Sin saber qué hacer la sostuvo entre sus brazos.— ¡¿Qué sucede?!Preguntó, pero ella no podía responder, se estaba ahogando. Su rostro enrojeció mientras llevaba las manos a su pecho de forma desesperada.—No puedes respirar —Ella asintió rápido y él tomó el teléfono para llamar de inmediato al 911 de emergencias. Dejó el altavoz encendido mientras pedía por ayuda, y al tiempo en que ella continuaba ahogándose desesperada. Naia se desmayó en sus brazos y él la dejó sobre la alfombra. Recordó aquella clase lejana de RCP cuando estaba en el equipo de natación de la secundaria y pronto empezó a realizar compresiones mientras sus labios se unían con desespero a los de ella para empujar en éstos el oxígeno que le estaba haciendo falta. No supo cuánto tiempo transcurrió, pero si se trató de segundos, lo sintió como si hubiesen sido horas. Cuando vio que el pecho de Naia subía y bajaba respirando con normalidad, terminó la llamada para ahora marcar a Steve.Lo instó a presentarse de inmed
—Señorita Ortega, recuerde que es importante hablar con el psicólogo, él le dará el tratamiento oportuno —dijo la doctora Stevenson.Pero Naia evadió su mirada, sólo se limitó a mirar sus manos unidas, sintiéndose muy tonta por lo que había sucedido. Estaba más preocupada por el mal momento que le había hecho vivir a Matthew, que por lo que la mujer mayor le estaba diciendo en este momento.Al ver que la paciente no respondía, la médica prosiguió:—Usted continúa evadiendo algunas preguntas y es importante hablar, en especial cuando se han experimentado situaciones de violencia y abuso.— ¿Usted le dijo algo sobre mí a Matthew? —preguntó en un hilo de voz.—Como su acompañante y responsable le comenté la situación desde el punto de vista médico. ¿Por qué me hace esa pregunta?, ¿No confía en él?, ¿teme que la lastime?Naia meneó la cabeza ante todas esas preguntas.—Él es bueno, pero... pero...—Entiendo, aún no confía en él.—No es que no confíe, es que me avergüenza mi situación. No
Aquellas palabras quedaron grabadas en la mente y el corazón de Naia, por lo cual si aquel era un sueño, deseaba no despertar. Desde que fue dada de alta en el Hospital hace dos días él no se apartó de su lado, lo cual se sintió agradable, por todas su atenciones y el afecto que le demostraba tanto a ella como a Leo, pero también resultó preocupante por cuanto había dejado de ir a trabajar y notaba que ignoraba las llamadas de Marguerite y del abogado Steve.—Naia, han traído el desayuno —enunció él con una sonrisa al entrar en la habitación, mientras ella aún continuaba en la cama en compañía de su hijo.—Ya te dije que yo puedo levantarme y cocinar. La doctora no me envió ninguna incapacidad. Estoy bien. Bi-en —enfatizó.—Pero yo estoy más tranquilo si tú permaneces en cama.Ella suspiró.—Mateo te lo digo, estoy bien, puedo cocinar, no es necesario que solicites el servicio a un restaurante.Él se acercó a la cama con una sonrisa bobalicona.— ¿Cómo me dijiste?—Que puedo cocinar.
En la oficina de presidencia ingresó una mujer alta, de cabello rubio y ojos color verde, vestía ropa de diseñador y exhibía una actitud poco amigable.—Hola Ashley que alegría volver a verte, suponía que ya habías superado tu mal gusto por Matt —Fue Steve quien la saludó con una sonrisa falsa y palabras precisas.—Largo, necesito a Matthew no a su lacayo —respondió la rubia al escucharlo mientras lo fulminaba con la mirada.Luego paseó sus ojos por la oficina hasta que halló a su objetivo, pero su rostro no pudo evidenciar más sorpresa al ver que tenía a un niño en sus brazos.—Así que de verdad te has vuelto loco —afirmó con el ceño fruncido.—Hola Ashley ¿cómo sabías que estaba aquí?Ella bufó.— ¿No se supone que aquí trabajas?— ¿Qué necesitas?, ahora no tengo tiempo para tus escándalos.Resultaba evidente que Matthew no estaba agradecido de tenerla en su oficina.—Hablé con tu madre, me lo contó todo, ya sé que ese niño no es tuyo y es de una aprovechada ilegal que te ha seducid
El silencio los envolvió por un momento.— ¿Estás diciendo que estás embarazada?— ¡Sí! —respondió emocionada.— ¿Estás segura?Observó su vientre sin ninguna prominencia.—Por supuesto.—Ok, te felicito, pero eso no tiene que ver conmigo, así que lárgate de una vez.—Matt te estoy diciendo que vas a ser papá, por supuesto que tiene que ver contigo.Él movió su cabeza estirando el cuello y escuchando cómo éste crujía por el estrés que aquella le estaba generando. Sin embargo, no se dejó llevar por el enojo.—Ashley Miller, si es verdad que estás en embarazo es imposible que ese bebé sea mío, mejor ve a buscar a su verdadero padre y olvídate de que existo.Ella se acercó para abrazarlo, y aunque él evidenció desagrado, ella no lo soltó.—Matt es tu regalo, para ti y para tus papás. El bebé en mi vientre es un verdadero Garner, ya no es necesario que tengas a tu lado a ese bastadard0.Matthew utilizó su fuerza para soltarse del agarre indeseable. Estableció un límite con sus brazos exte
Al salir de la consulta con el Dr. Jeremy Beery, Naia tenía los ojos muy irritados, la punta de la nariz colorada y la voz un poco ronca. Resultaba evidente que había llorado, incluso más de lo que era normal, o eso es lo que pudo deducir Matthew al verla.—Señorita Ortega su consulta será dentro de una semana —Le informó la secretaría entregándole una hoja.—Gracias...— ¿Cómo estás? —indagó Matthew aunque la respuesta fuese tan evidente.—Bien... supongo.Una vez más las palabras se fueron de los labios de su novia, quien estiró los brazos para recibir a Leo en su regazo. Lo besó fuerte y acarició la punta de la nariz con la suya, ofreciéndole una sonrisa forzada sólo para él.— ¿Qué estuvieron haciendo mientras estaba con el psicólogo?—Fuimos a la fábrica, debía revisar algunos documentos.— ¡Oh!, lo siento, por mi culpa no has podido trabajar.—No hay nada de qué disculparte, además hoy no hubiera podido trabajar allí de todas formas.— ¿Por qué?Matthew se percató de que había d
—Matthew deberías responder —instó una vez más.—Lo apagaré, así no nos molestará más —respondió como resolución luego de ignorar cada una de las casi diez llamadas que su madre había hecho en un corto tiempo.— ¿No me dirás qué está sucediendo?Él le sonrió y meneó la cabeza.—Sólo es un malentendido que resolveré pronto, no te preocupes es algo que no tiene importancia.—Si no la tuviera tu madre no estaría intentando comunicarse.Matthew apagó su móvil y volvió a sonreír.—En este momento no hay nada más importante que tú.—Creo que te he quitado demasiado tiempo, pero me gusta tenerte cerca —confesó.—Muy bien, me gusta que seas honesta, ahora qué te parece si vamos a comer algo delicioso y luego vamos por un helado, y tal vez más tarde podemos ver una película en la comodidad de la sala.—Me gusta, acepto.Matthew no deseaba preocupar a Naia con la locura inventada por Ashley y que había sido creída por completo por su madre. Él debía resolver la situación, pero ahora su priorida
Naia ahogó un gemido al sentir aquella invasión entre sus piernas, mientras la lengua de Matthew se entretenía en descubrir el sabor oculto entre los pliegues. La intensidad de aquella acción provocó que su espalda se encorvara al tiempo en que sus manos apretaban con fuerza la tela bajo su piel.Él subió lamiendo desde su centro de placer hasta el vientre dibujando una línea con la lengua húmeda. Observó su respiración agitada y los pez0nes er3ctos que clamaban por atención.—Eres deliciosa.Afirmó antes de llevar a su boca uno de los inhiestos pez0nes para rodearlo con aquella lengua juguetona y luego succionar con fuerza. Se sorprendió al sentir que el sabor de su boca cambiaba por la leche que se derramaba. La bebió sediento mientras su mano libre acariciaba el sen0 desatendido. Se extasió al sentir el cuerpo de Naia retorcerse bajo el suyo sin dejar de mirar a ese rostro enrojecido por la vergüenza mezclada con la excitaci0n.Se detuvo por un momento para tocar las manos de ella