Caden tomó la elegante caja azul con lazo de seda blanco y lo guardó dentro de su chaqueta, salió de la joyería con una gran sonrisa en su cara.—¿Encontró lo que deseaba, señor?—Si Gilbert encontré el indicado; mi intuición no me ha fallado, sabía que en esta joyería estaba lo que buscaba.—Qué bueno, señor, dígame ¿Lo llevó de vuelta a la mansión?—Aún no Gilbert, debo hacer otra diligencia. Llévamehasta el teatro, deseo comprar dos entradas en primera fila para la función del sábado.—Entonces al teatro señor —. Caden dentro del carruaje volvió a abrir la caja para contemplar la joya, si algo bueno podría salir de aquella discusión de Alyssa era el hecho que le había recordado comprar el anillo. Caden espero en el carr
Este cochero no era el mismo que había conducido a Caden las veces que él y ella salieron juntos, este nuevo le transmitió una sensación extraña, algo de intimidación, quizás. Era un hombre alto como Caden de 1.88 metros de estatura y de complexiones fuertes, estaba todo vestido de negro y lo envolvía un aire de misterio. —Buenos días —dijo quitándose el sombrero. —Buenos días, señor, ¿En qué lo podemos ayudar? —respondió rápida Vanessa al notar que Angelina había quedado muda. —Necesito darle un recado a la señorita Angelina personalmente ¿Se encuentra? —Soy yo, ¿Cuál es el recado? —dijo por fin Angelina saliendo de su silencio. —Vengo de parte del señor Caden —. Vanessa sonrió mientras Angelina no pudo evitar ruborizarse. Gilbert sacó un pequeño sobre y se lo extendió a Angelina. —El señor desea que lea la carta y me pidió que esperara su respuesta —Angelina tomó el sobre, se alejó un poco, lo abrió y lo comenzó a leer:
Clara guardó muy bien la nueva carta junto a las otras y se dispuso a bajar para continuar trabajando, ahora tenía un motivo más para continuar esforzándose, el cielo era el límite. Al llegar notó con una sonrisa que su boutique estaba llena, varias damas distinguidas eran atendidas con cordialidad por sus empleadas, entonces echo un vistazo hasta el mostrador, ahí estaba Angelina hermosa y ajena a los pensamientos de Clara, concentrada en su labor. Clara se quedó sin palabras cuando observó el hermoso ramo de rosas rojas que adornaban el mostrador, caminó hacia su hija, pero en el tramo varias clientas la detuvieron para manifestar sus deseos por nuevos diseños exclusivos, luego que Clara habló con las mujeres llegó por fin hasta su hija.—¡Bastante trabajo! —dijo Clara ya estando cerca.—Si madre, por suerte hemos podido con todo.
Emilia caminaba tranquilamente hacia el jardín principal, desde su ventana había contemplado a Michael paseándose cerca del lago artificial, esa era su oportunidad de tener una conversación clara con él en torno a su sobrina Arianna, debía aprovechar el momento de que William no estaba a su lado como una sombra. Michael se giró al sentir la presencia de Emilia, sintió que su tranquilidad se desvanecía, trató de disimular, pero no pudo, la incomodidad le brotaba por la piel.—No intentes fingir, no te queda… No es tu estilo, eso me quedó claro desde hace mucho —Michael no refutó las palabras de Emilia porque eran ciertas, así que trató de ser lo más educado posible; le costaba lidiar con la presencia de la duquesa y a pesar de los años no se acostumbraba.—¿Qué deseas Emilia?—Tener una conversación contigo —Michael tomó una bocanada de aire y pensó que quizás aquella conversación sería oportuna. Él necesitaba a Emilia, ya que dentro de unos meses viajaría a Londres y tendría una fiest
La emoción de Caden por los acontecimientos que se materializarían muy pronto no le daban cabida para pensar en nada más, al fin mañana el destino decidiría que rumbo tomaría su vida junto a Angelina. Mientras se deleitaba con esos pensamientos, se fue quedando dormido; sin embargo, aquel sueño no fue tan placentero como sus pensamientos anteriores. El fantasma del pasado había decidido visitarlo y cobrar su precio, causándole un gran sufrimiento. Se trataba de un callejón oscuro que era el escenario de la pesadilla, un pasillo largo en interminable de calles estrechas y desagradable. Caden caminaba apresuradamente, advirtiendo la presencia de un ser diabólico, que lo acechaba con toda intención de robarle el alma. Caden comenzó a correr por aquel sinuoso callejón oscuro, podía distinguir siluetas de mujeres de la calle vendiendo su cuerpo al mejor postor, que las poseían en la calle sin ningún tipo de vergüenza. El hombre sintió asco por aquellas mujeres que propagaban enfermedades,
—Déjame arreglar tu peinado, es lo único que falta —pidió Vanessa a Angelina, cuyos nervios la tenían poseída por completo. —Lista ¡Estás bellísima! —Angelina se observó en el espejo y amó los resultados. Clara fue a la habitación y, al ver a su hija convertida en una hermosa mujer, no pudo más que sentirse orgullosa. Sin embargo, la tristeza volvió a ensombrecer su breve felicidad. No podía aceptar que Angelina estuviera destinada a Caden Greenwood, ella sabía que aquel apellido solo causaría dolor a su hija. —Te ves muy bonita, debo admitir que Caden… —Clara no pudo terminar la frase. —Finalice la frase, mamá. —Caden, se obsesionará aún más contigo; es él quien resulta beneficiado, no tú como la sociedad lo cree. — Angelina iba a responder, pero el ruido de los cascos de los caballos anunciando que alguien se acercaba logró que la incómoda conversación terminara. Clara abandonó la habitación antes que Angelina, ella era quien recibiría a Caden y le recordaría de nuevo su opos
Angelina caminaba tomada del brazo de Caden y agradeció que su madre le hiciera trajes tan elegantes, en aquel teatro solo estaban personas con mucho dinero, ya sentada junto a Caden, él le mostró el programa de la función.—Mi amor, espero que la obra sea de tu agrado. Trata de dos amantes que se reencuentran después de estar separados durante mucho tiempo, pero al reencontrarse deberán enfrentarse a muchas pruebas que luchan por dañar su amor —Caden suspiró. — A veces creemos que la distancia nos aleja de los sentimientos, pero no es así en todos los casos, solo nos adormece como ejemplo somos tú y yo. —Angelina le sonrió y volvió a verlo en sus ojos claros hasta que las luces se apagaron para comenzar la obra, Caden no quitó la mirada de ella, deseaba fervientemente besar su boca.Angelina se emocionó tanto con la historia de
Dos días después.Gerald había recibido en su despacho a Harry Clayton en ausencia de Caden. Ya dentro del espacio el hombre se desabotonó su chaqueta y se sentó en la silla frente al escritorio de Gerald. A los pocos minutos, Martina entró con el té que habían solicitado. La música de piano que interpretaba Alyssa llegó hasta el despacho, las notas de la melodía cautivaron la atención de Harry, que giró cuando Martina salió para ver por la pequeña abertura de la puerta a Alyssa que yacía en una de las habitaciones del frente. Harry no pudo ignorar la belleza de la joven; Alyssa llevaba un traje de color rojo y estaba completamente concentrada en la música. Harry sintió que aquella reina oscura que poseía una belleza aterradora era por dentro como la canción que interpretaba, fría, t&ea