutos. Su fiebre no disminuía y tampoco su dolor.—¿Qué le pasa a Mía?Miro a mi abuela, quien había entrado a la habitación para ver que sucedía.—Tiene mucha fiebre, le he dado medicamento, pero no hace efecto. Su temperatura no deja de subir.—Debes llevarla al hospital antes de que le dé un ataque más fuerte. Me cambiaré de ropa.—Abuela.—¿Qué?—Mejor quédate, es muy tarde y necesitas descansar. Yo iré al hospital con Mía y me quedaré con ella, te llamaré por si sucede algo.—No te dejaré ir sola, iré contigo.—Por favor, quédate en casa. Hoy estuviste débil, no debes exigirte mucho. Confía e
El estar caminando de una esquina a la otra de aquel pasillo y estar sumida en mis pensamientos, hace que ignore a la persona con quien he chocado.—Lo siento.Me disculpo de inmediato, puesto a que había sido yo quien estaba despistada y no sé fijó por dónde caminaba.—Fíjate por dónde caminas.Miro a la persona con la que he chocado y me enfurece su tono de voz.—Me he disculpado.—No es lo que me interesa, fíjate por dónde caminas.Estaba a punto de responderle, pero el hombre que estaba con él se me adelanta.—Controla tu vocabulario.—Eso, controla tu vocabulario muchachón.—¿Otra vez usted?—Sí, otra vez us...Me callo de inmediato al ver que estaba repitiendo lo que aquel hombre decía. Miro al anciano que estaba con ese hombre joven y prepotente y me sorprende el aura que transmitía. Era sin duda un aura fuerte y poderosa.—Lo siento, señor. No quise imitarlo. Yo... ¡Ah! Usted es el del restaurante. ¿Se siente mejor?—Lo estoy.Inconscientemente, sonrío al ver que él estaba mej
Me coloco detrás de él y empujó la silla.—¿A qué habitación desea que lo lleve?—Está en el piso de arriba, debemos ir por el ascensor.—De acuerdo. Me dirijo hasta el ascensor y apenas entramos, oprimo el botón que nos llevará un piso más arriba. Tardamos unos segundos en llegar y salimos de allí, conduzco hasta la habitación en la que se estaba hospedando. Luego le ayudo a subirse a la camilla y dejo la silla cerca por si deseaba sentarse en ella y así no tener que hacer mucho esfuerzo.—Disculpe que sea tan entrometida, pero... ¿Por qué está aquí?—Ya estoy viejo y mis rodillas fallan.—Comprendo, espero que se recupere pronto.—Gracias por la ayuda.—Ha sido un placer. Doy dos pasos, pero cuando escucho que habla, me detengo para verlo.—¿Qué ha dicho?—He preguntado, ¿quién es Mía?—¡Oh! Es mi hija.—Eres muy joven para ser madre.—Lo sé, pero...Aunque me estaba sintiendo un poco nerviosa, él me generaba una sensación de paz y de confianza.—Pero, ¿qué?—Le
—Doctor, ¿cómo está Mía?—La operación fue un éxito, ella aún está dormida por la anestesia. No tuvimos ninguna complicación, ella es muy fuerte y se recuperará pronto. Por ahora no podrá verla, pero dentro de un rato enviaré a una enfermera en su búsqueda para que la pueda ver y quedarse con ella. ¿De acuerdo?—Gracias... Muchas gracias...—De nada, no dude en llamarme por si sucede algo.—De acuerdo, gracias. El doctor coloca su mano en mi hombro y lo aprieta un poco, como si tuviera intenciones de confortarme, al menos eso es lo que yo esperaba creer. Pero de repente siento que me jalan y me golpeo con el pecho del nieto creído.—¿Qué estás haciendo?Pregunto sorprendida por su comportamiento. ¿Quién rayos se cree para tratarme así?—Si tiene algo que decir doctor, entonces hágalo.Su voz daba mucho miedo, lo cual ha hecho que me sobresalte un poco.—Lo siento, señor. No quería ofender a nadie, solo trataba de reconfortar a la señorita.—No tiene que hacerlo, para eso estoy a