— ¡Yo quiero estar contigo, vivir contigo, bailar contigo, tener contigo una noche loca! ¡Y besar tu boca! — canté en español a todo pulmón por los pasillos del instituto de camino a la cafetería.
— ¡Martínez! ¡Silencio! — me reprendió el director que pasaba por el pasillo también.
El director es un anciano de unos 50 años, lo suficientemente viejo para llamarlo fósil. Tan amargado que su rostro está completamente lleno de arrugas por siempre tener el ceño fruncido. Pero a pesar de todo era un buen hombre, lo conocía muy bien por tantas veces que había ido a su oficina de dirección y por todas las reuniones familiares. El director es mi tío, o mi tiastro o como se le diga al hermano mayor de mi padrastro. Tal vez esa era la razón por la cual no me habían expulsado aún de este instituto, o la razón más creíble, porque soy demasiado increíble para ser expulsado.
— Déjeme vivir, dic. Además, bailar y cantar libera el estrés. Debería intentarlo. — le sonreí.
— Otra más y te llevaré yo mismo a detención. — dijo frunciendo más el ceño, si es que era posible.
— ¡Bendición! ¡Saludos a Mónica! — comenté siguiendo mi camino y continuando la canción — ¡Tú me miras y me llevas a otra dimensión! ¡Cuando tú me miras se me sube el corazón!
Vi a Chloe caminar hacia mí.
>> Qué ironía del destino no poder tocarte — tomé su mano y la atraje hacia mí — Abrazarte y sentir la magia de tu olor.
Chloe rió.
— ¿Me estás dedicando la canción? — preguntó entre sorprendida y coqueta batiendo sus largas pestañas — Porque te digo que no entiendo nada de lo que dices. Nunca presto atención en las clases de español.
— En efecto te la estoy dedicando. No te preocupes, yo mismo la traduciré para ti — le sonreí — Entonces, ¿aceptas?
— ¿Qué cosa?
— Salir conmigo. Solo a comer o a lo que quieras — dije comenzando a ponerme nervioso — O podemos ir al boliche, desde pequeña te encanta ir.
Ella sonrió.
Muy guapa.
— Tentador, pero paso — dijo tomando un mechón de su cabello y girándolo en su dedo.
Auch.
— ¿Por qué? ¿Por qué no nos das una oportunidad? Prometo que te esperaré durante horas mientras te arreglas y no me quejaré ni una sola vez.
Chloe rió y negó con la cabeza.
— Sigo pasando — se encogió de hombros.
— Y yo sigo sin rendirme.
Puse mi mano en su mejilla y me acerqué a ella, me acerqué mucho de lo que ella permitiría y menos de lo que yo quería.
Le besé la mejilla y duré unos segundos más sintiendo su fría piel en mis labios.
— La próxima vez ese beso no será en la mejilla.
Le guiñé el ojo y seguí caminando.
>> ¡Con tu física y tu química, también tu anatomía, la cerveza y el tequila y tu boca con la mía! ¡Ya no puedo más! — seguí cantando por los pasillos sin tener vergüenza de todos los que se me quedaban mirando. Vi a Adele cubriéndose con un enorme suéter negro y varios libros pegados al pecho caminar por el pasillo hasta que me vio cantar y sonrió — ¡Ya no puedo más!
— ¿En-Enrique I-glesias? — preguntó con un tono de voz muy bajo.
Me preocupé de qué había vuelto a tartamudear hablando conmigo, pero noté que no era por mí sino por todos los estudiantes alrededor que se nos habían quedado viendo como si fuéramos dos monjas en ropa interior.
— ¡Querida audiencia, no hay nada que ver por aquí! ¡Educadamente les invito a que sigan su camino y no escuchen conversaciones ajenas! ¡Muchas gracias! — exclamé, rieron y siguieron caminando.
— Gracias — susurró.
- Para servirle, querida dama — hice una reverencia — Por cierto, ¿sabes español? Porque Enrique Iglesias no es muy francés que digamos.
Ella rió y asintió.
— Se español e inglés — dijo mostrando una sonrisa orgullosa.
— Oh, eso es increíble — dije hablando en español — Aunque me encanta el francés, no hay nada cómo hablar en mi idioma.
— Wow, calma, compañero — dijo tambien en español lo que me sacó una sonrisa — No hables tan rápido. Estoy un poco oxidada.
— Claro, lo siento — reí — ¿Tu toque de queda hoy es a las cinco también? Porque nos falta más de la mitad del ensayo.
Adele hizo una mueca.
Lo olvidó.
— Lo olvidé — dio una sonrisa nerviosa.
— No te preocupes. Haremos el ensayo en tu casa. No creo que tengas toque de queda ahí, ¿no?
— Tengo que dormir a las diez. Relativamente si tengo toque de queda en mi casa.
— Mis condolencias por eso.
Ella rió.
Me gustaba hacerla reír, cuando Adele reía, por unos segundos parecía que sus ojos dejaban de estar triste, se veía como si no tratara de ocultarse de todo y el negro en su ropa, en sus uñas y sus gastados tenis se volvían de todos los colores para mí.
Pero cuando terminó de reírse su suéter volvió a ser negro, se cubrió con los libros y sus ojos volvieron a ser tristes.
— Canta algo — dije de repente.
— ¿Qué? ¿Acá? ¿En medio del pasillo? Ni de broma.
— Vamos, sólo el coro de algo. Si quieres sólo la canción de alguna propaganda. La de la coca cola es buena.
Y ahí volvió a reír, se llenó de luz y colores.
— Nos vemos después, Adam.
Vi cómo se perdía en los pasillos.
Entré a la cafetería al fin cantando aún la canción de Enrique Iglesias con una sonrisa en los labios.
— ¿No vamos, Ady? — pregunté apareciendo detrás de ella haciendo que pegara un gritito del susto.— Deja de asustarme — dijo molesta — Y no me llames Ady.Le abrí la puerta del copiloto para que entrara a la camioneta y yo entré después de ella.— ¿Por qué? Deberíamos ser amigos, ¿no? Ya que serás mi novia — dije tranquilo encendiendo mi auto.Adele que estaba tomando un té frío comenzó a toser de la impresión.Comencé a conducir a su casa.— ¿Qué? ¿Tu novia? ¿Qué te fumaste?— Cocaína, pero eso no tiene nada que ver — bromeé — Mi madre dice que quiere que seas mi novia y mi mamá no aprueba a cualquiera. Si t
- Y-yo... E... B-bueno... Tenemos que terminar de acomodar todo ésto - dijo Adele tomando un libro titulado "Dame un beso", lo soltó de inmediato.Reí.- Claro.Terminamos de acomodar su biblioteca sin decir una palabra y me senté en un pequeño sofá azul. Adele se sentó en su cama lo más lejos de mí.Sonreí.- No haz dado tu primer beso - comenté.- ¿Yo? Claro que si - dijo moviendo inquieta su pierna derecha.- Claro que no.- Claro que si.- Te has puesto demasiado nerviosa o nunca has dado un beso o yo te pongo nerviosa - comenté - O tal vez son las dos.Adele se quedó callada.- Yo... sólo no he conseguido a la persona correcta - dijo
¿Qué es la felicidad?¿Es lo que siente un niño cuando recibe su obsequio de navidad?¿O cuándo la persona que te gusta dice que también le gustas?¿O es cuándo estás con tus amigos disfrutando de la vida?¿O cuándo estás en soledad, comiendo, viendo una película o escuchando música?Tal vez es cuando obtienes tu primera paga en tu primer buen trabajo.O sólo cuando obtienes una buena calificación en aquel examen por el que tanto estudiaste
NARRA ADELE¿Por qué escribí su nombre?— ¿Y bien? — preguntó Adam divertido.— ¿Tienes borrador? — ignoré su pregunta.— Si, pero eso es marcador.Miré mi cuaderno y rodé los ojos sintiéndome estúpida.Bien, Adele, ya cometiste el ridículo del día.Arranqué la hoja y seguí viendo la clase procurando no seguir pensando en Adam.Cuando terminó la clase me levanté rápidamente y me dirigí a la siguiente que quedaba hacia la otra punta del instituto.Mientras caminaba por el pasillo ví como un Adam un poco sudado y cansado se detenía frente a mí.— ¡ADY! — gritó. 
— ¡ADAM! — escuché que alguien me llamaba.— ¡¿Quién me aclama?!Ví a Lucas, el compañero de asiento de Amélie correr hacia mí.Lucas rió.— No te aclamo, pero si necesito tu ayuda.— ¿Mi ayuda?— Bueno, es un consejo.— Oh, viniste con el mejor. Soy el psicólogo de mis amigos. Disculpa si no te llevo a mi consultorio pero tenías que haber programado una cita antes.Lucas rió.— Pues, discutí con Amélie.— Oh, ¿por qué?— Porque me enojé porque perdió su... florecita con el estúpido de Nathan.
— ¿Qué pasa? ¿Por qué no dices nada? — preguntó Adele nerviosa. — ¿Decir algo? ¿Cómo quieres que diga algo luego de haber escuchado tu voz? Cualquier otro sonido luego de escucharte cantar se vuelve la cosa más espantosa del mundo. Eres, ehm t-tu voz es hermosa. Ady se sonrojó. — Gracias, Adam. — Estem... limpiemos, ¿si? — dije nervioso al ver que Adele no dejaba de morder su labio. — Claro — dijo ella viéndome confundida. Estuvimos mucho tiempo en la cafetería limpiando, pensé que no lo haría, debería estar practicando con el equipo de fútbol, pero quería estar cerca de Adele. No estábamos hablando, sólo escuchábamos la radio en el fondo, a veces yo cantaba alguna canción y Adele me veía sorprendida mientras yo le sonreía.
Entré a los vestidores y comencé a desvestirme para ponerme el uniforme.No había nadie más, hasta que vi entrar a una hermosa chica con una gran y rubia melena rizada.— ¿Qué haces aquí, Chloe? — pregunté — Este es el cambiador de hombres.Yo estaba sólo en bóxer cuando ella entró, pero no me incomodé. Mi cuerpo no era algo de lo que me avergonzara, ni un poco.Ella me miró de arriba a abajo y sonrió.— ¿Qué te pasa conmigo, Adam? — preguntó ella acercándose — Me ignoraste por completo hace unos segundos y ahora sólo estás con esa chica gótica.— Se llama Adele.— Eso no me importa — dijo acercándose cada vez más.Ella comenzó a acariciar mi torso para ir subiendo por el cuello y colocar sus manos en mi mejilla.Tomé fuerzas y me alejé.— No, Chloe. Estoy enojado contigo — le dije — ¿Cómo pudiste ser tan mala con Lucas?Ella rodó los ojos divertida.— ¿En serio vamos a discutir por el nerd? — preguntó volviendo a acercarse.— Si, vamos a discutir por eso — hablé alejándome un poco más
— Si les dicen: "Gracias por ser diferente a como imaginé" ¿Cómo lo toman? ¿Cómo algo bueno o algo malo? — pregunté en español a mi familia mientras almorzábamos.— Creo que es bueno — respondió mi madre — Dijo gracias, eso es bueno.— Yo creo que quien sea que lo haya dicho tenía una terrible imagen de ti antes — dijo Christopher, mi primo, encogiéndose de hombros.— ¿Quién te lo dijo? — preguntó Gregory.— Adele.— Oh, Adele — dijo mi madre sonriendo — Esa chica me cae muy bien.— ¿La que estaba cantando el otro día en tu habitación? — preguntó Chris.— Si — sonreí.— Quiero que ella sea mi nuera, hijo. Ella te ha cambiado. No has traído a ninguna otra chica desde que la conoces a ella.— Ay, ya vas a empezar — dije rodando los ojos divertido pero dándome cuenta de que mi madre decía algo muy cierto.— ¡Obedece a tu madre, Adam! ¡Hazla tu novia! — reí y me dirigí a mi habitación.***Toqué el timbre de la casa sintiéndome algo nervioso.Me estaba arriesgando un poco.La madre de Ade