La prenda que llevo me avergüenza tanto que, en un impulso de pudor, me cubro con una bata. Estoy de pie junto a la cama cuando Pablo entra en la habitación.—Se acaba de ir el último invitado —dice mientras desabrocha los puños de su camisa—. Casi tuve que echarlo; Debí conseguir menos licor. ¿Te gustó la fiesta?—Estuvo bien —murmuro, sintiéndome extrañamente vulnerable.Mi mirada se evade cuando sus dedos liberan los primeros botones de su camisa. Siento que mi pulso se acelera, así que me apoyo sutilmente en el dosel de la cama para disimular el temblor en mi cuerpo. Pero entonces lo siento más cerca.—¿Estás bien? —su voz suena baja, íntima, mientras su mano se posa con suavidad en mi cintura.No hay forma de ocultarle mi nerviosismo, así que decido confesar mi temor.—No sé nada de esto... —mi voz es apenas un murmullo.Pablo guarda silencio por un instante antes de responder con una media sonrisa.—Yo tampoco.Frunzo el ceño y lo miro con reproche, pero él ríe con suavidad.—Es
Por fin, mi Luna está donde pertenece: a mi lado. Su cuerpo, completamente exhausto, reposa contra el mío, compartiéndome su calor y envolviéndome en una dicha indescriptible. Desde el momento en que la marqué, una sensación de plenitud me invade, tan intensa que no hay palabras capaces de describirla.Huele increíble, su nuevo olor me hace desear volver a poseerla y esta vez sí dar rienda suelta a mi ímpetu. Pero sé que aún no puedo, debo contenerme mientras ella se adecúa y despierta su curiosidad y apetito sexual.Su piel, en contraste con la mía, es una tentación perpetua. Incluso ahora, me debato entre la necesidad de respetar su descanso y el impulso de deslizar la mano bajo la delgada sábana para acariciar su suavidad. Mis dedos ansían explorar la tersura de sus senos, deslizarse más abajo, hundirse en su calidez hasta sentirla desbordar de placer. Mi imaginación me traiciona, y el deseo se agita en mí, amenazando con tomar el control.No.Con esfuerzo, me obligo a apartarme. R
Mi pulso se acelera y mis pupilas se dilatan cuando esa persona pasa el umbral. Nunca había sentido el instinto tan fuerte y nada había sido tan urgente.Ingresa tímidamente detrás de mi Alfa mientras Luna Rebeca habla con ella tratando de animarla. Lleva su largo cabello negro en una gran trenza y con algo de asombro su mirada marrón recorre el lugar aunque no dice nada.La mirada de mi Alfa se encuentra de manera severa con la mía y es solo entonces que me doy cuenta de que la mía está dorada. El olor que emite el cuerpo de la chica es increíble y la palabra mía se repite en mi mente, pero me obligo a agachar la cabeza y tratar de enterrar aquella abrumadora sensación.¿Por qué tenía que ser humana?¿Por qué tenía que ser la protegida de Luna Rebeca? ¿Por qué debía aparecer mi mate?Debe ser un castigo, eso es. No tengo problema con el trabajo duro. Soy un Beta, fui creado para pelear y vaya que si disfruto una buena pelea. Siempre he hecho todo lo necesario por el bien de la manada
Nunca había salido del pueblo, y ahora estamos tan lejos que, si Pablo me dejara aquí, no tendría la menor idea de cómo regresar. Primero fue un largo y agotador viaje en carruaje; Luego, pasamos la noche en un barco. Debo admitir que fue una experiencia fascinante. Pablo dice que, en otra vida, quizás habría sido marinero. Descubrió que le gusta el mar.La brisa salada acaricia mi rostro, trayendo consigo aromas intensos y desconocidos. Ahora estamos cerca de una playa. Pablo alquiló una pequeña casa junto al mar, un refugio apartado del mundo. Desde la ventana de la habitación, el paisaje se despliega como un cuadro en movimiento: las olas rompiendo contra la orilla, las aves bailando en el cielo, y en el horizonte, algún barco lejano. Es un lienzo vivo que cambia de colores según la posición del astro rey.Estuve tentada a pedirle a Pablo que aplazáramos el viaje mientras Rosalba tomaba confianza en la casa, pero incluso ella, insistió en que no era necesario. Espero que entienda
Cada día se esfuerza por educarme, y lo mínimo que puedo hacer es ser una alumna ejemplar. No disfruto del estudio, pero mi deseo de tenerlo a mi lado supera cualquier obstáculo. Por él, haré lo necesario para derribar sus barreras.Asistí a la misa dominical. Al principio, todo me parecía monótono, pero poco a poco fui comprendiendo el propósito de estar allí. Me senté en las primeras filas, atenta, observándolo mientras asistía al padre Andrés. De vez en cuando, su mirada se desviaba hacia mí, un desliz fugaz que confirmaba lo que ya sabía: habito en su pensamiento.Cuando terminó la ceremonia, noté varias miradas masculinas posándose en mí, pero solo una me estremeció. Su caricia visual recorrió mi piel con la intensidad de un roce real, encendiendo un anhelo cada vez más difícil de contener.Hace días que no lo toco, y la desesperación me consume. Mi marca ya está fija en él, haciéndolo más sensible, más vulnerable a nuestra conexión. Aun sin quererlo, me envía pensamientos envue
Su mano sobre mi pecho y esa mirada que me envuelve no me permiten pensar con claridad. Mi vida es un caos desde que llegó. Desde aquella noche en que su piel rozó la mía y descubrí la calidez de su cuerpo, ya no he podido ser el mismo.Ella quiere irse, y aunque la razón me dice que es lo mejor, en el fondo no es lo que deseo. Incluso esta mañana estuve a punto de pedir más de ella en aquella aula. Quiero sentir sus labios otra vez, perderme en su piel, recorrerla como un explorador conquistando un territorio nuevo. Así me siento. Así quiero ser. Pero... ¿A quién quiero engañar? No es su culpa. Esta sensación de no pertenecer, de necesitar algo diferente, me ha acompañado desde mucho antes de conocerla. Tal vez lo supe cuando conocí a Rebeca y mi mente divagó en como sería vivir otra vida.Raquel dice que ahora estoy buscando vivir de verdad. ¿Vivir de Verdad? ¿Desde cuándo siento que no estoy viviendo de verdad? Infortunadamente, el mundo no es tan fácil. Siempre había querido esto,
Escapé y estoy viva, aunque ahora me pregunto si vale la pena seguirlo estando. Logré volver al lugar que alguna vez consideré hogar. Encontré a mis padres y me han recibido con cariño, pero no hay forma en que me vuelva a sentir segura, no importa a donde vaya. Creo ver el mal oculto detrás de cada rostro masculino, así que es imposible no preocupar cada día a mis progenitores. Sé que ellos intuyen lo que me pasó, lo que tuve que hacer y soportar, pero eso es algo que nunca confirmarán de mis labios.He ocultado lo mejor que puedo las diferentes marcas que ahora adornan mi cuerpo, pero es imposible ocultar las del alma. Me siento sucia, indigna, pecadora, juzgada.No estoy segura del porqué, pero solo he sido capaz de abrirme ante la señorita Rebeca, perdón, la señora Rebeca, por eso acepto su amable ofrecimiento. Para el resto del mundo ahora soy una persona muda.・☆・﹋﹋﹋﹋﹋﹋﹋・☆・No sé si son impresiones mías, pero siento que al ingresar a la Hacienda Amanecer todos me observan. Este
—Todos hablan de la señorita Rosalba. La humana que habita entre nosotros es la novedad, incluso entre los Omegas —dice Pedro con su tono habitual de despreocupación, como si no tuviera nada mejor que hacer.Lo fulmino con la mirada. No dice ninguna mentira. Verla ahí, tan vulnerable en nuestro territorio, despierta en todos los machos un instinto de protección feroz. Y si a eso le sumamos su belleza, su fragilidad... es casi imposible no desearla.— ¿Averiguaste algo? —corto de raíz la charla antes de que la rabia termine por nublarme el juicio.Pedro, por primera vez, se pone serio.—Sí, y no es nada bonito.Pedro me da un informe general de la situación, pero es más que suficiente para que sienta hervir mi sangre. Mi mate fue violentada en repetidas ocasiones y aunque ahora está a salvo, sigue sufriendo. No importa si decido tenerla conmigo o no, lo único cierto es que no me contendré para lastimar a quienes la lastimaron— ¿Tienes un nombre? —pregunto, aunque en mi interior ya sé