CAPITULO II: EL COMIENZO

JUNIO 2020

Casi nueve meses han transcurrido desde que empecé a trabajar, y sinceramente me siento muy feliz. Hoy hay un nuevo evento, no muy importante, pero que me llena de alegría. Serviremos en una recaudación benéfica a las 3:00 pm.

Empiezo a vestirme para no llegar tarde. A las 12:00 m.d., el microbús me recoge como es costumbre. Para cada evento, primero vamos a nuestro centro de operaciones para asegurarnos de que todo esté listo antes de dirigirnos al lugar del evento.

En cuanto llego saludo a Martha y al resto del equipo, puedo notar a George algo tenso, y me atrevo a preguntar:

¿Pasa algo?

No, no pasa nada – responde queriendo salir del paso

¿Seguro? – insisto

Si, tranquila – dice, pero su expresión delata lo contrario.

Bien, si hay algo en lo que pueda ayudar no dudes en decírmelo.

Gracias

Me retiro y continúo con mis responsabilidades. Terminamos de organizar todo y nos dirigimos al lugar del evento para ponerlo acomodar todo.

Estando allá recibo una llamada, es George.

Hola – contestó

Creo que enloquecí, pero no veo otra opción – dice un poco ansioso

¿Pero qué pasa? – pregunto preocupada

Necesito que te vengas de inmediato, acá te explico -dice colgándome.

Sin entender nada, informo a Martha que debo marcharme. Ella comprende y me dice que vaya tranquila. Pido un Uber, y en 20 minutos estoy en el centro de eventos.

Al fin llegas – dice George algo aliviado

¿Qué pasa? – pregunto sin entender nada aun

Mira, no sé si has escuchado del equipo VIP

Pues, algo he oído. - digo

Bien hoy tenemos un evento muy importante, es una gala para la presentación de una película, habrá solo gente importante, y necesito que asistas.

¿Yo? – respondo sorprendida

Mira nena, lo pensé bien, eres nativa, bonita y aprendes rápido, eres lo mejor que tengo en este momento. – dice aún no muy convencido

Pero ¿por qué? – pregunto confusa

Una chica renunció hoy, y debo cubrir el evento con la cantidad de personas solicitadas, entiendes. – dice a punto de perder la cordura.

Bien, entiendo -digo sin querer abrumarlo más.

Te enviaré en un auto, la dirección es secreta, ahí te recibirá Eleonor, ella te dará tu uniforme y las instrucciones.

Subo al auto, que me llevará a un lugar desconocido, sintiendo curiosidad y nerviosismo a la vez. Cuando llego, me recibe una guapa pelirroja de ojos celestes, con caderas ensanchadas y elegancia exquisita.

Kate ¿cierto? – dice con desdén

Correcto – respondo entusiasmada

Bien, ven conmigo

La sigo en silencio.           

Bien al menos es bonita, espero que no sea estúpida – murmura en un tono bajo, pero que alcanzo a escuchar.

¿Perdón? – digo sonsacada, lo cual ignora y prosigue.

Bien, este es tu uniforme supongo que te quedará bien – dice dándome una bolsa – supongo que George te explico la exclusividad de este evento.

Si algo me dijo – la interrumpo y me mira levantando una ceja nada más.

Reglas generales:

No les hablas a los comensales, más que para ofrecerles champagne, alguna otra bebida o algún bocadillo.

No se te ocurra hacer algo estúpido como pedir fotos o autógrafos.

Les sirves una única vez a un grupo y pasas a otro, nunca repites a menos que ellos te ordenen algo en especial.

Si son groseros, tu no respondes nada, te quedas en silencio, la cortés debes ser tú.

Siempre con una sonrisa, pero que no sea incomoda.

Tu presentación personal debe ser lo más importante.

Nada de lo que veas o escuches, lo vas a recordar.

Debes firmar un acuerdo de confidencialidad y no podrás hablar con nadie de este evento.

Cuando termine la noche un autobús blindado te llevara a tu casa.

¿Entendido?

Entendido – digo ya más asustada

Bien vístete y reúnete con el resto del equipo.

Me visto y me dirijo al lugar donde están mis compañeros, tal como me ordenaron. Puedo sentir la hostilidad en el ambiente; todos son muy correctos, pero nada amigables. Aunque se esfuerzan por advertirme de todo, esperando que el evento sea un éxito grupal.

A eso de las 7 inicia el evento, y aunque era sorprendente ver tantas celebridades pude mantener la compostura. Eran las 8 y había que servir algunas bebidas, me dirige al nuevo grupo que me tocaría atender y esta vez no podía creer lo que estaba viendo. Duncan Fischer, admiraba a ese hombre desde que tenía como unos 15 años, por toda su carrera y honestamente me encantaba, era un alemán de tal vez 1.87 cm, ojos marrones claros, cabello rubio castaño, tez blanca, y una sonrisa increíble. Además de ser guapísimo, había estudiado dirección cinematográfica y dirección de empresas, pero se hizo muy reconocido por participar como guionista de cine en varias películas famosas, que ahorita no recuerdo el nombre. La cosa es que era exitoso porque con tan solo 23 años ya había logrado la fama en el mundo cinematográfico. Lo malo es que se retiró para hacerse cargo de algunas empresas familiares, pero verlo ahí era increíble, de todas las personas que estaban ahí era a quien más admiraba. Un poco nerviosa me dirigí hacia el grupo y pregunté:

¿Desean algo de tomar?

Algunos tomaron algunas copas mientras pasaba junto a ellos, pero él ni siquiera se molestó en mirarme o la bandeja con bebidas. Estaba a punto de retirarme cuando un hombre que estaba junto a él me llamó.

Oye nena, ven un momento

¿En qué le puedo ayudar? – dije volviéndome mientras mi mirada se cruzaba con la de Duncan por primera vez.

Me puedes traer otra de estas – dijo levantando su copa

Por supuesto – dije volviéndome nuevamente hasta que me detuvo otra voz.

Que sean dos – Dijo Duncan

Enseguida – dije en tono nervioso tras escuchar su voz por primera vez.

Fui a la cocina y tomé más copas. Sabía que no era lo correcto, pero aproveche esta oportunidad para tomar una pluma y una servilleta, decidida a conseguir un autógrafo de aquel hombre que me cortaba la respiración con solo verlo. Regresé al evento con las nuevas copas de champagne:

Aquí tienen – dije nerviosa, pero con una sonrisa en el rostro

De inmediato tomaron sus copas, y yo me di media vuelta, pero una voz dentro de mí me decía que no fuera cobarde, mientras recordaba la pluma y la servilleta que llevaba en mi delantal. Tomé fuerzas y me volví nuevamente, topándome de frente con ese maravilloso hombre

Oye – dijo

Sí – dije con un nudo en la garganta

Disculpa que te detenga – añadió, siendo amable – pero, quería preguntarte algo

Claro, dime

¿Qué champagne es este? -dijo bobamente

Es un Veuve Clicquot – mientras en mi mente pensaba que era una broma esa pregunta

Lo imaginé – dijo con una sonrisa tonta y cuando estaba a punto de darse media vuelta intervine nuevamente.

Esto me puede costar mi trabajo, pero te puedo pedir algo – dije ya empoderada

Claro – dijo cortésmente

¿Te puedo pedir un autógrafo? – dije algo avergonzada, a lo que esbozo una carcajada que no pasó desapercibida.

¿Esto te puede costar tu trabajo? – preguntó incrédulo

Si – dije en voz baja y aún más avergonzada

Bien hagámoslo discretamente – dijo en tono divertido – dame un bolígrafo y un papel mientras recoges mi copa, y yo luego encontraré la forma de devolvértelo.

Atenta a sus órdenes hice lo que me pidió, esbocé un tímido gracias y me retiré. Feliz por lo ocurrido llevaba una sonrisa de tonta cuando de repente recordé, que no le dije mi nombre. Estaba a punto de sentirme deprimida, cuando me interrumpió Eleonor.

¿Qué crees que haces jovencita? ¿Acaso no fui clara?

Lo siento, señorita no volverá a pasar – dije pensando que había descubierto lo del autógrafo.

Lo dejaré pasar porque eres nueva, pero no puedes llevar la bandeja de esa forma. – dijo mientras me percataba de que la sostenía con la mano incorrecta y lo cual me hizo sentir un enorme alivio.

El resto de la noche, todo prosiguió con normalidad, ya no tuve que ir nuevamente al grupo de Duncan, lo cual a decir verdad me ponía un poco triste. El evento terminó y todos los invitados partieron a casa.

Al terminar la noche un poco desgastada y algo desilusionada porque no recibí el autógrafo terminé de guardar todo, y me dirigía hacia el microbús, cuando un chico de seguridad me detuvo.

Mmm, delgada, bonita y ojos marrones. -dijo acercándose a mi para ver mis ojos – debes ser tú, toma. – dijo entregándome una servilleta.

A lo cual sonreí entusiasmada.

Me metí al microbús y al llegar a casa lo primero que hice fue ver que decía la servilleta, y para mi sorpresa estaba en alemán. Era un mensaje largo:

“+ (eins) neun zwei neun …. “

Y así sucesivamente, inmediatamente escribí eso mismo en el traductor, era un número de teléfono +(1) 929 *** ****. Era probablemente su número de teléfono. Pero Dios, ¿Qué debía hacer? ¿Le llamaba? ¿Le escribía? ¿Qué demonios hacía?

Traté de contenerme un poco, y decidí llamar, pero no hubo respuesta. Por Dios eran las 3 de la mañana, ¿Quién contestaría a esa hora? Me fui a dormir, pero no lograba conciliar el sueño, así que decidí enviar un mensaje

<< Hola, me dejaste tú número en una servilleta >>

El mensaje más estúpido que pude haber enviado, intenté borrarlo, pero vi que respondían.

<< ¿Escribes a cualquier número que encuentres en una servilleta? >>

Ahora estaba más confundida no sabía si era él o no-

<< ¿Cómo sé que eres la persona que debía recibir esa servilleta?

Volvió a escribir, lo cual me aterró y mejor no contesté más. Y él tampoco lo hizo más.

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