Naiara, se masajea las sienes, respira profundamente como si necesitara reunir paciencia de todos los dioses existentes. Luego lo mira fijamente.—Esto va a ser un infierno, en serio. ¿sueles adueñarte de los espacios ajenos?—Un infierno con vistas al mar —corrige él con una sonrisa encantadora.Ella niega con la cabeza, claramente riéndose ante lo inevitable.—Si vas a quedarte aquí, al menos haz algo útil.—¿Como qué? —pregunta Aziel con fingida inocencia.— Además de ayudarme con la limpieza de la casa y ayudarme con mi trabajo. Tengo que organizar unos eventos y… ¡No! ¡No me mires así! No es opcional. Necesito un fotógrafo responsable.Aziel la mira con su mejor cara de cachorro arrepentido.—¿Y si solo hago de fotógrafo guapo? Pero no será de gratis.—¿El único “fotógrafo guapo” que pierde su equipaje y decide venirse a vivir conmigo luego de embarazarme?Aziel puso cara de indignación, pero Naiara ya estaba demasiado ocupada sacando su laptop para planificar su siguiente evento
Aziel se aparta de repente, respirando con dificultad, sintiendo que el calor de la situación lo sobrepasa. Se mira y está lleno de arena.Naiara pone una cara de excitación que sólo hace que él quiera más—¡Vaya! —dice, sonriendo nervioso mientras se aparta un poco—. Creo que ya me pasé de la raya, pero tú no me evitas ni me apartas. ¿Extrañabas mis besos?Naiara, aún en el suelo, se queda mirándolo, sorprendida, pero con una sonrisa traviesa que no puede esconder. A Aziel no se le pasa una. Se toma un segundo para recuperar el aliento.—¿Te arrepientes ahora, Aziel? —bromea, levantándose lentamente. Lo hecha a un lado y se sacude un poco la arena.Él la mira, tratando de recobrar el control de su respiración, y luego se encoge de hombros.—No... solo necesito un momento para calmarme. Pero ese beso fue... —se ríe, intentando restarle tensión al asunto—. Digamos que fue como un buen vino... un poco intoxicante.Naiara se cruza de brazos, observándolo con picardía.—¿Solo un poco? Te
Después de cenar, el ambiente se llena de una calma peculiar. Naiara lava los platos mientras Aziel la ayuda a secarlos y a acomodarlos.La conversación ha sido fluida sin esfuerzo, y aunque ambos están conscientes de la tensión que existe, es como si algo entre ellos hubiera cambiado, o al menos, se hubiera suavizado. Naiara nota la sonrisa brillante que tiene Aziel y él nota el brillo hermoso en sus ojos. Aziel se recarga en la silla, terminando su copa de vino mientras observa a Naiara limpiando la mesa.Cuando ella termina, se despide y se dirige a su habitación, no sin antes tomarse de golpe otra copa de vino.—Ya voy a dormir...—Yo también...te acompaño —toma las dos copas sucias y la deja en el fregadero.Naiara se siente diferente esa noche. Aziel la sigue.—Bien, que duermas bien, Aziel. Gracias por ayudar.—Es lo menos que puedo hacer. La sopa estaba deliciosa.—Luego te enseño cómo prepararla.—De acuerdo.Hay algo que la hace quedarse un poco más de lo habitual en el marc
Ambos se acomodaron en la cama, y aunque el tono de la conversación había sido liviano y cómico, había una extraña paz entre ellos.Aziel, con una sonrisa traviesa, la ayuda a acomodarse en la cama, asegurándose de que Naiara estuviera cómoda antes de meterse bajo las sábanas. Se acomodaron uno al lado del otro, y Naiara apaga la luz, dejándolos en la penumbra de la habitación.Unos minutos después, Naiara, nerviosa, decide darle la espalda. Pero al hacerlo, siente algo extraño… algo firme. Aziel, con su clásica calma, intenta hacerse el dormido, pero Naiara no tarda en darse cuenta.—Aziel… ¿por qué estás aún duro? —pregunta, sin poder evitar un tono de incredulidad.Aziel respira hondo, como si estuviera a punto de dar una respuesta filosófica.—Naiara, no es algo que pueda controlar. No hagas caso de mis… sentimientos.Naiara frunce el ceño, sintiendo la incomodidad de su cercanía.—Siento que me harás un agujero en la espalda. —responde, entre broma y desespero.Aziel soltó una ri
La noche había pasado en una extraña tormenta de emociones.Aziel dejó que sea Naiara quién tomara el control, ambos cuerpos se funcionaron por completo hasta llegar por segunda vez al clímax.—Siento que voy a morir —murmura Naiara con la respiración entre cortada. Carajos los fluidos corren por mi entrepierna.—No vas a morir por ahí. Además lo bueno es que no te puedes quedar embarazada porque ya lo estás.—Eres un ridículo. Cállate y ayudame a limpiar este desastre. Pasa las toallitas que si me levanto esto será un desastre.—De acuerdo.Luego de limpiarse, ese momento estuvo lleno de risas y conversaciones sobre cosas que ninguno de los dos esperaba compartir.Luego de un buen rato, ambos se habían quedado dormidos abrazados, sin darse cuenta y sin necesidad de palabras. Para Aziel, ese momento era suficiente. La sensación de estar cerca de Naiara era algo que nunca había imaginado, pero definitivamente quería que durara más.Al despertar, Aziel se estira perezosamente, disfrutan
Naiara y Aziel están en el hotel, trabajando a toda velocidad en la organización de dos grandes eventos.Se pasaba los días en lo que más le agradaba, ayudar a la gente a cumplir sus sueños y hacerlos realidad en cuanto a sus fiestas y eventos. Un día ordenó algo para una despedida de solteros por internet y venía con un regalo adicional promocional. No hizo mucho caso a esa cajita extra, así que la tiró en su clóset para luego ver qué le habían mandado. Con el pasar de los días y el ajetreo se olvidó por completo de la caja sorpresa.La tensión entre Aziel y Naiara, seguía aumentando con cada día que pasaba, pero en lugar de sentirse incómodos, ambos disfrutaban de la compañía del otro. La energía era un torbellino entre trabajo y bromas, aunque había momentos en que los ojos de Aziel se desviaban hacia Naiara de una manera que no podía disimular.En pocos días Aziel aprendió a preparar platillos sencillos, pero deliciosos. Una tarde en la cabaña mientras preparaban algunas cosas par
Era una mañana cálida, como solo las mañanas en la hermosa isla podían ser. El sol, la playa el olor a salitre, el vaivén de las olas y las palmeras.Naiara despierta entre sábanas que aún olían a lavanda, a esa mezcla de paz y agotamiento que solo se siente cuando te entregas a un descanso profundo, sin preocupaciones.—Ummm...que hora será —murmura entre dientes sin abrir los ojos.El sol entraba con fuerza por la ventana, cada vez que el viento mueve las cortinas, inundando el cuarto con una luz dorada que parece acariciar cada rincón. Se estira, y el peso de su cuerpo sobre la cama le recuerda que ya no estaba sola en ella. Algo había cambiado en su vida, y ese algo, aunque aún era una incógnita, se sentía tan tangible como la calidez del sol sobre su piel. Ese algo debía estar en algún rincón de su cabaña.El embarazo avanza, aunque apenas se nota en su figura. Pero ella podía sentirlo, ese pequeño ser dentro de ella que la conectaba con una parte del futuro que aún no lograba en
—¿Entonces vienen tus primas?—le pregunta Aziel acostado en una hamaca mientras disfruta de la mañana.—Si, Sofía y Mónica. No quiero que sepan de mi situación...no todavia. Son capaces con irles con el chisme a mis tíos. No quiero más invasión en mi dulce morada.—Dejame ver si entendí. No quieres que ellas sepan que estás embarazada ni que estamos juntos ¿Cierto?—Exacto.—¿Cómo vas a explicarles que un hombre vive contigo?—Eres el hermano del esposo de mi mejor amiga. Y podemos decirles que te quedas temporalmente porque trabajamos juntos hasta segunda orden.—No serán inteligentes si se comen ese cuento.—No te preocupes por eso, déjame lo demás a mi. No puedes venir a mi habitación, ni abrazarme, ni besarme, ni tratarme con delicadeza.—Mejor dime que no respire y desaparezca.—Deja el drama, solo estarán una semana aquí.—Mierda...eso es una eternidad. Mejor pídeme que case un unicornio o que te baje una estrella.—Aziel ponte serio.—¡Estoy serio! ¿Una semana de celibato?Cuan