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Había pasado una semana en que faltaba a clases con la excusa que nadie cuidaría mejor a Dalila que yo, pude convencer a mis padres en ese momento, no era difícil, una mirada y ojitos de cachorrita y los tenia, una completa manipuladora, lo sé.
Aunque mi subconsciente me jodida a cada momento por eso, el mismo sabía que solo estaba intentado sobrevivir de aquel hombre. Era un hecho de que apenas pisara la universidad moriría, no tan literal, pero de que moriría en la universidad lo hacía, era ley.
Pero no podía morir, primero tenía que probar un latino, si o si.
—Tranquila, no morirás —susurre para mí misma viendo personas entrar y salir de la facultad de medicina. Había acabado el efecto en mis padres.
— ¿Te bajas del auto o te saco? —volteé a ver a mi mellizo con fastidio.
—Necesito mentalizarme en que hoy será un buen día, cállate.
—Te noto rara desde que salimos de casa, ¿Sucede algo?
Evite rodar los ojos cuando se puso en plan hermano mayor preocupado, sabía que se preocupaba por mí, claro, era su hermana y habíamos compartido un estrecho lugar en esa pequeña barriga de mamá.
Aún sigo sin creer como logramos sobrevivir ahí adentro, y lo peor, como esa pequeña vagina nos había expulsado, sí que tenía una vagina flexible, y esperaba tenerla también, claramente no para tener bebes, solo para dejar entrar de vez en cuando tamaños increíbles, si un bebe podía salir de ahí, claramente un gran pene podía entrar. Solo era lógica. —Mierda, yo y mi manía de salirme del tema— ¿por dónde iba?, si, Luciano me amaba y yo lo amaba, éramos inseparables, y por eso mismo lo conocía más que el mismo, así que sabía que detrás de su ¿Sucede algo? quería averiguar otra cosa, indirectamente...como siempre.
— ¿Qué pasa con Lia? —decidí fastidiarlo para que me dejara en paz de una vez por todas. Se tensó de inmediato y huyo de mi mirada.
— ¿Por qué tendría que pasar algo con ella? —pregunto a la defensiva.
—No lo sé, tú dime —lleve mis dedos a un lado de mis ojos, llegando a tocar el final de mis cejas y los estire, de tal forma que quedaron mis ojos achinados, como el del meme.
¿Era un chino, no?
Después de su pequeña crisis epiléptica pudo hablar.
—Por dios Luciana, bajete —di mi trabajo por hecho cuando lo vi sonreír.
—Solo espero que algún día tengas la valentía para confesarme el amor que se tienen ambos, malditos pecadores.
Sonreí al ver su rostro pálido, no había ningún rastro de aquella sonrisa que poseía hace pocos segundos. Salí del auto con mis energías renovadas y me dispuse ir a mi primera clase del día.
Iba tatareando una canción, cuando un jalón de mano —demasiado fuerte, cabe aclarar— hizo voltearme bruscamente. Tal vez le habría dicho un insulto, o simplemente le hubiera hecho una llave, pero vamos.
¿Cómo podría ganarme un nuevo motivo para que Alessandro Rizzo quisiera acabar conmigo?
No dijo nada, al parecer esperaba que yo hablara, lo que claramente no iba suceder. Temía que mi lengua viperina no se callara nada.
No digas nada.
No digas nada.
No di...
— ¿Acaso fue duro el golpe que te di para afectarte el área de broca*? Ya se —sonreí. C a l l a t e—. Me tienes tanto miedo, que en mi presencia no puedes formular una palabra.
Si me tocaría describir exactamente que pude observar en sus ojos, diría: al diablo.
El no dijo nada, solo sonrió, con esa maldita y sensual sonrisa por la cual suspiraba internamente.
Tuvimos un gran recorrido por toda la facultad, hasta que llegamos al final, exactamente, lo que dividía un pequeño bosque de la facultad de medicina y seguimos. Empecé a intentar zafarme de su agarre, pero era en vano, me tenía inmovilizada, a mí, a Luciana Licciardi.
Qué vergüenza.
Aunque una parte de mi quería saber hasta dónde podía llegar Alessandro, algo arriesgado, lo sé.
—Te lo advertí —Susurro con voz grave. Trague fuerte, sintiendo como su aliento golpeaba mi cuello.
—Sería un poco cliché que me mataras en este bosque, ¿No crees?
¿Por qué no te callas de una buena vez Luciana?
—No pensaba matarte, pero gracias por la sugerencia.
—Estamos para servir —solté una risita nerviosa. Claramente tenía que aprender a cerrar mi gran boca.
Nos detuvimos en un gran árbol, sorprendiéndome al ver algunas bolsas tiradas a su alrededor. De repente, siento un fuerte golpe en mi nuca, dejándome inconsciente al instante.
[...]
Siento un dolor agudo en mi cuello, así que trato de llevar mis manos en el lugar lesionado pero no puedo, la verdad, es que no puedo moverme.
Inhalo y exhalo profundo antes de abrir mis ojos. Cuando lo hago, observo como estoy atada en el gran árbol donde nos detuvimos.
— ¡¿Qué mierda?! —grite.
— ¿Las sientes muy flojas? —pregunta Alessandro, llegando al frente mío—. Puedo apretar más las sogas si quieres.
Por primera vez en mi vida sentí el verdadero miedo recorrerme, estaba vulnerable delante el chico más lindo que jamás vi, y el más peligroso. Su mirada daba terror, y la manera en que sonreía, me hacía ver que le satisfacía lo que me provocaba...miedo.
"Por más dura que sea la situación, jamás debes mostrar miedo. Al hacerlo, les estarás entregando el arma que puede destruirte. ¿Entiendes? "
Recordé aquellas palabras que me había dicho mi padre en uno de mis entrenamientos con él, así que cerré los ojos, y controle el remolino de emociones que tenía en ese momento.
—Si quieres vengarte, hazlo —exclame con voz fuerte, no había ni un miligramo de miedo en mí, y mis ojos se lo hicieron saber. Se sorprendió, claro que lo hizo, pero solo por segundos.
—Claro que lo haré, ¿acaso lo dudas? —negué—. Querías conocerme, lo harás. Tengo un solo objetivo en mi vida, matar al hijo de puta que mato a mi padre. No quiero obstáculos, ni distracciones en mi camino, y tu pequeña mujer valiente lo eres. Así que espero, que después de esto, no te queden ganas de estar ni a tres metros de distancia cerca mio.
— ¿Qué harás?
— ¿Yo? Nada, dejare que la naturaleza solo lo haga — ¿Qué mierda?—. Si vives aun no era tu hora, si no lo haces...lamentablemente te cruzaste con la muerte.
Sonríe a boca cerrada dejándome atónita.
— ¡Al menos déjame con un cuchillo! —grité, al verlo marcharse.
—Claro que no, pequeña rencarnación fusionada de Bruce Lee y Jackie Chan. Adios Jacklee.
—IDIOTA —grito con todas mis fuerzas.
Ahora, ¿Quién podrá desatarme?
El área de Broca es una sección del cerebro humano involucrada con la producción del lenguaje.
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Un mes antes.—Lu-Luciana... te amo.Parpadee varias veces atónita a lo que escuchaba. —¿Acaso estaba loco?—suspiré, levantándome de la cama para vestirme e irme cuanto antes.¿Por qué tenía que dañarlo todo?—Me encantas...enserio, y amo la forma en que lo haces, eres el mejor hasta ahora, pero solo es placer Giulio. Mi primera regla es no involucrar sentimientos.— ¿Qué quieres decir? —arrugó su entrecejo, levantándose para también vestirse.—I'm way too good at goodbyes&n
Días después.—La noto muy distante, ¿sucede algo?Volteé a verlo inmediatamente.¿Qué me pasaba? Tenía a semejante monumento de hombre frente a mí en una cita, y pensaba en el idiota de Alessandro. Sí que me sucedía algo.—Mande a investigar a una persona, pero no encontraron suficientes cosas —comenté.No había quedado satisfecha con la investigación a medias que me habían entregado, no decía prácticamente nada, lo cual no ayudaba. Tenía una terrible curiosidad por ese hombre, tal vez era solo un capricho y se me pasaría con el tiempo, pero mientras tanto quería saber todo lo que se pudiera de Alessandro. Nunca había sido ignorada, y que esa fuera mi primera vez, había despertado algo temporal.—Tal vez podría ayudarla, el in
—Luciana despierta, vamos cariño hoy iras conmigo al hospital.Sentía como movían levemente mi cuerpo, pero me negaba a despertar.—No —susurré dándole la espalda.¿Acaso no tenía tres hijos más? ¿Por qué todo era yo?—Luciana Licciardi Davis, te levantas de esa cama o juro que te levantaré como la última vez.Grité de frustración y me levante de inmediato. No quería que pasara eso de nuevo...jamás.¿Qué clase de madre levanta a su hija con agua totalmente fría y cubos de hielo en ella?—Puedo demandarte por ello, ¿Lo sabes verdad?—Quiero verte intentándolo —se cruzó de brazos viéndome fijamente.—Pues te quedaras con las ganas, ¿Cómo demandaría a la ma... —
Otro día de mierda en el que tenía que ir a la universidad, al tener a Dalila lo hacía un poco menos mierda, pero mierda de todas formas.Estábamos hablando sobre la desilusión que se llevó al despertar y no encontrar a mi hermano en la mañana, no entendía como Liam había dormido en el apartamento de Dalila, cuando mi madre lo esperaba para dormir. El nunca desaprovecharía el poder dormir con ella.Algo no encajaba y lo tenía que averiguar.—Liam vendrá hoy y... ¡mierda!¿Acaso era real lo que mis ojos veían? ¿Alessandro besándose en plena universidad con una mujer? ¿Cuando— ¿Y mierda? —preguntó confundida Dalila.—No, no quise decir eso —Dije distante mientras veía al maldito. Era real.— ¿Quiénes son ellos?—Alessa
Sonreí al verla, tenía una belleza muy exótica mi hermana. Como no tenerla si era del oriente.Joder, esas mujeres son candela pura."Candela”Empecé a reírme de mis pensamientos, era una maldita.— ¿No piensas salir de este cuarto? —Detuve mi risa al escuchar a Liam—. Ahora hasta te ríes sola, ¿Debería de preocuparme?—Tal vez, aunque…nunca he sido la cuerda de la familia… ¿No crees?—Bueno, todos tenemos un poco de locura. Pero tu locura es distinta. Te vigilo Luciana. Te conozco.—No —volteé a verlo sonriendo—. No puedes decir conocerme por saber que hago y que no, en realidad Liam, tú conoces a la Luciana que conocen todos.—Eres peor que yo —sonrió asintiendo.Se acercó a Dalila y como pensé, ni siquiera la toco. Solo se qued
"Te extraño, hoy un poco más que ayer"Morí de risa al leer el mensaje. Esteban era un completo idiota, hermoso, pero idiota de todas formas."Necesitas una dosis de insulina"Respondí. Casi de inmediato respondió él."JA JA JA que graciosa""¿Voy por ti?""Te espero"Unos movimientos me alertaron e inmediatamente volteé a mirarla.— ¡Dalila! —grité levantándome de la silla en cuanto supe que estaba despertando.Un alivio me recorrió en ese momento, había vuelto mi hermana, pero...¿Se estaba creyendo la bella durmiente o que mierda?—No puedo abrir los ojos —dijo en un susurro. Su voz estaba demasiado ronca—. Agua.Fui hasta la pequeña mesa equipada y serví en un vaso plástico un poco de agua. Oprim&iacu
Jamás me había sentido tan expuesta como en ese momento. Esteban había mirado más profundo y había dado en el clavo.No podía quedarme un segundo más en su casa, si lo hacía, sentía que de alguna manera iba a leer mis pensamientos y a entrar en mi lugar más privado y con más muros…mi corazón.No podía entrar, ni él ni nadie.— ¿En dónde estabas?Arrugué mi ceño y volteé a ver quién era el intrépido que se atrevía a hablarme en plena crisis.—No tengo por qué darte explicaciones Vlademir —aclaré, no queriendo empezar una discusión—. Ahora si no te importa, terminaré de llegar e iré a mi habitación.—Al parecer tu madre llamó al tío Leandro y le dijo que tú estabas yendo a casa. Para que
—Tienes que venir pronto, estar rodeada de raros me está afectando.Escuché la risa de mi tío Christopher del otro lado.—Sí, yo también te extraño mucho sobrina —fruncí mi ceño y negué.—No pongas palabras en mi boca que no he dicho Christopher Davis.—Ambos sabemos que esa es tu forma de decirme que me extrañas… ¿Cuándo lo aceptaras?—Mmm, espera lo pienso —hice una pausa y sonreí—. Nunca.—Pues yo si te extraño Luci, también a tus hermanos —rodeé los ojos al saber lo que venía—. Trataré de estar con ustedes para el fin de semana.Lo de siempre y nunca venia.—Lo que tú digas. Hablando ahora de cosas más importantes —escuché un gruñido en forma de advertencia—. Necesito al mejor fot&oa