Después de todo lo ocurrido en el batallón, Christopher llegó a su dormitorio, pero el dolor no le permitía descansar. Las palabras de su madre resonaban en su mente, mezcladas con el llanto de su hermanito que todavía podía escuchar en su memoria. Miró el reloj en la pared, tenía solo unas pocas horas antes de que comenzara su turno, pero su mente estaba demasiado inquieta como para dormir. Abrió un pequeño cuaderno que llevaba consigo desde hacía años, uno donde solía escribir pensamientos y reflexiones en momentos de crisis. "No confiaré en ella nunca más" "Por Jonathan, guardaré silencio, pero mi lealtad se terminó." Escribió con fuerza, reprimiendo aún las lágrimas. Agradeciendo que su dormitorio, aunque pequeño, le daba suficiente privacidad, decidió que si no podía exteriorizar sus sentimientos con palabras, al menos lo haría por escrito. Por primera vez, Christopher se permitió imaginar un futuro lejos de su madre, lejos de todo lo que ella representaba. La idea era at
1 AÑO DESPUÉS... Unas pequeñas manitas hicieron que Alicia se despertara de golpe, asustada por haberse quedado dormida. Aunque de inmediato se tranquilizó al ver a la responsable de haberse despertado. —¡Mi niñita!—susurró besándola en la frente. Serah, una dulce una niña de cabellera negra y ojos azules, estaba creciendo de manera saludable. Pese a la vida que estaban teniendo, no era la que ella quería, no podía negar que ambas estaban bien. Sin embargo, su cabello, que tenía un color amarillo natural, se había tornado oscuro hasta negro. Preocupada porque estuviera relacionado con la infección, había pasado noches enteras trabajando, sacrificando horas de sueño, como aquella última noche. Pero, aunque no pudiera ni despertarse con la alarma, de lo cansada que estaba, la vocecita de su hija la ayudaba. —¡Baba!—balbuceó su hija. Alicia de inmediato la abrazó, apenas cumplía el año y si bien solo podía decir "Baba", era una niña tan atenta a los detalles. No sabía como, o s
Albert estaba estupefacto, con el corazón a punto de salir de su pecho. No creía que aquello fuera un sueño, no al menos uno simple, era demasiado vívido para ser solo un sueño. Sin embargo, quedó sin habla al ver como Alicia se desvanecía ante sus ojos, después de haber escuchado aquel balbuceo de una niña pequeña. —¿Pero qué carajo?—preguntó pálido—Alicia... Su mano se levantó inconscientemente, intentando alcanzar lo último que quedaba de la estela que su aún esposa había dejado. Pero, era en vano: había vuelto a desaparecer. Todos estos meses, sintiendo solo culpa en su corazón, frunció el ceño al sentir una nueva emoción en este. —Regrésalo, Glorym—escuchó decir al misterioso hombre—la próxima vez asegúrate de solo contactarnos con la mujer, este hombre no nos interesa. —Sí—respondió la mujer. Albert, quien se había dado la vuelta para interrogarlos y entender lo que estaba pasando, observó como la mujer que se hacía llamar "Glorym" chasqueó sus dedos, provocando que poc
Sumido en sus pensamientos, Albert no presintió llegar el vaso que Sasha le había lanzado, después de este ingresar a la habitación de ella. El antiguo cuarto que ambos compartían se sentía tan frío; sin embargo, el dolor por el objeto estrellándose contra su frente, así como la sangre caer poco a poco, hizo que aquel frío se sintiera peor. —¡Sasha!—gritó colocando una mano en el corte—¡¿Pero qué haces?!—¡Dios, Albert!—expresó nerviosa—¡No quería golpearte!Sasha, pálida, fingiendo estar enferma, se acercó temerosa hasta Albert. La mujer parecía un gato recién lastimado, cuando en realidad había sido ella la que provocó el altercado. Sin embargo, también se sentía enojada y traicionada. No entendía por qué el comandante del pabellón había autorizado la salida del padre de su hijo, pese a todo el dinero que le había estado pasando. Por días había llamado, pero todo era en vano, al parecer aquella decisión era irrevocable. Sin entender lo que estaba pasando, tenía que hacer uso del
Sasha estaba enojada, tanto que le costaba mantener su fachada manipuladora en frente de Albert. Por primera vez, aquel control que ella sentía seguro de mantener a largo plazo, estaba tambaleando. Por nada en el mundo, Albert parecía cambiar de opinión. —¿Es por ella?—cuestionó molesta—no quieres negarte a la expedición, ¿por qué quieres encontrar a Alicia?Albert se detuvo, con el corazón palpitando a todo dar. Con la mano, aun en la perilla de la puerta, miles de imágenes de Alicia se cruzaron por su cabeza, incluyendo de cuando ella estaba en embarazo. En definitiva, no era lo mismo que un tercero le increpara sobre sus intenciones. —Yo...yo—susurró intentando buscar alguna respuesta. —¡Dame la cara, Albert!—expresó aumentando el llanto—¿nos abandonas por ella? ¿Por la mujer que te fue infiel y te quería engañar con un hijo falso?Si lo analizaba de ese modo, Sasha tenía razón. Pese a todo lo que estaba sintiendo, exacerbado aún más después de aquel sueño, su sentimiento de cul
El helicóptero volaba alto, evitando llamar la atención de los infectados que vagaban por las zonas cercanas. Albert mantenía la mirada fija en la ventana, observando cómo el paisaje urbano destruido por los enfrentamientos y el avance de la naturaleza. Poco a poco, el científico militar y padre de posiblemente dos niños de la misma edad, vislumbraba a lo lejos la frontera entre la ciudad y el bosque que lo rodeaba. No obstante, el peso de las palabras de Sasha seguía presente en su mente, pero ahora lo acompañaba una inquietud mayor. ¿Por qué sus superiores parecían tan interesados en enviarlo a una misión que, en teoría, no debía requerir su presencia?Bien, era algo que quiso ignorar, pero ahora no podía hacerlo más. Era uno de los mejores científicos, enviarlo a campo y recolectar muestras, así como mayor información, recogerías más frutos que alguno de sus subordinados. Sin embargo, era cierto lo extraño que resultaba ser que, después de tanta negativa, por fin se le diera el av
Finalmente, llegaron a la entrada de la instalación. Era un edificio pequeño, cubierto de vegetación y con señales evidentes de abandono. El capitán forzó la puerta, permitiendo que todos entraran antes de cerrarla de golpe.Dentro, el aire era denso y pesado, cargado con el olor de materiales químicos en descomposición. Albert encendió una linterna, iluminando las paredes cubiertas de grafitis y documentos desgastados.—Este lugar… ¿Es una de las entradas a los túneles?—cuestionó dudoso. Según lo que recordaba, tanto el cómo varios soldados del escuadrón, había ciertas entradas similares a las entradas de un subterráneo, escondida en la vegetación, que permitían acceso más rápido para los soldados de la alianza en la segunda gran guerra. —Capitán—escuchó decir por parte del teniente—si los túneles aún siguen... podemos atajar camino y llegar a la zona más cercana al objetivo. El capitán de su escuadrón asintió, observando el mapa de los alrededores. En efecto, si era cierto aquell
Mientras Aiden se encontraba con Alicia, Glorym pasaba un rato jugando con su pequeña hija. Era increíble cómo, después de tanto tiempo y de todo lo que tuvo que pasar, aquella mujer pudiera dar a luz a una niña "bendita" como lo era Serah. —¿Baba?—preguntó jugando con un conejo hecho con medias. —Tu mami está descansando—dijo acariciando su regordeta y rojiza mejilla—tranquila, ella vendrá pronto. Serah, curiosa al ver a una persona distinta a su madre, sonrió con ingenuidad y alzando sus brazos, mientras era cargada en la cama de la oficina de Alicia, logró bajarle la capucha a Glorym. De inmediato quedó absorta ante lo bella que era. Parecía ser un hada, cómo esas que su madre le dibujaba. Su cabello rubio cenizo, enmarcaba muy bien su piel blanca y sus ojos de distintos colores: rosado en el izquierdo, y azul verdoso en el derecho. Al observarla por varios segundos, Serah aplaudió mientras sonreía. —¿La pequeña Serah es muy curiosa, eh?—preguntó acariciando su cabeza—¡Qué niñ