ANTES DE QUE ME OLVIDES
ANTES DE QUE ME OLVIDES
Por: Leidy Calderón
CAPITULO I: SUPERVIVENCIA.

PROLOGO

Sin duda alguna no tenía ni idea de lo que este nuevo trabajo iba a traer a mi vida, caos, mucho llanto, pero quizá también algo mejor. Pero para contextualizar me presento, mi nombre es Katherine Maslow y esta es mi historia.

                Nací y crecí en la ciudad de New Jersey, específicamente en Trenton, mis padres eran latinos, mi madre María, colombiana y mi padre Arturo, costarricense de madre, y estadounidense de padre, ambos, emigraron a Estados Unidos a mediados de los 90’s buscando un mejor futuro, y se conocieron en su trabajo se enamoraron, contrajeron matrimonio y tan solo unos años después, nací yo, junto con una pequeña molestia llamado Dereck, mi hermano mellizo.

                Mi hermano y yo éramos inseparables, pues nos tocó cuidarnos el uno al otro cuando éramos chicos para que mis padres pudieran trabajar, a pesar de que él siempre fue un poco más controvertido que yo, siempre nos llevamos bien, y nunca nos habíamos separado, hasta que llego la universidad, mi hermano siempre fue bueno en los deportes y gracias a esto obtuvo una beca completa de futbol americano en la Universidad de Alabama, en donde estudiaría negocios, mientras que yo obtuve una beca parcial para estudiar literatura en la prestigiosa Universidad de Yale. Así que nos separaríamos por primera vez, la distancia no era enorme, pero entre estudios, entrenamiento y trabajo sería casi imposible ver a ese cabeza hueca antes de las fechas importantes.

                Me mudé a New Haven, a finales de agosto de 2019, con tan solo 18 años y muchas ganas de comerme el mundo, tomé mis maletas las puse en mi pequeño escarabajo, (así le llamaba a mi auto, un Chevrolet spark modelo 2017), y emprendí el viaje hacia mi nueva vida.

CAPITULO I: SUPERVIVENCIA.

DÍA UNO

Finalmente, llegué a mi modesto apartamento en New Haven. Era acogedor y compacto, con una cochera perfectamente diseñada para mi querido escarabajo. El espacio incluía una habitación íntima, una cocina diminuta, un cuarto de lavado, un baño y un comedor que, aunque pequeño, podía dividirse hábilmente en una sala y un rincón para las comidas. El apartamento estaba amueblado y mis padres me habían comprado la alacena del primer mes, por lo cual solo me quedaba acomodar mis cosas.

Mis padres habían realizado un ahorro para ayudarnos cuando entráramos a la universidad, no era mucho, pero nos ayudaría a solventar algunos gastos, sin embargo, sabía que necesitaba encontrar un trabajo, ya que ahora tenía que pagar una renta de apartamento, servicios, comida y una parte de la universidad. Pero de momento me preocuparía por instalarme y conocer un poco el lugar donde estaría viviendo.

                Salí a caminar por el vecindario, y encontré un lindo parquecito donde las aves cantaban y los niños jugaban, estar ahí me devolvió la calma, de alguna manera me hizo sentir que todo estaría bien. Mi hermano por su parte viviría en la universidad y compartiría su habitación con otros dos chicos, le había estado enviando mensajes desde que llegué a mi nuevo hogar y el me hizo saber que estaba bien y que ya conocía a uno de sus compañeros de habitación, lo cual también me hacía sentir más tranquila.

DÍA DOS

                A las 6:00 am, la alarma sonó y sin chistar me levanté de inmediato, estaba emocionada, hoy era el día de la inducción para los nuevos estudiantes en la universidad, y no podía esperar a sumergirme en esa nueva etapa. Tras una rápida ducha, preparé un desayuno ligero, tomé las llaves de mi Chevrolet Spark y me dirigí al lugar donde mis sueños comenzarían a tomar forma.

                No podía creer lo increíble que era el campus, parecía niña chiquita colmada de emoción, durante el primer día. Para la primera hora estuvimos en un foro donde nos explicaban todo sobre la carrera y nos daban la bienvenida, más adelante fuimos invitados a realizar algunas actividades grupales con la finalidad de conocer a nuestros compañeros, y conocí bastantes personas agradables. Me llenaba de ilusión ver a tantas personas tan entusiasmadas como yo.

Más tarde nos invitaron a pasar a un comedor donde nos ofrecieron algunos aperitivos, y justo ahí fue donde todo empezó. Como era costumbre de los latinos hablar de más y mis padres me lo habían enseñado tan bien, en cuanto probé uno de los aperitivos se me salió un “mmm que vaina tan rica” en un perfecto español, a lo que capté la atención de una de las personas del catering service, era una chica morena, delgada, cabello negro, no muy alta y de unos 21 años quizá, quien inmediatamente preguntó emocionada:

¿Hablas español?

Si – contesté con una sonrisa

¿Eres latina? – preguntó con ilusión

Nací aquí, pero mis padres son latinos – le conté

Oh pareces latina por tus rasgos, ¡disculpa!

Y ciertamente así era, era una chica de cabello negro, piel morena, ojos marrones, contextura delgada atlética y de 1,73 de altura.

No te disculpes, me encanta ser latina – dije amablemente

Lo que finalmente nos llevó a una larga platica en la que por alguna razón empecé a contarle más de lo que debía de mi vida, le mencioné que necesitaba conseguir un empleo y ella me dijo que en donde ella trabajaba daban empleos de medio tiempo a estudiantes y que pagaban más o menos bien dado los eventos que solían cubrir, le pregunté como podía solicitar trabajo y me dio su número me dijo que le escribiera en la noche y le enviara mi curriculum y ella se lo enviaría al encargado, yo muy feliz le dije que lo haría y continue con mi día en el campus.

Al ser las 4:00 pm regresé a casa con una sonrisa en el rostro por todo lo vivido ese día. Realmente no tenía un curriculum así que empecé a trabajar en eso, y más tarde le escribí a Martha, la chica de catering le pase mis datos y ella muy amablemente los envió. Continuamos hablando un rato, ella me caía muy bien y parecía que yo también, creo que el tener contacto latino la hacía sentirse mejor en un país donde casi todo era desconocido para ella.

Esa noche me fui a dormir temprano, estaba cansada del día que había tenido.

DÍA TRES

8:00 am, suena mi teléfono es un número que no conozco así que cuelgo, y vuelvo a dormir.

8:15 am, vuelve a sonar el teléfono, es el mismo número vuelvo a colgar. Pero ya esta última me ha cortado el sueño, reviso mis mensajes, siempre lo hago por orden de prioridad de personas:

<<Mamá: ¡Hola, mi amor, buenos días como amaneciste!>>

<<Papá: Buenos días princesa de papá, ¿qué tal Conneticut? >>

<<Dereck: Ten bonito día, te amo, toma mucha agua>>

Y así continuo revisando un par más de amigos de la escuela. Hasta que…

<<Martha: Hola, buenos días. Mi jefe te ha estado llamando, ¿puedes contestar?>>

¡Maldición! El número extraño. Me levantó de inmediato y veo fijamente el teléfono como si por telepatía me fueran a llamar de nuevo. Finalmente decido tomar una ducha, para empezar bien el día y para mi mala suerte vuelven a llamar mientras me baño.

Cuando salgo de la ducha, maldigo de nuevo por mi mala suerte. Decido devolver la llamada, sin embargo, solo sale un operador. Me pongo a preparar mi desayuno un poco desanimada y no vuelvo a recibir una llamada más. Desalentada, y creyendo que ya he perdido mi oportunidad, me doy a la tarea de empezar a buscar en internet algún trabajo de medio tiempo.

Platico un rato con Martha, quien me dice que no me desanime, y decido llamar a mamá, la plática con ella me hace sentir feliz y tranquila. Cuando cuelgo, me doy cuenta de que tengo una llamada perdida nuevamente, y me vuelvo a frustrar. ¿Acaso no es para mí?, pienso.

Son las 3 de la tarde y decido darme por vencida, pero a eso de las 3:30 vuelven a llamar:

Aló – contesto

Buenas tardes, ¿a este número puedo contactar a Katherine Maslow?

Si, correcto

Le llamamos de Diamond Events, recibimos su currículum para formar parte de nuestro equipo y nos gustaría entrevistarla.

Después de una breve charla, me explicaron las actividades de la empresa. Me sorprendió la cantidad de eventos que cubrían. Expresé mi interés en un trabajo de medio tiempo ya que estaba estudiando. Al finalizar la llamada, me pidieron que asistiera al día siguiente a la oficina para firmar el contrato.

Con las clases aún por iniciar, tenía la semana libre. Esto me permitiría recibir capacitación en la empresa y comenzar a trabajar durante el fin de semana. La emoción me invadió, así que decidí hacer una videollamada familiar para compartir las buenas noticias. Todos se alegraron por mí.

DIA 4

Me levanto temprano y emocionada, ya que hoy es el día de firmar el contrato, me pongo la ropa más formal que tengo y me voy. El lugar de trabajo está a 1 hora de donde vivo así que intento llegar con tiempo.

Al llegar a las oficinas, me quedé sorprendida por la belleza y amplitud del lugar. Era el centro de operaciones donde trabajaban los encargados de finanzas, logística y más. Sin embargo, mi destino no estaba en esas áreas; mi contrato era para formar parte del equipo de catering en eventos. Me dirigí a recepción, informando sobre mi cita con recursos humanos, como me indicaron. Después de una breve espera, una señora amable me condujo a su oficina. Allí, me explicó detalles sobre el pago, mis responsabilidades a pequeña escala y me indicó dónde tendría lugar mi capacitación, y con quién. Descubrí que el lugar de la capacitación estaba muy cerca de mi casa, lo cual me alegró.

Inmediatamente después de firmar el contrato me dirijo a reportarme con el encargado del catering de esa área. Cuando llego saludo a Martha, quien me lleva con la persona a cargo, es un hombre alto, delgado, con barba y anteojos, de unos 47 años, George Stevenson, se llama. Al hablar con él me doy cuenta de que es muy serio y estricto, se toma muy en serio su trabajo, así que intento mantener un comportamiento firme. Converso con George sobre mis horarios de la universidad y le hago saber de qué esta semana podré ir a la hora que él lo decida.

Me indica mis horarios y me hace saber que el fin de semana seré parte de un pequeño evento, que servirá como prueba.

TIEMPO DESPUÉS…

Siempre he sido buena para aprender, así que durante mi entrenamiento intente dar lo mejor de mí, el día de mi primer evento lo maneje bien y George ha empezado a tomar confianza en mí.

Entre la universidad y el trabajo, a veces siento que el día no tiene suficientes horas. Sin embargo, agradezco cada aspecto de mi vida. Me esfuerzo al máximo para alcanzar mis sueños, y saber que cada día estoy más cerca de lograrlos me mantiene motivada.

Aunque extraño mucho a mis padres y a mi hermano, hablamos todos los días a través de videollamadas. La promesa de que pronto vendrán a visitarme me llena de felicidad.

En la universidad, aunque ha sido un gran cambio, siento que me va bien y ya he hecho algunos amigos por así decirlo, en ocasiones me reúno con ellos antes de clases y tomamos algún café, mientras nos preparamos para exposiciones o exámenes.

En el trabajo, cuento con Martha, mi ángel, y me llevo bien con los demás chicos. Aunque George es serio, creo que está feliz con mi desempeño. Un microbús me recoge y me deja cerca de casa todos los días, ahorrándome mucho en combustible. Además, la ruta del micro pasa por la universidad, facilitando mi traslado.

La idea de comprar un perro para no sentirme sola en casa ha cruzado mi mente. Sin embargo, reflexiono sobre su soledad, ya que paso la mayor parte del día fuera. Es algo que consideraré con más detenimiento en el futuro.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo