Capítulo treinta y uno
Jugarretas del destino5 de mayo de 2018
Expulso todo el contenido de mi estómago, mientras Bianca me sujeta el cabello, evitando que se ensucie.
Siendo hoy sábado —día de la cena especial—, mis tías me impidieron evadirlas y me obligaron a comer. Todo fue genial, hasta que me hicieron probar los raviolis —plato hecho por ellas—. Tuve que salir corriendo automáticamente después de tragar.Mi amiga me lleva hasta el grifo y me echa agua en el rostro. Mi aspecto es deplorable: mi piel está demasiado pálida y tiene un ligero tono verdoso.<< Quizá me envenenaron >>Cuando consigo recuperarme, ordeno que nadie pruebe los raviolis y posteriormente, que los tiren.<< Solo por si acaso >>Mis tías no dejan de disculparse y yo solo quiero mandarles a la mierda. EsCapítulo treinta y dosPreguntas sin respuestas— ¿Se ha dormido? —Pregunto en un susurro.— ¡Finalmente! —Afirma Bruno—. Estaba muy alterada. El té de mamá demoró en hacer efecto.— No es para menos —la expresión escapa de mis labios.Dante Ferrara estuvo a punto de tomar a Alda por la fuerza. Eso solo confirma mis sospechas: el hombre es un depravado.— No me lo recuerdes, por favor —pide lleno de rabia—. Quiero matarlo con mis propias manos.— Afortunadamente, Fiorella le detuvo —la prima de Alda llamó a Bruno y se enfrentó a la ira del hijo de Biagio—. Una hazaña muy valiente, si me preguntas.La muchacha se llevó un moretón en el pómulo izquierdo, antes de que Bruno invadiera la mansión a gritos.— Ni me lo digas. Esa familia está llena de sorpresas —nos sentamos en la terraza. Ese es nuestro lugar favorito—. Debes conocer un secreto muy oscuro sobre Massimo, para cogerle de las pelotas. El hombre obedeció como mascota.Un cómodo silencio se ins
Capítulo treinta y tresLa verdadMi padre no dejará de sorprenderme jamás. ¿Por qué me dejaría una carpeta llena de fotos? No cualquier tipo de fotos: retratos de él y Beatrice.<< ¿Por qué crearía tantas barreras para encontrar unas simples fotos? >><< ¿Por qué me las dejaría a mí? >>Siento que ni siquiera me pertenecen. Pensé que el colgante me daría respuestas y ahora solo tengo más preguntas.Él me dijo que todas las respuestas se encontraban en se dichoso chip.Tiene que haber algo más.<< Piensa, Rina >>, repito mi mantra una y otra vez.Mi tía no puede ser la traidora. Papá no hubiera dejado un último mensaje para ella, si así fuera. Y las lágrimas de Beatrice… fueron sinceras. No encaja. ¿Entonces…?No hay nada ni nadie más, pero el traidor debe estar relacionado con esas fotos… o esa relación.Llevo mis manos a la cabeza y masajeo mis sienes. Mi cabeza es un desastre.Una idea demasiad
Capítulo treinta y cuatroTraiciónLlego hasta una especie de bodega en la zona de Quarticciolo. El barrio es uno de los peores suburbios de la ciudad. Como supuse, el lugar se encuentra custodiado por varios hombres armados. Así que decido rodearlo en busca de una puerta trasera.<< Mierda >>, maldigo al ver que no hay ninguna puerta o ventana. Ni siquiera una rendija por la que pueda escabullirme.<< ¿Y ahora qué, Rina? >>Observo a mi alrededor. Hay otro almacén justo al lado. La distancia entre los tejados no es mucha, puedo saltarla. La pregunta es si hay hay alguna entrada desde el techo.Sin perder más tiempo, escalo la pared. Me resulta díficil cuando no tengo una cuerda o algún medio de apoyo, pero lo logro. Camino hacia atrás y me impulso para saltar hacia el lugar deseado.<< Bingo >>Como si la suerte estuviera de mi lado, encuentro una ventana en el centro. Sigilosamente me introduzco en la bodeg
Capítulo treinta y cincoConfesiones-Luciano-10 de mayo de 2018 Algo no anda bien. Me temo que Catarina está en problemas.Eso no es nada nuevo. Catarina siempre busca la forma de fastidiarme. Lo que resulta raro es el mensaje de Camillo. No me escribiría si no fuera estrictamente importante.<< ¿Qué has hecho ahora, Catarin
Capítulo treinta y seisSecretos y mentiras12 de mayo de 2018Muevo mis párpados con extrema lentitud. Aun así, la luz me ciega de golpe y debo cerrarlos. Al abrirlos nuevamente, me encuentro con esos ojos azules que tanto adoro.— Hola —acaricia mi frente con una leve sonrisa.<< Creo que estoy en el cielo >>— Hola —mi voz suena demasiado áspera.Intento levantantarme, pero el simple gesto de moverme me corta la respiración. Una punzada de dolor atraviesa mi cuerpo y gimo demasiado fuerte. Mi costado late.Luciano reacciona rápidamente—. Tranquila, cariño. No intentes moverte.<< ¿Cariño? >>— Demasiado tarde —señalo—. ¿Dónde estamos?— En el hospital —responde—. ¿Recuerdas lo que sucedió? —Asiento muy despacio. Desaría no hacerlo—. Estamos buscando a Fabrizio. Tal parece que se lo ha tragado la tierra.— Tengo sed —evado el tema. No me apetece
Capítulo treinta y sieteDesvelando los secretos13 de mayo de 2018Alonzo y Guido se miran en silencio, podría asegurar que se retan entre ellos. el ambiente tenso es más que evidente. Sin embargo, opto por ignorar la situación.Son los encargados de custodiarme a esta hora. Ahora tengo guardaespaldas por turnos. Pero, ¿para qué envían a estos dos juntos si apenas se soportan?Solo respondo a las preguntas que me hacen con frases cortantes. No quiero hablar, no quiero pensar. Mi cupo de tolerancia está llegando a la cima.Bianca Varone irrumpe la habitación con escandalosos espabientos, mezclados con hipidos—. Lo siento —no deja de repetirlo—. Lo lamento tanto. No quise creerte. ¡Todo esto es mi culpa!<< Si tan solo supieras >>— No importa —intento acallarla—. Da igual.— ¡Es mi culpa!— No lo es —repongo secamente.— ¿Me perdonas? —Cr
Capítulo treinta y ochoReacciones incontrolables16 de mayo de 2018— ¿Les contaste todo? —Pregunto reticente.— Con pelos y señales —reafirma mi amiga—. En el fondo sabía que no se lo tomarían tan mal —finalmente se atrevió a rebelar su relación con Camillo Belucci—. La reacción que siempre temí fue la de mi p…No completa la frase. Ya todos saben la completa y absoluta verdad. Enzo se encuentra hablando con su madre en estos momentos. No debe ser nada fácil. Por momentos, me siento culpable por lanzar el ultimátum. Luego recuerdo el rostro moribundo de mi padre y la risa sardónica de Fabrizio. No podremos ganar esta guerra si no confiamos entre nosotros.— ¿Cómo lo llevas? —Pregunto temerosa. Ambas nos encontramos recostadas en el sofá de la sala de estar.A pesar de la tensión en el ambiente, me siento más cómoda. Es como si me hubiera liberado de una inmens
Capítulo treinta y nueveSiempre fuiste túDiviso a Dante rescostado sobre el capó de su Aston Martin y aparco frente a él. Él, al verme, hace salir a Alda y su prima del coche.<< Al menos nos mintió >>Fue difícil convencer a la familia, pero al final comprendieron que debía venir a la cita. Agradezco que los hombres de la casa y Luciano no estuviesen presentes —Al parecer, surgió un imprevisto y todos salieron de casa—. Con ellos, la situación se hubiera puesto demasiado complicada.Me tomo mi tiempo y absorbo una gran bocanada de aire antes de bajarme del auto. No tengo miedo; sé que los chicos —junto a un par de hombres— me cubren desde las sombras. Solo, me pregunto qué querrá hablar conmigo Dante Ferrara. En las veces que nos hemos encontrado, las cosas no han terminado a su favor.— Has tardado —reclama el hijo del alcalde. Sin embargo, parece satisfecho con mi presencia. A pesar de sus artimañas, no estaba