—¿Te solicita que seas su amante? —Angelina volvió a ruborizarse y a la vez se estremeció.—¡Jamás aceptaría tal humillación! Aunque he sufrido mucho, me respeto a mí misma. Caden no es tan desalmado como piensas, aunque me engañó y jugo con mis sentimientos, él respetó siempre las reglas, me hacía el cortejo con respeto, me pidió en matrimonio e incluso un anillo costoso de compromiso me colocó en el dedo, anillo que, por cierto, le lancé en la cara a Liza Greenwood. —Michael, mediante las expresiones de Angelina, comprendió que Caden, a pesar de su engaño, no la había irrespetado. No obstante, también notó la inocente que ella era. Su mente jamás comprendería la complejidad de la maldad que se suscitaba en el alma de Caden Greenwood.—Voy a protegerte, cuando nos encontremos de regreso, le notificaré mi decisión de unos de mis hombres de confianza. Ellos estarán bajo tu disposición día y noche.—Considero que estas acciones son excesivas.—Te aseguro que no, y no me sorprendería que
Angelina observaba el libro azul, deslizó los dedos por la delicada tapa de terciopelo. Se trataba de un libro hermoso con una historia asombrosa, lo abrió y leyó, como tantas veces, la dedicatoria que Claudia Wiggins había escrito para su hijo. Clara ingresó en la estancia y se aproximó a su hija. Angelina la observó y sonrió, ella se mostraba tan hermosa y distinguida. Sin embargo, la sonrisa se le apagó al recordar la triste historia que su progenitora le había relatado, su infancia quedó mancillada por su abuela. Sintió más admiración por la mujer que la trajo al mundo, que aunque tuvo traumas físicos y emocionales, se había levantado con mucho amor en su corazón, ese lugar intacto que su abuela no pudo ennegrecer, convirtiéndose en la mujer emprendedora que hoy era.—¿Estás lista, cariño? —preguntó Clara con una amplia sonrisa.—Solo falta terminar mi peinado.—Déjame que lo haga yo —Angelina asintió. Clara tomó el cepillo y empezó a formar el cabello de su hija, introduciendo al
—¿Qué sucedió? —se atrevió a preguntar.—Con el transcurso de los días, adquirí la certeza de que mi interés hacia ella no era tan intenso. Así que en contadas ocasiones entablamos una relación formal; sin embargo, y a pesar de ser sobrina de Emilia —Michael hizo una pausa y su rostro se ensombreció —yo le hice una promesa. —Angelina permaneció en silencio, tenía temor de que las palabras que Michael pronunciaría a continuación la lastimaran.—Siempre te recordé con cariño y sabía que debía regresar porque te lo debía.—No me debías nada, Michael, por favor.—Si te lo requería y también a tu madre, mi tío y yo la involucramos en este secreto y ella lo guardó con fidelidad, yo tenía que cumplirle, era lo mínimo que podía hacer —Michael volvió a hacer otra pausa y tomó un trago de su Champaña —… Pero ha sido rota —continuó.—Si le hiciste una promesa es porque tuvo que existir un afecto mutuo y espero que esa promesa que le hiciste no sea la que Caden me hizo a mí.—No jugaría con las e
—Michael, lo siento mucho, no tenía idea de todo ese dolor. ¿Cómo lograste levantarte? Porque cuando te conocí solo podía ver luz en ti, me alegraba aunque tus alas estaban rotas. —Es curioso porque experimenté lo mismo cuando te conocí; eras una niña, pero me la recordabas tanto a ella. —Michael, que no daría yo para que tu tristeza no hubiera sido tan profunda —Michael tomó su mano y la besó. —Los golpes evidencian mi capacidad para adquirir mi carga de dolor desde mi infancia. En aquella época, la única persona con la que anhelaba compartir encuentro era con mi tío William, no obstante, me habían alejado de él. Durante meses no hablaba y eso a Emilia le indignaba, podía ver el odio en su mirada. La duquesa me maltrataba, no con golpes, pero sí psicológicamente. Como siempre, mi padre no me creía. Solo se escudaba en el hecho de que Emilia sufría mucho por no haber podido tener más hijos. Ella era asustada. Antes de mi padre me trataba con amor. Sin embargo, cuando él viajaba, ell
—Entonces descansamos, mañana tengo mucho trabajo, pero antes debo recibir una visita.—¿De quién se trata? ¿Deseas que mande a preparar algo especial? —Miriam se iba en complacencias, quería ser una buena esposa.—No, Miriam, es solo un amigo que viene de paso y no tardará, me traerá unos compuestos que necesito para mi investigación.—Dado que es así, no cancelaré mi visita a casa de mis padres.—No lo hagas cariño —la palabra “cariño” Caden la profundizó, había sonado algo irónico, sin embargo, Miriam no notó ese detalle, estaba tan feliz en su esfera de felicidad que nada la perturbaba.Apenas el sol se coló por la ventana, Caden se levantó, se aseó y arregló. Luego, giró para ver a Miriam, quien aún dormía. Sintió la necesidad de salir de aquella alcoba con rapidez, la presencia de su esposa lo sofocaba.—¡Debo abandonar este infierno lo antes posible! —. Salió de la alcoba y bajó las escaleras hacia la sala, donde uno de los sirvientes le saludó, le dio el periódico y le pregunt
El domingo había llegado y Angelina odio eso, no quería marcharse, deseaba con todo su corazón seguir junto a Michael, pero su breve sueño ya estaba por terminar y la realidad la reclamaba.—Por favor, Angelina, no te hagas dependiente de él —se repetía de esta manera mientras se arreglaba para bajar a la sala.Clara arribó a la sala inicial, antes de que su hija, Michael, la esperaba en su despacho para abordar el asunto que habían dejado sin concluir.—Siéntate, Clara —le solicitó Michael con amabilidad. Ella tomó la palabra y posteriormente la detalló con precisión. Mientras lo llevaba a cabo con atención, no podía negar el hecho de que se había convertido en un individuo de gran belleza, aunque previamente lo era, ahora se profundizaba aún más, lo cual la hizo temer por Angelina. Su hija podía sentir mucho más dolor de lo que experimentó con Caden y no por el hecho de que Michael fuera malo, todo lo contrario. Las cosas eran ahora diferentes, el entorno que lo envolvía ya no era u
La rabia de Alyssa era cada vez más profunda, en su mente se repetía una y otra vez la imagen de Angelina bailando con el duque.—Qué es lo que tiene esa infeliz que enloquece a los hombres —Alyssa se rebanaba el cerebro examinando qué era lo que Angelina tenía, quien la hacía especial, su hermano había perdido el juicio por ella, y el duque de St. Moritz la observaba esa noche con admiración. —¡No soy Míriam!, no me quedaré con este impacto bajo, te lo devolveré con fuerza Angelina Elliot.Jazmines se dirigió hacia el jardín donde Alyssa se encontraba conversando con sus vivencias. La expresión de la joven le inquietó, ya eran muchos años de experiencia para comprender con precisión cuándo una persona estaba pasando por el trago amargo de la desilusión y su nieta Alyssa, por muy orgullosa y egoísta que fuera, era un ser humano que sentía y padecía.—Querida —dijo estando cerca de ella, después le colocó una mano sobre su hombro, Alyssa giró y miró a su abuela que la miraba con dulzur
Días después.El vendedor le entregó las llaves de la casa a Caden, manifestó que había adquirido una propiedad de excelente calidad. El doctor Greenwood sonrío.—Espero que cumpla con todos los acuerdos que hemos establecido.—No lo olvidaré, señor Alexander —. Gilbert observaba y escuchaba en silencio; el hombre no se sorprendió por el nombre que había usado su jefe; Caden muchas veces se presentaba como Alexander o Alex. Luego de que el vendedor se marchara, Caden entró con Gilbert al interior de la propiedad, se había enamorado por completo de la hermosa cabaña. Las torres octagonales que dominaban el paisaje, en conjunto con las ventanas y las puertas profusamente decoradas en variedad de color y texturas, alegraban su vista. No obstante, lo que más le cautivó era lo lejos que se encontraba de la ciudad, a dos días de camino para ser más exactos.El interior de la cabaña era espacioso y cómodo, constaba de cinco habitaciones, una sala amplia con una hermosa chimenea y cocina, tam