—Tu hogar es muy bonito y acogedor —manifestó Michael para romper el silencio que dominaba a Angelina.—Muchas gracias, este hogar es un sueño que construimos con la ayuda de ustedes. El talento de mi madre nos hizo progresar.—Observo que ya Clara te ha revelado varios secretos.—Ese era su obligación, aunque se tardó mucho tiempo, no obstante, ya no quiero juzgar los motivos por los cuales lo hizo —Michael contempló a Angelina y permaneció un instante en silencio, lo que causó que la muchacha experimentara un poco de timidez.—No otorgues todos los méritos a tu madre y a mi tío, tú también tienes responsabilidad en este logro. Tu madre ha hecho saber a William acerca de tu dedicación.—Una madre siempre deseará engrandecer las cosas que hacen sus hijos; ante los ojos de una madre, los hijos somos perfectos.—No en todos los casos, y aunque quieras ser modesta, yo sé lo mucho que has hecho para ayudar a tu madre. Sé que pronto abrirán otra tienda y me gustaría asistir para que puedan
—Listo, ya tu corpiño está ajustado —dijo Vanessa a Angelina.—¡Me has dejado sin respiración! —exclamó la mujer mientras tomaba bocanadas de aire.—Esa es la idea, debemos sacrificarnos para tener una apariencia hermosa.—Nosotras debemos usar corsés y tacones altos para modelar una mejor postura, y cada vez que no los quitamos quedamos con un dolor terrible, y todo para complacer a los hombres que no se merecen ninguna de nuestras lágrimas.—¡Qué maravilla!, me saliste feminista. Angelina, no lo mires de esa forma, la belleza es poder; la ropa y accesorios son las únicas cosas que tenemos para podernos expresar en un mundo regido por hombres. —Angelina suspiró con tristeza — ¡Ya quita esa cara! Dentro de muy poco el duque mandará por ti, y déjame decirte que la gente que oímos describirlo, quedaron cortas, porque Michael Davenport es monumental.—Por favor Vanessa, Michael es mi amigo y así debo seguir viéndolo.—No creo que él piense igual. La forma en que te miraba la noche que vi
—¡Bienvenidas a mi finca! —exclamó Michael, apenas las damas abandonaron el carruaje —por favor, acérquese a las pertenencias de las damas y llévenlas en las habitaciones de huéspedes—. Antes de entrar, Michael se acercó a Angelina para besar su mano, los ojos azules del duque se extendieron de su rostro tan profundamente que Angelina no pudo mantener la mirada. —Vayan a sus alcobas para que se pongan cómodas. Yo mandaré a un sirviente a ir por ustedes cuando estén listos los aperitivos. —Muchas gracias, Michael, eres muy amable —manifestó Clara. —Agradezco su acogida y créenme su presencia le ha traído luz a esta casa —Angelina no dijo nada, solo se limitó a seguir al mayordomo que la guiaba al interior de la mansión. Mientras Clara y Angelina transitaban por los extensos pasillos, se encontraban en silencio, admirando las elegantes decoraciones y las hermosas pinturas de cuadros famosos que ornamentaban los techos y algunas paredes de la sala. El mayordomo caminaba apresuradament
—¿Te solicita que seas su amante? —Angelina volvió a ruborizarse y a la vez se estremeció.—¡Jamás aceptaría tal humillación! Aunque he sufrido mucho, me respeto a mí misma. Caden no es tan desalmado como piensas, aunque me engañó y jugo con mis sentimientos, él respetó siempre las reglas, me hacía el cortejo con respeto, me pidió en matrimonio e incluso un anillo costoso de compromiso me colocó en el dedo, anillo que, por cierto, le lancé en la cara a Liza Greenwood. —Michael, mediante las expresiones de Angelina, comprendió que Caden, a pesar de su engaño, no la había irrespetado. No obstante, también notó la inocente que ella era. Su mente jamás comprendería la complejidad de la maldad que se suscitaba en el alma de Caden Greenwood.—Voy a protegerte, cuando nos encontremos de regreso, le notificaré mi decisión de unos de mis hombres de confianza. Ellos estarán bajo tu disposición día y noche.—Considero que estas acciones son excesivas.—Te aseguro que no, y no me sorprendería que
Angelina observaba el libro azul, deslizó los dedos por la delicada tapa de terciopelo. Se trataba de un libro hermoso con una historia asombrosa, lo abrió y leyó, como tantas veces, la dedicatoria que Claudia Wiggins había escrito para su hijo. Clara ingresó en la estancia y se aproximó a su hija. Angelina la observó y sonrió, ella se mostraba tan hermosa y distinguida. Sin embargo, la sonrisa se le apagó al recordar la triste historia que su progenitora le había relatado, su infancia quedó mancillada por su abuela. Sintió más admiración por la mujer que la trajo al mundo, que aunque tuvo traumas físicos y emocionales, se había levantado con mucho amor en su corazón, ese lugar intacto que su abuela no pudo ennegrecer, convirtiéndose en la mujer emprendedora que hoy era.—¿Estás lista, cariño? —preguntó Clara con una amplia sonrisa.—Solo falta terminar mi peinado.—Déjame que lo haga yo —Angelina asintió. Clara tomó el cepillo y empezó a formar el cabello de su hija, introduciendo al
—¿Qué sucedió? —se atrevió a preguntar.—Con el transcurso de los días, adquirí la certeza de que mi interés hacia ella no era tan intenso. Así que en contadas ocasiones entablamos una relación formal; sin embargo, y a pesar de ser sobrina de Emilia —Michael hizo una pausa y su rostro se ensombreció —yo le hice una promesa. —Angelina permaneció en silencio, tenía temor de que las palabras que Michael pronunciaría a continuación la lastimaran.—Siempre te recordé con cariño y sabía que debía regresar porque te lo debía.—No me debías nada, Michael, por favor.—Si te lo requería y también a tu madre, mi tío y yo la involucramos en este secreto y ella lo guardó con fidelidad, yo tenía que cumplirle, era lo mínimo que podía hacer —Michael volvió a hacer otra pausa y tomó un trago de su Champaña —… Pero ha sido rota —continuó.—Si le hiciste una promesa es porque tuvo que existir un afecto mutuo y espero que esa promesa que le hiciste no sea la que Caden me hizo a mí.—No jugaría con las e
—Michael, lo siento mucho, no tenía idea de todo ese dolor. ¿Cómo lograste levantarte? Porque cuando te conocí solo podía ver luz en ti, me alegraba aunque tus alas estaban rotas. —Es curioso porque experimenté lo mismo cuando te conocí; eras una niña, pero me la recordabas tanto a ella. —Michael, que no daría yo para que tu tristeza no hubiera sido tan profunda —Michael tomó su mano y la besó. —Los golpes evidencian mi capacidad para adquirir mi carga de dolor desde mi infancia. En aquella época, la única persona con la que anhelaba compartir encuentro era con mi tío William, no obstante, me habían alejado de él. Durante meses no hablaba y eso a Emilia le indignaba, podía ver el odio en su mirada. La duquesa me maltrataba, no con golpes, pero sí psicológicamente. Como siempre, mi padre no me creía. Solo se escudaba en el hecho de que Emilia sufría mucho por no haber podido tener más hijos. Ella era asustada. Antes de mi padre me trataba con amor. Sin embargo, cuando él viajaba, ell
—Entonces descansamos, mañana tengo mucho trabajo, pero antes debo recibir una visita.—¿De quién se trata? ¿Deseas que mande a preparar algo especial? —Miriam se iba en complacencias, quería ser una buena esposa.—No, Miriam, es solo un amigo que viene de paso y no tardará, me traerá unos compuestos que necesito para mi investigación.—Dado que es así, no cancelaré mi visita a casa de mis padres.—No lo hagas cariño —la palabra “cariño” Caden la profundizó, había sonado algo irónico, sin embargo, Miriam no notó ese detalle, estaba tan feliz en su esfera de felicidad que nada la perturbaba.Apenas el sol se coló por la ventana, Caden se levantó, se aseó y arregló. Luego, giró para ver a Miriam, quien aún dormía. Sintió la necesidad de salir de aquella alcoba con rapidez, la presencia de su esposa lo sofocaba.—¡Debo abandonar este infierno lo antes posible! —. Salió de la alcoba y bajó las escaleras hacia la sala, donde uno de los sirvientes le saludó, le dio el periódico y le pregunt