Capítulo veinticinco
Invasión enemiga8 de abril de 2018
Observo fijamente el techo de la habitación.
<< No llegó a dormir >>Le esperé en su habitación toda la madrugada. No quiero dejar a mis pensamientos volar libremente. No me siento bien. — Oh, estás aquí —escucho la voz de mi mejor amiga, desde la puerta—. Te busqué en tu habitación y no estabas.— No ha llegado —es todo lo que digo.— Tía Gabriella está en la sala, con el Jesús en la boca —comenta.— Imagino. No es para menos, Bianca.— Luciano tampoco vino a dormir —intenta cambiar el tema.— No. No vino —confirmo—. Debe estar ocupado. Tampoco tiene que dormir aquí todas las noches.— ¿Por qué? — Recuerda que no vive aquí, Bianca —aclaro—. Tiene otra casa, otra familia, una esposa…— No vayas por ahí, nena —me corta—. Está contigo y solo contigo.— Eso no quita el hecho de que ella existe —repongo.Por su gesto, sé que no se quedará callada;Capítulo veintiséisEres mía y yo te pertenezcoEnzo abre los ojos como platos al verme—. ¡¿De dónde has sacado eso?! —Pregunta incrédulo.— Debajo de la cama —me encojo de hombros, mientras me subo al auto.El chico no puede dejar de apreciarla: una LMG Heckler & Koch MG4 automática, último modelo.>> Enzo, enciende el coche —ordeno al verle hipnotizado con el arma.El obedece y nos dirigimos hacia la mansión Costello.— ¡Joder! Es una pasada —señala el fusil.— Lo sé —sonrío—. Si te portas bien, prometo prestártela.— Genial —exclama con demasiado entusiasmo.Al irnos acercando al lugar, se escucha el sonido de la batalla.Me traslado hacia el asiento trasero y bajo la ventanilla—. Baja la velocidad, Enzo —ordeno.Saco medio cuerpo del fusil por la ventanilla, apunto y comienzo a disparar.Mi hermano postizo lanza un grito de excitación—. Algún día tienes que decirme dónde aprendiste a hacer todo eso —consigo escuchar
Capítulo veintisieteLa puta amaSalgo de la habitación como alma que lleva el diablo.<< ¡Maldito cabezota! >>— ¿Dónde está Bruno? —Irrumpo en medio del comedor.— Se ha ido al hospital —responde su novia. Alda durmió en el edificio anoche—. No pude convencerle. Ya sabes como es.— ¡Me va a escuchar! —Salgo rumbo al hospital, maldiciendo en voz alta—. ¡Ningún paciente mío se levanta de la cama sin mi permiso!— Es Bruno Varone —repone Bianca. Las mujeres de la casa se disponen a seguirme. Todas irán a ver a mi tío.— ¡Así sea el mismísimo emperador! —Replico. Cada vez estoy más furiosa. Soy consciente de que mi hermano se encuentra recuperado del todo, pero apenas ayer estuvo a punto de morir. No puedo dejarle ir sin comprobarlo con mis propios
Capítulo veintiochoRevelaciones23 de abril de 2018La habitación se encuentra patas arriba, pero me da igual. Debo encontrar alguna pista. He revisado toda la casa, dejando la habitación de papá de última. Me quedan piezas si resolver en el puzle. Ni Giullio, ni Lia Strollo, ni siquiera Loretta disponían de los medios para conseguir información de primera mano. Estoy segura de que hay alguien más detrás de este complot. Alguien cercano a mi padre.En la caja fuerte no tiene nada importante. Saco una de las gavetas del armario y la vacío sobre el piso, justo al lado del colchón. Me arrodillo para buscar.— ¿Se puede saber qué buscas? —Mi mejor amiga aparece en la puerta—. Toda la casa es un completo desastre.— Cuando lo encuentre, te lo digo —respondo, sin dejar de hurgar en la última gaveta.<< Nada >><< ¡Joder! >><< Esto es tan frustrante >>— ¡Tiene que haber algo! —Me siento en la cama. Ya revisé c
Capítulo veintinueveDolorosa decisión24 de abril de 2018— Definitivamente, tiene algo dentro —confirma el sujeto—. Si quiere conservar el dije intacto, me llevará un tiempo.— ¿Cuánto? —Pregunto. Por supuesto que quiero conservar el colgante.— Media hora —informa.— Nos sentaremos a esperar —indico el sofá frente al sujeto y me siento junto a mi mejor amiga.Permanecemos ahí, en silencio.Mi móvil suena y al ver el nombre en la pantalla, desvío la llamada al buzón.— Es Luciano —anuncia la chica Varone.— Sé leer —respondo cortante.— Es la tercera vez que llama en la mañana —insiste.— Bianca…— ¿Me contarás lo que sucedió ayer?— Ya lo he hecho —contesto resoplando. Bianca Varone es incapaz de aceptar una respuesta negativa.— Ambas sabemos, que me dijiste la verdad a medias —no se baja de sus trece. Debía imaginarlo. Simplemente no puedo ocultarle nada—. Debe haber un motivo muy poderoso para que decidieses dejarl
Capítulo treintaIronías de la vida27 de abril de 2018Toco la puerta antes de entrar.— ¡Rina! —Matteo Varone me atiende demasiado entusiasta. El chico se encuentra a unos metros de Calla, pero ambos se ven agitados. Puedo ver a Calla enrojecer avergonzada, lo cual indica que les he interrumpido—. ¡Qué bueno verte! Llevas días sin subir a cenar. ¿Sucede algo?— He estado ocupada —algo no incierto del todo. Simplemente, no me siento con ánimos de ver a nadie y mi apetito ha desaparecido repentinamente—. Quería hablar contigo —informo—, pero puedo volver luego…Es evidente que se encuentra ocupado.— No te preocupes —detiene mi retirada—, será un placer atenderte.— Os dejaré a solas —anuncia Calla.Le lanzo una mirada de disculpas, a lo cual ella sonríe; indicando que no hay problema. La muchacha se marcha de la habitación, no sin antes susurrarle un <<gracias>>.— Muy bien —mi primo me ofrece asiento—, tú dirás.— Primeramen
Capítulo treinta y unoJugarretas del destino5 de mayo de 2018Expulso todo el contenido de mi estómago, mientras Bianca me sujeta el cabello, evitando que se ensucie.Siendo hoy sábado —día de la cena especial—, mis tías me impidieron evadirlas y me obligaron a comer. Todo fue genial, hasta que me hicieron probar los raviolis —plato hecho por ellas—. Tuve que salir corriendo automáticamente después de tragar.Mi amiga me lleva hasta el grifo y me echa agua en el rostro. Mi aspecto es deplorable: mi piel está demasiado pálida y tiene un ligero tono verdoso.<< Quizá me envenenaron >>Cuando consigo recuperarme, ordeno que nadie pruebe los raviolis y posteriormente, que los tiren.<< Solo por si acaso >>Mis tías no dejan de disculparse y yo solo quiero mandarles a la mierda. Es
Capítulo treinta y dosPreguntas sin respuestas— ¿Se ha dormido? —Pregunto en un susurro.— ¡Finalmente! —Afirma Bruno—. Estaba muy alterada. El té de mamá demoró en hacer efecto.— No es para menos —la expresión escapa de mis labios.Dante Ferrara estuvo a punto de tomar a Alda por la fuerza. Eso solo confirma mis sospechas: el hombre es un depravado.— No me lo recuerdes, por favor —pide lleno de rabia—. Quiero matarlo con mis propias manos.— Afortunadamente, Fiorella le detuvo —la prima de Alda llamó a Bruno y se enfrentó a la ira del hijo de Biagio—. Una hazaña muy valiente, si me preguntas.La muchacha se llevó un moretón en el pómulo izquierdo, antes de que Bruno invadiera la mansión a gritos.— Ni me lo digas. Esa familia está llena de sorpresas —nos sentamos en la terraza. Ese es nuestro lugar favorito—. Debes conocer un secreto muy oscuro sobre Massimo, para cogerle de las pelotas. El hombre obedeció como mascota.Un cómodo silencio se ins
Capítulo treinta y tresLa verdadMi padre no dejará de sorprenderme jamás. ¿Por qué me dejaría una carpeta llena de fotos? No cualquier tipo de fotos: retratos de él y Beatrice.<< ¿Por qué crearía tantas barreras para encontrar unas simples fotos? >><< ¿Por qué me las dejaría a mí? >>Siento que ni siquiera me pertenecen. Pensé que el colgante me daría respuestas y ahora solo tengo más preguntas.Él me dijo que todas las respuestas se encontraban en se dichoso chip.Tiene que haber algo más.<< Piensa, Rina >>, repito mi mantra una y otra vez.Mi tía no puede ser la traidora. Papá no hubiera dejado un último mensaje para ella, si así fuera. Y las lágrimas de Beatrice… fueron sinceras. No encaja. ¿Entonces…?No hay nada ni nadie más, pero el traidor debe estar relacionado con esas fotos… o esa relación.Llevo mis manos a la cabeza y masajeo mis sienes. Mi cabeza es un desastre.Una idea demasiad