Gerald se enfadó mucho al salir del despacho, subió a la terraza y allí estaba su madre, que había escuchado los gritos; desde que Caden era pequeño, ella conocía ese carácter fuerte que muchas veces lo dominaba y lo hacía cometer actos ruines; era como si dentro de él convivieran dos personas. La condición empeoró debido a la crianza que Liza le brindó, y no solo ella, sino también su hijo Gerald, era responsable de la forma en que Caden se comportaba. Jazmines no quería volver a ver cómo se despertaba esa otra parte de su nieto que tanto temía.—Madre, no estaba al corriente de que se encontraba aquí, pensaba que estaba en el invernadero.—Si estaba, pero entré porque oí los gritos de tu esposa que llegaban hasta el invernadero y decidí subir a la terraza.—¿Por qué no intervino? Me hubiese
Michael había estado trabajando para arreglarse aquella noche, se contempló en el espejo varias veces antes de salir. El mayordomo tocó a su puerta para indicarle que la cena estaba lista.—En un momento estaré con ustedes —contesto Michael y el sirviente se marchó. William subió para reunirse con él antes de irse, al verlo no pudo evitar sonreír y comentar:—¡Vaya Michael! Ahora si pareces un duque —Michael exhaló una risotada.—¿A qué se debe tanta distinción? No me dirás que es por Emilia porque detestas cenar con ella.—Estoy de buen humor —contestó sonriendo con picardía.—¿Se te olvida que te conozco?—No lo olvido, pero sería mejor que bajemos, mandé a preparar algo especial para la cena de esta noche.—¡Incluso con una cena especial! Sobrino algo escondes, pero no te preguntaré más presiento que ya lo descubriré.—Entonces, bajemos, estoy famélico.—Como usted ordene duque de St. Moritz —una vez más Michael sonrío. Michael y William se sentaron, aún no estaba Emilia y Aria
—¿Cuál es la pregunta?—Bueno… me preguntaba si… ¿Te has enamorado alguna vez?—Por supuesto que me he enamorado, no soy una persona insensible. —Arianna sintió un poco de celos al oír aquello —Casualmente también fue cuando tenía quince años —Arianna suspiró de alivio, menos mal aquello había sido hace nueve años.—¿Puedes contarme?—Te contaré — Angelina se le vino a la mente y con ella un vuelco dulce en el corazón, realmente aquella niña había sido especial para él.—Recuerdo que Angelina tenía trece años y era una niña muy dulce, tenía algo que la hacía especial… diferente.—¿Y qué era? —Arianna hizo un esfuerzo sobre humano para que Michael no notara su incomodidad.&mdash
William había ido a la habitación de Michael como él lo había pedido.—La mucama me informó que querías verme.—Si tío, pasa por favor, espero no haberte despertado.—No te preocupes, aún no tengo sueño—William contempló a su sobrino y notó que estaba feliz; eso le dio paz así fuera por causa de la sobrina de la duquesa.—He comprobado la causa de tantos arreglos, la sobrina de la duquesa es la responsable, veo que la muchacha te ha gustado.—Digamos que su belleza me alegró la vista y su frescura me sentó bien ahora lo de “Impacto” es una palabra muy exagerada como para usarla en este caso.—¿Y qué deseas hacer con la muchacha? Porque te vi entusiasmado y no voy a repetirte lo que ya sabes, solo ten cuidado.—Lo sé tío, aún tengo la cabeza puesta y a Arianna la trataré como la dama que es; me daré un tiempo para conocerla mejor.—¿Cuándo volverás a Londres?—Deseo hacerlo dentro de dos o tres meses a más tardar —Michael observó el rostro de su tío y notó que él pensaba que dudaba en
Caden tomó la elegante caja azul con lazo de seda blanco y lo guardó dentro de su chaqueta, salió de la joyería con una gran sonrisa en su cara.—¿Encontró lo que deseaba, señor?—Si Gilbert encontré el indicado; mi intuición no me ha fallado, sabía que en esta joyería estaba lo que buscaba.—Qué bueno, señor, dígame ¿Lo llevó de vuelta a la mansión?—Aún no Gilbert, debo hacer otra diligencia. Llévamehasta el teatro, deseo comprar dos entradas en primera fila para la función del sábado.—Entonces al teatro señor —. Caden dentro del carruaje volvió a abrir la caja para contemplar la joya, si algo bueno podría salir de aquella discusión de Alyssa era el hecho que le había recordado comprar el anillo. Caden espero en el carr
Este cochero no era el mismo que había conducido a Caden las veces que él y ella salieron juntos, este nuevo le transmitió una sensación extraña, algo de intimidación, quizás. Era un hombre alto como Caden de 1.88 metros de estatura y de complexiones fuertes, estaba todo vestido de negro y lo envolvía un aire de misterio. —Buenos días —dijo quitándose el sombrero. —Buenos días, señor, ¿En qué lo podemos ayudar? —respondió rápida Vanessa al notar que Angelina había quedado muda. —Necesito darle un recado a la señorita Angelina personalmente ¿Se encuentra? —Soy yo, ¿Cuál es el recado? —dijo por fin Angelina saliendo de su silencio. —Vengo de parte del señor Caden —. Vanessa sonrió mientras Angelina no pudo evitar ruborizarse. Gilbert sacó un pequeño sobre y se lo extendió a Angelina. —El señor desea que lea la carta y me pidió que esperara su respuesta —Angelina tomó el sobre, se alejó un poco, lo abrió y lo comenzó a leer:
Clara guardó muy bien la nueva carta junto a las otras y se dispuso a bajar para continuar trabajando, ahora tenía un motivo más para continuar esforzándose, el cielo era el límite. Al llegar notó con una sonrisa que su boutique estaba llena, varias damas distinguidas eran atendidas con cordialidad por sus empleadas, entonces echo un vistazo hasta el mostrador, ahí estaba Angelina hermosa y ajena a los pensamientos de Clara, concentrada en su labor. Clara se quedó sin palabras cuando observó el hermoso ramo de rosas rojas que adornaban el mostrador, caminó hacia su hija, pero en el tramo varias clientas la detuvieron para manifestar sus deseos por nuevos diseños exclusivos, luego que Clara habló con las mujeres llegó por fin hasta su hija.—¡Bastante trabajo! —dijo Clara ya estando cerca.—Si madre, por suerte hemos podido con todo.
Emilia caminaba tranquilamente hacia el jardín principal, desde su ventana había contemplado a Michael paseándose cerca del lago artificial, esa era su oportunidad de tener una conversación clara con él en torno a su sobrina Arianna, debía aprovechar el momento de que William no estaba a su lado como una sombra. Michael se giró al sentir la presencia de Emilia, sintió que su tranquilidad se desvanecía, trató de disimular, pero no pudo, la incomodidad le brotaba por la piel.—No intentes fingir, no te queda… No es tu estilo, eso me quedó claro desde hace mucho —Michael no refutó las palabras de Emilia porque eran ciertas, así que trató de ser lo más educado posible; le costaba lidiar con la presencia de la duquesa y a pesar de los años no se acostumbraba.—¿Qué deseas Emilia?—Tener una conversación contigo —Michael tomó una bocanada de aire y pensó que quizás aquella conversación sería oportuna. Él necesitaba a Emilia, ya que dentro de unos meses viajaría a Londres y tendría una fiest