Capítulo 443
—Sí.

—¿Vas a correr esta noche también?

—Sí, ¿vienes? —preguntó Daniel.

—¡Claro!

Cada uno fue a cambiarse a ropa deportiva y se encontraron para bajar juntos a correr. El sol ya se había puesto y la oscuridad comenzaba a cubrir la tierra. Cuando terminaron la primera vuelta, la luz de la luna brillaba clara y las estrellas empezaban a parpadear.

En la tercera vuelta, Lucía no pudo más—: Pro... profesor, sigue tú, yo descansaré un momento.

—¿Estás bien? —se detuvo Daniel junto a ella.

—No es tanto cansancio, es que tengo mucho calor —respondió Lucía, empapada en sudor y con las mejillas sonrojadas. El sudor le goteaba desde las raíces del cabello hasta las mejillas, empapando su camiseta.

—Entonces dejemos de correr, caminemos un rato —sugirió Daniel.

Lucía se frotó la nariz, algo avergonzada. Caminaron por la avenida arbolada hasta llegar a la entrada de la Universidad Borealis. Daniel compró dos botellas de agua mineral en la tienda, abrió una y se la dio a Lucía.

—Gracias.

Después de
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