Capítulo 385
El auto se detuvo en la entrada del callejón. Lucía bajó después de que Carlos y Talia ya habían descendido y se dirigió hacia el edificio de apartamentos.

La luz de la luna caía como agua y las estrellas, escasas, se esparcían dispersas en el cielo nocturno. El viento traía consigo el calor sofocante del pleno verano, sin ofrecer ningún alivio.

De repente, sus pasos se detuvieron. Allí, junto al edificio, vio a un hombre recostado contra un árbol con las manos en los bolsillos. Al verla, instintivamente se enderezó y esbozó una sonrisa.

—¿Qué? ¿Te sorprende verme? —Jorge se acercó a ella.

—...Un poco —respondió Lucía después de un momento de perplejidad.

—¿Cómo te estás adaptando al nuevo semestre?

—Bien.

—¿Tienes muchas clases?

La pregunta dio justo en el blanco. ¡No solo tenía muchas, estaba completamente saturada!

Jorge se encogió de hombros —Por tu expresión, ya sé la respuesta.

—¿Tan obvio es? —se tocó el rostro.

—No.

—¿Entonces cómo lo supiste?

—Tengo buen ojo —respondió Jorge.

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