No era buena para hacer amigos, así que cuando quise hacerme amiga de alguien, me doy cuenta de que todo el mundo ya había confirmado sus grupos.Como no había nadie con quien iniciar una amistad y no debíamos ver clases el día de hoy, me doy media vuelta para irme.Decido recorrer un poco el campus de la universidad, observaba todo maravillada. Cualquiera se podía dar cuenta de que era mi primer día en la universidad, estaba siendo demasiado obvia con ello.Estaba tan distraída mirando a todos lados, que no me fijé cuando tropecé con alguien.—Fíjate por dónde caminas.—Lo lam...Me sorprendo el volver a tomarme con él en mi primer día en la universidad. Ha pasado un año desde que lo vi y desde que me obligó a disculparme con esa mujer y que, además, se atrevió a lastimarme. Comenzaba a enojarme al recordar aquel día.Ese día me juré demostrarles a todos que se equivocarían conmigo y él era uno de ellos. Durante todo este tiempo, jamás olvidé su rostro y el de aquella mujer. De todas
Me sobresalto al escuchar el grito de mi abuela, así que corro hasta donde ella estaba para ver qué había pasado.—¿Qué ha sucedido?—¡Zoe! ¡Mira!—¡Oh por Dios!Mi pequeña estaba dando sus primeros pasos, salto emocionada por verla dar sus primeros pasos.—Ven con mamá... Ven...Poco a poco ella iba dando los pasitos, hacía a mí. Sonrío ampliamente al ver que ha llegado a mí. Un flash llega a mis ojos, al ver de dónde provenía, me doy cuenta de que era mi abuela quien nos había tomado una foto.—Tengo las fotos, ¡Las tengo!Ella se veía muy feliz por este maravilloso momento.—Lástima que la señora Clarisa se lo ha perdido.—Le enseñaré las fotos cuando llegue del trabajo.—De acuerdo.Nos quedamos un rato más mirando a mi pequeña como caminaba. Hice algunos vídeos de ella caminando y riéndose de lo que decíamos.A la hora de dormir, la alimenté y le di un baño para llevarla a la cama.Antes de quedarme dormida subo las fotos y los vídeos en mis redes sociales expresando mi felicidad
Al día siguiente, comencé mi día sin ningún contratiempo. Asistí a mis clases e hice mi turno extra en el restaurante.Durante la noche, escucho que Mía llora sin parar. Me levanté asustada y al tocar su frente, su temperatura estaba demasiado elevada. Corrí hasta donde solía guardar sus medicamentos para casos de emergencia, le doy a tomar algo para la fiebre, pero a medida que pasaba los minutos. Su fiebre no disminuía y tampoco su dolor.—¿Qué le pasa a Mía?Miro a mi abuela, quien había entrado a la habitación para ver que sucedía.—Tiene mucha fiebre, le he dado medicamento, pero no hace efecto. Su temperatura no deja de subir.—Debes llevarla al hospital antes de que le dé un ataque más fuerte. Me cambiaré de ropa.—Abuela.—¿Qué?—Mejor quédate, es muy tarde y necesitas descansar. Yo iré al hospital con Mía y me quedaré con ella, te llamaré por si sucede algo.—No te dejaré ir sola, iré contigo.—Por favor, quédate en casa. Hoy estuviste débil, no debes exigirte mucho. Confía e
El estar caminando de una esquina a la otra de aquel pasillo y estar sumida en mis pensamientos, hace que ignore a la persona con quien he chocado.—Lo siento.Me disculpo de inmediato, puesto a que había sido yo quien estaba despistada y no sé fijó por dónde caminaba.—Fíjate por dónde caminas.Miro a la persona con la que he chocado y me enfurece su tono de voz.—Me he disculpado.—No es lo que me interesa, fíjate por dónde caminas.Estaba a punto de responderle, pero el hombre que estaba con él se me adelanta.—Controla tu vocabulario.—Eso, controla tu vocabulario muchachón.—¿Otra vez usted?—Sí, otra vez us...Me callo de inmediato al ver que estaba repitiendo lo que aquel hombre decía. Miro al anciano que estaba con ese hombre joven y prepotente y me sorprende el aura que transmitía. Era sin duda un aura fuerte y poderosa.—Lo siento, señor. No quise imitarlo. Yo... ¡Ah! Usted es el del restaurante. ¿Se siente mejor?—Lo estoy.Inconscientemente, sonrío al ver que él estaba mej
Me coloco detrás de él y empujó la silla.—¿A qué habitación desea que lo lleve?—Está en el piso de arriba, debemos ir por el ascensor.—De acuerdo. Me dirijo hasta el ascensor y apenas entramos, oprimo el botón que nos llevará un piso más arriba. Tardamos unos segundos en llegar y salimos de allí, conduzco hasta la habitación en la que se estaba hospedando. Luego le ayudo a subirse a la camilla y dejo la silla cerca por si deseaba sentarse en ella y así no tener que hacer mucho esfuerzo.—Disculpe que sea tan entrometida, pero... ¿Por qué está aquí?—Ya estoy viejo y mis rodillas fallan.—Comprendo, espero que se recupere pronto.—Gracias por la ayuda.—Ha sido un placer. Doy dos pasos, pero cuando escucho que habla, me detengo para verlo.—¿Qué ha dicho?—He preguntado, ¿quién es Mía?—¡Oh! Es mi hija.—Eres muy joven para ser madre.—Lo sé, pero...Aunque me estaba sintiendo un poco nerviosa, él me generaba una sensación de paz y de confianza.—Pero, ¿qué?—Le
—Doctor, ¿cómo está Mía?—La operación fue un éxito, ella aún está dormida por la anestesia. No tuvimos ninguna complicación, ella es muy fuerte y se recuperará pronto. Por ahora no podrá verla, pero dentro de un rato enviaré a una enfermera en su búsqueda para que la pueda ver y quedarse con ella. ¿De acuerdo?—Gracias... Muchas gracias...—De nada, no dude en llamarme por si sucede algo.—De acuerdo, gracias. El doctor coloca su mano en mi hombro y lo aprieta un poco, como si tuviera intenciones de confortarme, al menos eso es lo que yo esperaba creer. Pero de repente siento que me jalan y me golpeo con el pecho del nieto creído.—¿Qué estás haciendo?Pregunto sorprendida por su comportamiento. ¿Quién rayos se cree para tratarme así?—Si tiene algo que decir doctor, entonces hágalo.Su voz daba mucho miedo, lo cual ha hecho que me sobresalte un poco.—Lo siento, señor. No quería ofender a nadie, solo trataba de reconfortar a la señorita.—No tiene que hacerlo, para eso estoy a
—Esto no se quedará así.—He hecho una pregunta, ¿quiénes son ustedes? ¿Y por qué están haciendo cosas indecentes? Estamos en un hospital, ahora fuera de aquí. Esta habitación será ocupada por un paciente, no es para que ustedes par de jóvenes hagan lo que se les plazca. ¡Consigan un hotel!—Ocúpate de tus asuntos mujer.—¡Insolente!Pude ser testigo de cómo él cambia su mirada hacia la mujer, quien, por cierto, parecía tener cerca de sesenta años y al parecer es una enfermera por su uniforme.—Lo lamento, señora. Ya nos vamos.Respondo agarrándolo de la mano, comienzo a empujarlo fuera de la habitación para que no le haga nada a la mujer.—¿Qué no te enseñaron a respetar a tus mayores?Pregunto enfadada por su tacto a los demás. No soy amante a las injusticias, era obvio que le recriminara por su comportamiento hacia la mujer.—No me interesa. Vámonos.—Ya te dije que no iré contigo, debo ir con Mía. Si me necesitas para algo, pues tendrás que aguantarte, porque no iré contigo.Empie
—¿El té?—Sí, el té.—¿Por qué yo?—Porque me agradas.—Bueno, no voy a refutar eso.Esta vez mi comentario hace que no solo sonría, sino que también ría a carcajadas. Era agradable verlo sonreír de esa manera.—Eres muy graciosa.—Gracias por el cumplido.—Entonces, ¿qué dices?—Bueno… Acepto, pero tendré que acomodar mi horario para poder pasar un tiempo con usted. Ya sabe que soy madre, también estudio y trabajo. Usted entenderá.—¡Ya veo! Esperaré a que estés libre.—De acuerdo, aunque con Mía aquí, creo que podremos tomar el té más tarde. Claro, si no le molesta tomar el té en esta habitación.—No hay ningún problema, será más tarde entonces.—Está bien.—¿Cómo sigue tu hija?—Está mejor, su cirugía salió muy bien. Mi abuela es quien la cuida en este momento, mientras yo voy a casa a tomar una siesta y una ducha.—Me alegra escuchar que está bien.—Gracias. Me retiro por ahora, pero volveré más tarde. Con permiso.—Deja que mi nieto, Jason, te llevará a tu casa.—Abuelo…—No es n