El escalofrío cala el entero cuerpo de Katherine después de oír esto. Es inevitable no ponerse a pensar en lo que le deparará el destino a esta familia si todo lo que dice Julia es cierto. Pero, sin tener pruebas contundentes, ¿Cómo podrían siquiera pensar acusar a esta mujer?—¿Kate? ¿Sigues ahí? Julia parece algo temerosa, así que sale de su trance de una vez por todas.—Sí, sí aquí estoy —cuando puede verse en el espejo se limpia el maquillaje escurrido por el recién encuentro que la hace sonrojar cuando rápidamente llega a su mente lo que había sucedido sólo minutos antes—. ¿En dónde estás? Estoy en el resort.—Lamentablemente estoy en el norte. Decidí hacer algunas cosas. Pero mañana podrías venir…—No, no. Puedo ir ahora mismo a dónde estás, no hay problema.—¡Qué dices! ¿Hablas en serio? ¿Pasó algo malo, Katherine?—Por supuesto —tiene Katherine que da sentencia verdadera a su palabra porque sus pensamientos sobre una posible malversación de fondos, algo tan peligroso, ocurre
Por poco parece delatarse con Julia al decir esto. ¿Cómo puede decir una cosa como ésta? ¿No sabe lo que siente por su esposo para los ojos de todo el mundo? Ah, ni siquiera lo pensó, ni siquiera midió las palabras. Busca el agua de la copa en aquel sentido y hace que se le despierten cada músculo del cuerpo. —¿Problemas matrimoniales? —se atreve a preguntarle Julia. No está tan lejos de la realidad. Así que Katherine se abstiene de responder para facilitar un poco lo que dirá. —A veces los amamos, a veces los odiamos. Pero sentimos algo por ellos de la misma forma —Julia apacigua el momento con estas palabras y llega el punto reflexivo en donde, con mayor claridad, tiene Katherine que iluminar sus sentidos. —Es difícil pensar o tratar de no pensar que esto puede acabarse algún día. Esta vida es…impredecible —sale Katherine con ese tono de voz lleno de desasosiego—. Lo lamento tanto, no quise mencionar esto. —Descuida, descuida —repite Julia de una manera capaz de hacerle sabe
—Oh sí, todo estará, no te preocupes por eso —se sonríe Katherine en su sitio de manera que da una radiante sonrisa—. No me atrevería a ir a donde mi mamá. Sabrá de una vez por todas lo que me sucede y realmente…no quiero hablar de casi nada.—Lo entiendo —Julia da un asentimiento noble—. A veces queremos sólo tenernos a nosotros mismos y los pensamientos.Katherine está maravillada que Julia pueda entenderlo, y sin preguntas, o alguna otra respuesta. Sólo asentimiento y buena y dichosa vida.—Entonces…¿Me dijiste que no querías sólo agua?Se sonríe Katherine por sus palabras claves y alza su copa con cuidado.—Olvidémonos de todo esta noche. Disfrutemos, señora O'Connell. —¡Hagámoslo! —expresa Katherine.Al primer trago que da se le arruga el rostro y tiene que echarse para atrás mientras Julia estalla en risas por estas acciones. No hace más que también dedicarle una espléndida sonrisa cuando la nota y vuelve a dar otro sorbo, ya acostumbrada.—Así que, creciste en Las Vegas —comie
No sabe Katherine en qué pensar cuando observa la aclamada ciudad de Las Vegas en aquella madrugada. Se supone que estas cosas, de enamorarse de la noche a la mañana suceden, pero dan hincapié a lo que una mujer como ella, tan distinta a las mujeres que cree ella frecuenta John, le hacen sentir. Da un suspiro. ¿Cómo actuará cuando lo vuelva a ver? Sólo serán horas para eso. Para nadie es extraño lo que ocurre entre ellos dos. Pues, son marido y mujer. Sin embargo, que distinto se observa cuando no es más que una farsa. ¡Un contrato nada más! La semana acabará y tendrán que partir hacia la realidad de este enigmático encuentro. Por la única razón con la que ha decidido seguir con esta mentira. Se abraza Katherine aún más con sus propios brazos. La vueltas que da la vida la afecta. Su vida ha cambiado por completo, sin saber, sin siquiera acometer lo que pasa. Debe ocuparse en algo, es lo que piensa. No puede quedarse de brazos cruzados, sin hacer nada. John le ofreció un
Las palabras de Katherine confunden más a Randall de lo que esperó. Así que de inmediato le dice a su hermano que tome asiento. —¿De qué estás hablando? —Primero, escúchame, Randall. Lo que te diré es muy importante, y bastante serio —Katherine se toma el tiempo de tomar aire. El necesario para continuar—. Creo que alguien está haciendo negocios sucios y utiliza la joyería para ocultarlo. Randall alza una ceja de inmediato. Está convencido de que lo que dice su hermana es una locura y se echa a reír con tremendas ansias. Al ver la seriedad de su melliza, tose y niega. —Eso es imposible. ¿Cómo podría ocurrir algo así con tantos ojos al lado? —Eso es lo de menos. Porque lo que sí sé, es que no nos quedará ni la mitad de nuestra conversación para saberlo. —¿Pero por qué crees que esto sucede? Kate, es una acusación demasiado grave. —Cualquiera es culpable mientras no se demuestre lo contrario. Pero te ahorraré los detalles. Iré al grano. Randall toma un suspiro. Conoce es
Katherine se siente abrumada por lo que le dice su esposo, aunque era de esperarse que se encontrarían con John. Y verlo ahora la pone más nerviosa que nunca, no sabe qué decir. Pero con nervios, termina por sonreírle y le acepta la copa. Antes de mencionar alguna cosa, chocan sus copas y beben, sin dejar de mirarse. Se limpia las comisuras y comprueba que todavía tiene sus ojos en ella. —Gracias. —le dice. John se acerca un poco más y la toma de la cintura.—Soy el más afortunado de esta noche.Katherine se ruboriza.—Señor O’Conell, ¿Cómo se que no está mintiendo?—¿Mentir? —alza John una ceja, y se acerca hacia su rostro, convencido de que esta cercanía los hace mucho más interesados el uno con el otro. —¿Crees que miento, Katherine?Y la tensión sobrepasa el mismo sentido, ese que había creído que no la dejaría en paz ahora frente a frente con John. Alza un poco su rostro, cercana a sus labios. —Podemos…mentir de muchas maneras, John.—Pero no esto —lo oye decir con
Una sensación mucho más de rabia comienza en su cuerpo desde el instante que observa lo que se avecinaba.¿De qué se trataba todo esto? Observa la expresión de John hacia Anne, quien después la toma de los brazos, la saluda y agradecen al público.Katherine se siente indignada, ofendida y hasta humillada. ¿No es ella su esposa? ¡¿Qué c@rajos hace Anne en ese lugar en vez de ella…?Siente una rabia iracunda dentro de su pecho. M@ldita sea, ¿Por qué se siente así? ¡No debe sentirse así! ¿por qué se siente así? ¿Qué es ella de John para ponerse así? ¿Para sentir eso…? Observa las manos de Anne sobre el brazo de John, como si no quisiera nunca soltarlo, y como si fuese ella la mujer de John O’Connell. Esa mirada que le envía después es de fanfarronería, audacia. Le restriega frente a sus narices lo que ella nunca sería capaz de hacer porque…porque ella no es nada de John.Se bebe de un tiro el trago sin mirar al frente. Cuando John la observa, parece algo incómodo con todo esto. Tampoco
Katherine esnifa la nariz porque está roja de la impotencia. Traga saliva. Le trata de decirlas gracias a Matthew.—No te preocupes, estoy bien. Pero si gustas…—Señora, claro que sí —le responde Matthew—. Pero dígame, ¿Le sucede algo?Katherine no sabe qué responder, niega de una vez.—No, no. ¿Cómo crees? —se ríe, fingiendo no sentir esa impotencia dentro de su cuerpo—.Es que necesitaba un poco de aire. Y no me gusta tanto los encierros —y comienza a daraspavientos con las manos para cesar la incomodidad. Nadie tiene que hacerse cargos desus problemas porque no es lo correcto. Sólo ella sabe qué es lo que siente. Y ahora…noparece el mejor momento para conocer sus verdaderos sentimientos—. ¿Qué haces aquí,Matthew? No me respondiste.—Pues, el señor O'Connell siempre ha dejado que losempleados asistan a las donaciones de caridad. Es bastante usual que usted llegue a ver a mis compañeros por aquí. Y siacaso eso le disgusta…—¡No! No, Matthew. No —Katherine parece