Mi pulso se acelera y mis pupilas se dilatan cuando esa persona pasa el umbral. Nunca había sentido el instinto tan fuerte y nada había sido tan urgente.Ingresa tímidamente detrás de mi Alfa mientras Luna Rebeca habla con ella tratando de animarla. Lleva su largo cabello negro en una gran trenza y con algo de asombro su mirada marrón recorre el lugar aunque no dice nada.La mirada de mi Alfa se encuentra de manera severa con la mía y es solo entonces que me doy cuenta de que la mía está dorada. El olor que emite el cuerpo de la chica es increíble y la palabra mía se repite en mi mente, pero me obligo a agachar la cabeza y tratar de enterrar aquella abrumadora sensación.¿Por qué tenía que ser humana?¿Por qué tenía que ser la protegida de Luna Rebeca? ¿Por qué debía aparecer mi mate?Debe ser un castigo, eso es. No tengo problema con el trabajo duro. Soy un Beta, fui creado para pelear y vaya que si disfruto una buena pelea. Siempre he hecho todo lo necesario por el bien de la manada
Nunca había salido del pueblo, y ahora estamos tan lejos que, si Pablo me dejara aquí, no tendría la menor idea de cómo regresar. Primero fue un largo y agotador viaje en carruaje; Luego, pasamos la noche en un barco. Debo admitir que fue una experiencia fascinante. Pablo dice que, en otra vida, quizás habría sido marinero. Descubrió que le gusta el mar.La brisa salada acaricia mi rostro, trayendo consigo aromas intensos y desconocidos. Ahora estamos cerca de una playa. Pablo alquiló una pequeña casa junto al mar, un refugio apartado del mundo. Desde la ventana de la habitación, el paisaje se despliega como un cuadro en movimiento: las olas rompiendo contra la orilla, las aves bailando en el cielo, y en el horizonte, algún barco lejano. Es un lienzo vivo que cambia de colores según la posición del astro rey.Estuve tentada a pedirle a Pablo que aplazáramos el viaje mientras Rosalba tomaba confianza en la casa, pero incluso ella, insistió en que no era necesario. Espero que entienda
Cada día se esfuerza por educarme, y lo mínimo que puedo hacer es ser una alumna ejemplar. No disfruto del estudio, pero mi deseo de tenerlo a mi lado supera cualquier obstáculo. Por él, haré lo necesario para derribar sus barreras.Asistí a la misa dominical. Al principio, todo me parecía monótono, pero poco a poco fui comprendiendo el propósito de estar allí. Me senté en las primeras filas, atenta, observándolo mientras asistía al padre Andrés. De vez en cuando, su mirada se desviaba hacia mí, un desliz fugaz que confirmaba lo que ya sabía: habito en su pensamiento.Cuando terminó la ceremonia, noté varias miradas masculinas posándose en mí, pero solo una me estremeció. Su caricia visual recorrió mi piel con la intensidad de un roce real, encendiendo un anhelo cada vez más difícil de contener.Hace días que no lo toco, y la desesperación me consume. Mi marca ya está fija en él, haciéndolo más sensible, más vulnerable a nuestra conexión. Aun sin quererlo, me envía pensamientos envue
Su mano sobre mi pecho y esa mirada que me envuelve no me permiten pensar con claridad. Mi vida es un caos desde que llegó. Desde aquella noche en que su piel rozó la mía y descubrí la calidez de su cuerpo, ya no he podido ser el mismo.Ella quiere irse, y aunque la razón me dice que es lo mejor, en el fondo no es lo que deseo. Incluso esta mañana estuve a punto de pedir más de ella en aquella aula. Quiero sentir sus labios otra vez, perderme en su piel, recorrerla como un explorador conquistando un territorio nuevo. Así me siento. Así quiero ser. Pero... ¿A quién quiero engañar? No es su culpa. Esta sensación de no pertenecer, de necesitar algo diferente, me ha acompañado desde mucho antes de conocerla. Tal vez lo supe cuando conocí a Rebeca y mi mente divagó en como sería vivir otra vida.Raquel dice que ahora estoy buscando vivir de verdad. ¿Vivir de Verdad? ¿Desde cuándo siento que no estoy viviendo de verdad? Infortunadamente, el mundo no es tan fácil. Siempre había querido esto,
Escapé y estoy viva, aunque ahora me pregunto si vale la pena seguirlo estando. Logré volver al lugar que alguna vez consideré hogar. Encontré a mis padres y me han recibido con cariño, pero no hay forma en que me vuelva a sentir segura, no importa a donde vaya. Creo ver el mal oculto detrás de cada rostro masculino, así que es imposible no preocupar cada día a mis progenitores. Sé que ellos intuyen lo que me pasó, lo que tuve que hacer y soportar, pero eso es algo que nunca confirmarán de mis labios.He ocultado lo mejor que puedo las diferentes marcas que ahora adornan mi cuerpo, pero es imposible ocultar las del alma. Me siento sucia, indigna, pecadora, juzgada.No estoy segura del porqué, pero solo he sido capaz de abrirme ante la señorita Rebeca, perdón, la señora Rebeca, por eso acepto su amable ofrecimiento. Para el resto del mundo ahora soy una persona muda.・☆・﹋﹋﹋﹋﹋﹋﹋・☆・No sé si son impresiones mías, pero siento que al ingresar a la Hacienda Amanecer todos me observan. Este
—Todos hablan de la señorita Rosalba. La humana que habita entre nosotros es la novedad, incluso entre los Omegas —dice Pedro con su tono habitual de despreocupación, como si no tuviera nada mejor que hacer.Lo fulmino con la mirada. No dice ninguna mentira. Verla ahí, tan vulnerable en nuestro territorio, despierta en todos los machos un instinto de protección feroz. Y si a eso le sumamos su belleza, su fragilidad... es casi imposible no desearla.— ¿Averiguaste algo? —corto de raíz la charla antes de que la rabia termine por nublarme el juicio.Pedro, por primera vez, se pone serio.—Sí, y no es nada bonito.Pedro me da un informe general de la situación, pero es más que suficiente para que sienta hervir mi sangre. Mi mate fue violentada en repetidas ocasiones y aunque ahora está a salvo, sigue sufriendo. No importa si decido tenerla conmigo o no, lo único cierto es que no me contendré para lastimar a quienes la lastimaron— ¿Tienes un nombre? —pregunto, aunque en mi interior ya sé
Una corriente helada recorre mi espalda en el instante en que sus brazos me envuelven. Su aroma se infiltra en mis sentidos, despertando algo primitivo en mí, mientras el mío se aferra a su piel como una marca indeleble. Me quedo inmóvil. La razón me suplica que me aparte, que no me permita este lujo peligroso, pero mi corazón se aferra con desesperación a la ilusión de todo lo que ella representa. No soy el indicado para sanar las heridas de su alma... pero el simple pensamiento de que alguien más lo haga me resulta insoportable.Después de unos minutos tratando de recomponerme, salgo de su habitación dispuesto a llegar a la mía, pero soy descubierto por un sonriente Pedro.—Que raro verte salir del cuarto de una mujer a plena luz de día —habla Pedro con voz burlona— eso quiere decir que es serio, ¿vas a reclamarla?Ingreso a mi habitación y el imprudente ingresa conmigo. Mis huesos se reacomodan a la par que mi pelaje se contrae.—No te entrometas —digo buscando algo de ropa.Se rec
Abrir los ojos y encontrar a aquel gran lobo negro en el suelo de mi habitación fue impactante. ¿Cómo entró? Su respiración pausada y su postura relajada le dan un aire casi apacible, como si ese fuera su lugar por derecho. Por un instante, olvido que es un animal salvaje.Su pelaje oscuro y espeso parece absurdamente cómodo, y una idea descabellada se instala en mi mente: quiero hundir mis dedos en él, sentir su calor, recostar la cabeza sobre su lomo como si fuera la almohada más segura del mundo. Pero debo ser más realista, tengo que trabajar, pero no me atrevo a pasar por su lado y que no sea tan amigable como me gustaría que fuera.El amanecer tiñe con su luz cálida la habitación cuando el lobo comienza a moverse.— ¿Qué haces aquí, lobito? —digo con voz suave tratando de no alterarlo y parece que funciona, pues me mira y no me siento amenazada.Un impulso extraño, casi irracional, me domina, y antes de poder detenerme, mi mano se extiende hacia él.—No me muerdas, por favor... —