—Señoritas, ¿Listas para la ronda? La voz del repartidor llega para ambas mujeres y no deja Katherine de pensar en lo que ocurre. Julia le asiente con amabilidad al hombre y dentro de poco consigue que comience la partida. —No se porque te he dicho esto, Kate. Pero sé que puedo confiar en ti, además…John es tu esposo. Y sé que no querrás que algo malo le suceda, tampoco a lo que siempre ha luchado por tener. Las frases tiene de por sí un efecto dentro de Katherine. ¿Qué es aquello? Pero si sólo conoció a John hace una semana, no están enamorados, su unión es sólo un papel, y su contacto es sólo un trato que terminará en un año, o quizás menos. ¿Qué puede tener ella que ver en lo que a John O'Connell le interesa? ¿Es siquiera honesto pensar algo así? Su mente es un revuelo. El deseo de John es montar sus casinos, y sus joyerías en el país, y la única manera de hacerlo y no perder cientos de millones es casarse con ella. Su propósito es meramente personal. El repartidor lanza las d
—En eso entonces yo no me meto —dice Julia con una voz contundente. Y es claro a lo que se refiere—. Aunque no te preocupes que es casi normal que todos estos casinos estén abiertos de noche, de día, de madrugada. John sonríe un poco después de oír a Julia. —Me despediré de algunas personas y saldré al auto. Te esperó allí —se dirige hacia Katherine. Ella sólo asiente. Aunque no es verídico que le deje un beso en los labios o en la mejilla sólo brinda una misma sonrisa que queda plasmada con una inmensa complacencia. Ambas mujeres lo notan desaparecer de su zona de vista. Julia restriega unas cuantas palabras que hacen a Katherine sonreír. —Yo realmente no sé que hago entre ustedes dos, porque ¡Ah! Es obvio que sobro en este lugar. —No digas eso —dice jocosamente Katherine de una manera gentil—. Fue con sinceridad divertido haber jugado contigo. Siempre creí que me ganarías. —Estás bromeando —responde Julia cuando no puede ver por ningún algún interés—. Salgamos de aquí. Hay qu
La expresión de Julia es cálida. Y posiblemente haya dicho otra cosa entre sus labios aunque de cierto modo no lo comprende. Las manos de John nuevamenta están sobre su cintura y la cálida sensación por un momento le hace olvidar la conversación con Julia. —Ya es hora de marchar y estoy segura que vamos a encontrarnos más de una vez por aquí, Katie —Julia emplea una sonrisa deslumbrante y por consiguiente Katherine responde de la misma forma—. Me marcho ya. ¿Ustedes irán al hotel?—La llevaré a comer antes —responde John con tono calmado. Imaginandose Katherine está que su esposo tiende a tener este tipo de tono de voz cuando está mintiendo. Pero le ayuda en seguirle la corriente y asiente ante lo dicho.—Vale, entonces. ¡Hasta luego, Kate! ¡Hasta luego, John!Julia deposita un beso y luego se marcha directamente hacia su auto. Katherine espera a verla marchar para continuar dando suspiros, de la misma manera, alejandose unos cuantos pasos hacia adelante. No puede negar que la ext
Es sumamente impresionante oír de Katherine estas cosas. —¿Qué estás diciendo? —John le pregunta por fin. Katherine se limpia sus labios y lo mira, como si no fuera obvio. —¡Ah! No tienes que fingir conmigo, John. Ya lo dijiste, somos amigos. Es normal que quiera decirte un consejo, pero no lo tomes a mal. No es muy conveniente. Se rasca John la ceja mientras su rostro se congela por la severidad en las palabras que usa Katherine. —¿Estás hablando en serio? —le cuestiona John como si no lo creyera. —¿Qué significa esa pregunta? —cuestiona Katherine de vuelta. John empieza a mover su cabeza en señal de negación. —Esto no puede estar pasando… —Ah, amigo mío. Lo que es obvio no se pregunta. ¿No has escuchado de eso? Es una pena, porque si realmente te gusta no fue sencillo elegir casarse con otra mujer. Supongo que no es estadounidense y por eso no la elegiste. Realmente te digo que debes actuar como si no me conocieras para que ella no piense que estás enamorado de tu esposa. Oh
—¿La conoce? —es lo que le pregunta Randall.—Lo hago —responde John—. Trabaja para mí. En consecuencia deduzco que el problema ha sido por un inconveniente de la empresa.—Prefiero no entrar en detalles. Al menos no cuando no esté ella presente —Randall cerciora sus palabras con rapidez y se voltea a ver a su hermana—. ¿Tienes algún problema en que te lleve yo? Katherine se ha mantenido tranquila en su sitio pero no por dentro está igual. La forma en la que John defiende a esa mujer ante lo ocurrido no sólo la enoja, sino que siente hasta decepción que sea de esta forma. Sus ojos se quedan fijos en él, tan fuertes y dubitativos. Da un paso atrás.—Vámonos, Randall. No quiero estar más aquí.Katherine da la vuelta de una vez por todas, y no quiere recibir u oír otra palabra que provenga de John. Randall divisa esta reacción con un gesto serio y le dirige una mirada a quien es su cuñado.—Puedes usar mis llaves y llevar a Kate a dónde desee…—No te preocupes —rápidamente dice Randal
Katherine lo aleja con fuerza y pasa por su lado. John se desata su corbata y con la otra mano la vuelve atajar hacia su pecho. —No me des la espalda. —¡Ah, claro! ¿Pero tú si me la puedes dar? —rezonga Katherine zafandose de aquel agarre—. ¿No hablabas tú que amigos? ¿Compañeros? Trata Katherine de rodear su cuerpo antes de que vuelva John en atraerla delante de su entrecortada respiración causada por el enojo inato de estas cualidades. —Eso mismo te digo yo a ti —le devuelve John de cierta manera también lleno de una gran y falsa complaciencia—. ¿Qué es aquella manera de comportarse? ¿En qué estás pensando? ¿No te das cuentas que llamas la atención de todo el mundo…? —Esa mujer se atrevió a tocar a mi hermano. ¡Mi hermano, John! Y si para ti el concepto de hermano es muy erróneo al mío, pues, ¡No me hables de eso entonces! —No puedes hacer eso otra vez. Llamarás la atención de todo el mundo… —¡No me digas más nada, John! ¡Nada! No quiero oírte. Realmente no sé porqué estás a
—¿Harry? Es lo primero que sale de John en cuanto abre la puerta.—¡Hermano! Llamaba a tu celular pero no contestabas, no tuve de otra que subir a buscarte.John todavía sostiene la fogosidad de este encuentro y se rasca atrás del cuello. Tiene un aspecto desordenado y su camisa se consigue fuera de donde debería. Tiene que fruncir el ceño, sin embargo, cuando quiere saber de su interrupción.—¿Qué es lo que ocurre?—Mamá nos llama. A todos. Nos quiere ver abajo en el salón —deja saber Harry apenas notando de lo que le sucede a su hermano—. No tardes en bajar porque parece ser que bastante serio.—¿Ahora mismo? ¿Qué sucede?—Sí, ahora mismo —Harry palmea su hombro—. Andando. Y no me preguntes que yo no sé nada, y mamá sólo nos quiere ver a todos. Realmente no sé que es lo que nos tratará decir.—Un momento —lo detiene John. No duda en acordarse de algo, bastante importante—. Dame un momento, avisaré a…—Oh, sí claro. Tomate el tiempo —casi Harry se echa a reír y señala hacia adentro—
El escalofrío cala el entero cuerpo de Katherine después de oír esto. Es inevitable no ponerse a pensar en lo que le deparará el destino a esta familia si todo lo que dice Julia es cierto. Pero, sin tener pruebas contundentes, ¿Cómo podrían siquiera pensar acusar a esta mujer?—¿Kate? ¿Sigues ahí? Julia parece algo temerosa, así que sale de su trance de una vez por todas.—Sí, sí aquí estoy —cuando puede verse en el espejo se limpia el maquillaje escurrido por el recién encuentro que la hace sonrojar cuando rápidamente llega a su mente lo que había sucedido sólo minutos antes—. ¿En dónde estás? Estoy en el resort.—Lamentablemente estoy en el norte. Decidí hacer algunas cosas. Pero mañana podrías venir…—No, no. Puedo ir ahora mismo a dónde estás, no hay problema.—¡Qué dices! ¿Hablas en serio? ¿Pasó algo malo, Katherine?—Por supuesto —tiene Katherine que da sentencia verdadera a su palabra porque sus pensamientos sobre una posible malversación de fondos, algo tan peligroso, ocurre