CAPÍTULO 47

—Fui testigo de una violación.

Silencio total.

—¿Eh? —La voz de Maximiliano salió tras un par de segundos de escuchar esa confesión.

Carla inhaló aire y exhaló, con sus ojos puestos en él, sin embargo, no lo veía, su mente ya no estaba allí, se transportó hacia esa noche en el gimnasio, a ese lugar que no olvidaba, el mismo que visitaba de vez en cuando, aunque no tanto desde que empezó todo el asunto de su padre.

—Tu amigo Peter es un buen investigador, en verdad me gusta nadar y lo hago bien. Aprendí desde muy pequeña, mi madre me enseñó. Aprendí en esta ciudad y ya de grande comencé a inscribirme en gimnasios que tuviesen piscina para no perder la costumbre ni la práctica. Dejé de asistir a mi gimnasio habitual poco después de lo que sucedió en el consorcio. Recuerda que viajé a las montañas a visitar a mi tía aprovechando esos días libres en la empresa porque tenía tiempo sin verla, pero en cuanto regresé a La Ciudad, unos días después, más o menos, la verdad no lo tengo fresco en
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