Itzam no se equivocó cuando dijo que su madre los recibiría con una rica comida; pero jamás imaginó que Luciana mandaría preparar todo un banquete que incluía, no solo, sus platillos favoritos, sino también los de Milenka. Eso daba muestra de que la joven también robó el corazón de su madre.
— Es demasiado, Luciana, no debiste molestarte — exclamó Milen llena de sorpresa al estar frente a aquel enorme comedor para 16 personas repleto de comida. Como buena conocedora de platillos.
Mariscos, carnes, pastas, ensaladas, bocadillos de carnes frías y quesos, cremas, salsas, era todo un mundo gastronómico el que se presentaba en aquella mesa, decorada con flores, velas, candelabros, centros de mesa, servilletas y porta cubiertos de plata enaltecían la decoración.
— Estaba tan emo
Luciana fue la primera en saludar a Nerón. Se puso de pie y lo recibió con un caluroso abrazo.Milenka, lo saludó desde su lugar a lado de Itzam; el fuerte agarre de este sobre su muñeca le impidió ponerse de pie, se limitó a exclamar un simple pero amable “Buenas Noches”. A Itzam le hervía la sangre mientras se preguntaba si Nerón era estúpido o tenía demasiada confianza en el mismo al tener la osadía de presentarse aun sabiendo que él se encontraba ahí con Milenka, por qué estaba seguro de que lo sabía.— Espero no ser inoportuno — dijo con voz ladina — andaba por aquí cerca y quise saludar a mi hermana —explicó.— Tú siempre eres bien recibido —aseguró Luciana.Itzam se sintió enfermo con la forma tan descarada con la que Nerón mentía.— Qué casualidad— masculló entre dientes, Itzam.Fue entonces cuando Luciana y Milenka pusieron atención en la furia de su rostro, en cómo apretaba la mandíbula y empuñaba su mano libre sobre la mesa. No respiraba, el hombre bufaba como un toro embr
—¿Está todo bien? Pude notar que tu tío no te agrada mucho, ¿tuvieron algún problema? — mientras se retiraba el vestido, ya en la habitación de la casa que compartía con Itzam.Aunque su actitud se mostró serena y cálida, Milenka se dio cuenta de que después de su charla con Nerón, el semblante de Itzam, se volvió distante, como si algo en su mente ocupara toda su atención.E incluso se mantuvo en silencio durante el trayecto de regreso a la villa; por instantes la miraba; pero la forma en que lo hacía no era la misma de siempre, un ligero destello de tristeza se posaba en sus oscuros ojos.— Milenka, tenemos que hablar — respondió con voz seria, mientras yacía sentado sobre la cama, con los codos apoyados sobre su sus rodillas y la cabeza hundida entre sus manos.Un ligero aire de temor golpeo el pecho de la joven. Cuando una situación nos resulta incierta, tendemos a pensar lo peor: la imaginación recrea los más fatídicos escenarios. Y ese era el caso de Milenka. En aquel momento,
— Puedes estarte quieto. Estamos en público — Milenka, miraba hacia todos lados, verificando que ningún alumno o profesor de aquella universidad fuera testigo de cómo Itzam recorría su cuerpo sin pudor alguno.— No me importa, eres mía, mejor que todo el mundo lo sepa — alego él volviendo a introducir las manos bajo su blusa.— Itzam, ya tengo que irme, la clase está por comenzar —era la cuarta vez que decía lo mismo; pero su cuerpo se negaba a dejar de sentir las caricias de aquel hombre.El beso, su cuello de nuevo y la punzada entre sus piernas se volvió más intensa. Si continuaba así, no tardaría en arrastrarlo dentro del auto, para tomar lo que tanto ansiaba de él.Pero no podía darse ese lujo, aunque sonara demasiado excitante y tentador, ahora que lo meditaba nunca había tenido sexo con Itzam en el auto; lo agrego a la larga lista de fantasías que deseaba cumplir junto a él.Por ahora tenía que cumplir con sus obligaciones escolares, sobre todo por qué se había ausentado casi t
— ¿Te he dicho alguna vez lo sexy que te ves cuando cocinas? —Itzam tomó por sorpresa a Milenka, mientras se encontraba perdida entre ollas, ingredientes y algún que otro libro de cocina.— ¿Cuánto tiempo llevas ahí? — preguntó la joven. Por la posición en la que descansaba su cuerpo sobre el marco de la puerta, supo que la había estado observando.—Bastante tiempo y, aun así, no es suficiente — Su mirada brillo de puro deseo.Milenka sintió como un ligero calor recorría todo su cuerpo y se agolpaba en su zona más íntima. Renegó del poder que Itzam tenía sobre ella, solo una miraba y la ya tenía ardiendo de deseo por él.—¿Te gusta lo que ves? — decidió provocarlo y jugar un poco con él.— Siempre — aseveró con Itzam con voz ronca.—¿Qué parte es la que más te gusta?—Todo — no dudo en contestar.—Oh, vamos, debe haber alguna parte que sea tu favorita — Milenka tomó una de uno de los bowls y comenzó a recorrer parte de su mandíbula y cuello con ella — ¿Será?, ¿aquí o aquí? — aquella f
Milenka se encontró con Miranda en la cocina, al verla tan atareada le ayudó por unos minutos y luego decidió dejarla haciendo su trabajo sin molestarla, al fin y al cabo, la morena parecía tener todo bajo control.Una vez de regreso hacia el salón principal donde planeaba encontrarse con Itzam y los demás, chocó sin querer contra un joven, alto, cabello dorado y ojos de un azul muy claro.— Disculpa, no te vi venir — dijo con amabilidad el rubio.— Perdóname tú a mí, venía tan aprisa que no me fije, ¿estás bien? — quiso saber ella.— Yo debería preguntar eso, te golpeé muy fuerte, espero no haberte lastimado.— Claro que no, estoy muy bien — Milenka se dio cuenta de que además de ella y aquel joven, ninguno de los invitados transitaba por ahí — ¿Te has perdido?, el salón principal está por acá — le indicó queriendo ayudar.— No — sonrió enseñando su perfecta dentadura — de hecho, ese salón es el último lugar al que quiero ir — señaló mirando hacia el lugar donde se concentraban todos
— Bien, entonces nos acomodaremos, mujeres en esta habitación y hombres allá — indicó Ramón a al llegar a la cabañaUn lugar paradisíaco que te lleva a conectar con la naturaleza de forma inmediata, los enormes árboles que rodeaban aquella cabaña lucían majestuosos resguardando el lugar.Piedra y madera unidas para abrigar a quienes descansaban dentro. El clima templado invitaba a pasar las tardes cerca de la chimenea compartiendo anécdotas e historias en medio de risas y acompañados de un buen vino.Las críticas aguas del lago habría paso más adelante y aunque en ese tiempo el agua era demasiado fría como para sumergirse en ella, bien se podía dar un paseo en bote o disfrutar de la brisa a la orilla del mismo.— Yo no voy a compartir habitación con él — señaló con molestia Itzam a Demian, este último ya se encontraba ahí cuando ellos llegaron.Escuchó los planes y decidió unirse a ellos con toda la intención de molestar a Itzam.— Ni yo tampoco primo, no te preocupes, me he instalado
—¿Qué tal estuvo el viaje? — Quiso saber Nerón, fingiendo poco interés cuando en realidad deseaba saber todo lo sucedido, sobre todo con Milenka.Esa mañana se reunió con sus hijos para desayunar. Desde que Demian llegó no había tenido tiempo para ellos solos como familia.—Casi perfecto, si no fuera porque Demian intentó conquistar a Milen todo el tiempo — A Nerón se le descompuso la cara.— Habiendo tanta mujer en el mundo vas y pones tus ojos precisamente en ella — aseveró Nerón — Te prohíbo que te acerques a esa chica, oíste, si no me vas a conocer, Demian.Ramona y Demian lo miraban atónitos, ni siquiera cuando se trataba de defender a Ramona, su padre había reaccionado de aquella manera. El hombre estaba que echaba espuma por la boca.— Oye tranquilízate, tampoco es como que quiera algo serio con ella. Ramona exagera. Solo me estaba divirtiendo. Hubieras visto la cara de Itzam…— ¡Con una mierda, Demian! ¡Ya eres un hombre, deja de una buena vez por todas tus estúpidos juegos y
—Cariño, ¿Cómo estás? — Luciana envolvió a Milen en un fuerte abrazo — Me dijo Noah que te pusiste mal.— Creo que estaba en shock— respondió sin ánimo y con la culpa carcomiendo las entrañas.— Todos estamos, ha sido un gran susto; pero ya pasó, él estará bien — dijo optimista su madre.— ¿Lo has visto? — quiso saber Milen ella aún no juntaba el valor para hacerlo.— Solo un momento, sigue sedado y no quise molestarlo. El doctor dijo que se debió a una descompensación por estrés y mala alimentación — Noah sí que sabía cómo cubrirse las espaldas a su amigo y en este caso a ella también — Ese muchacho me va a escuchar, mira que darnos estos sustos, solo por su adicción al trabajo, por lo menos debe alimentarse bien.— Es mi culpa Luciana — sollozo Milenka, no podía permitir que una vez Itzam pagará los platos rostros por sus acciones cuestionables.— ¡qué dices!, claro que no, sé lo terco que es Itzam y además no es un niño pequeño al que se tenga que vigilar para que cumpla sus debere