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CAPÍTULO TREINTA Y DOS: Preguntas sin respuesta

Capítulo treinta y dos

Preguntas sin respuestas

— ¿Se ha dormido? —Pregunto en un susurro.

— ¡Finalmente! —Afirma Bruno—. Estaba muy alterada. El té de mamá demoró en hacer efecto.

— No es para menos —la expresión escapa de mis labios.

Dante Ferrara estuvo a punto de tomar a Alda por la fuerza. Eso solo confirma mis sospechas: el hombre es un depravado.

— No me lo recuerdes, por favor —pide lleno de rabia—. Quiero matarlo con mis propias manos.

— Afortunadamente, Fiorella le detuvo —la prima de Alda llamó a Bruno y se enfrentó a la ira del hijo de Biagio—. Una hazaña muy valiente, si me preguntas.

La muchacha se llevó un moretón en el pómulo izquierdo, antes de que Bruno invadiera la mansión a gritos.

— Ni me lo digas. Esa familia está llena de sorpresas —nos sentamos en la terraza. Ese es nuestro lugar favorito—. Debes conocer un secreto muy oscuro sobre Massimo, para cogerle de las pelotas. El hombre obedeció como mascota.

Un cómodo silencio se ins
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