Ahí está... Sentado en una silla con todo el cuerpo hacia adelante, sus codos sobre sus rodillas y me mira inexpresivo. Aparto la mirada y decido seguir sin prestarle atención.
—Alison —susurra tan bajo que apenas y le escucho. Sigo caminando y apresuro el paso cuando por fin salgo de la dirección.
No quiero hablar con él.
Es un idiota. Un imbécil. Un capullo.
Pero antes de que pueda escabullirme de vuelta, siento el tacto de su mano en mi brazo, mi piel se eriza y me gira hasta quedar frente a él.
—¿¡No me escuchas!? —dice aparentemente enojado.
—¡No! ¡No te escucho! —suelto y miro como tensa sus músculos—. No quiero escuchar y no tengo porque hacerlo.
Me suelto de su agarre y me giro para seguir mi camino cuando escucho su voz a mis espaldas.
—Necesito que me escuches —
Para cuando dan las seis de la tarde ya estoy casi lista para irme al lago, después de todo tengo que buscar la manera de despejarme de todos los problemas que me rodean.Opte por unos vaqueros, una simple camisa y unos deportivos blancos, me recogí elcabello en una coleta alta y tome mi teléfono saliendo de la habitación.Pero cuando bajo las escaleras revisando mi móvil, la voz de mi madre me sorprende.—No sabía que saldrían hoy —dice y asiento sin siquiera subir la mirada de la pantalla.¿Saldrían?Alzo la mirada y observo la escena frente a mí.Él sentado junto a mi madre.Esa sudadera negra le queda de maravilla, esos vaqueros oscuros rasgados en la pierna dejando ver parte de su piel bronceada, y sus converse negras. Sus ojos me miran de pies a cabeza y solo aparto la mirada.—¿Estás lista? &m
Para cuando llegamos, noto que ya todos están ahí, Vania y las chicas, Alan, sus amigos y otros chicos a quienes no conozco.Miro de reojo a Noah, quién suspira y se desabrocha el cinturón para apagar el coche. Es entonces cuando me mira, su expresión se suaviza y me regala una pequeña sonrisa.Este no es él Noah de hace unos minutos.—Sólo quiero que no nos comportemos extraños, ni nos pongamos raros —dice Noah atrayendo mi atención a él.—No te preocupes, tampoco quiero que nos pongamos raros —es lo que respondo y él asiente mostrándome una sonrisa haciendo aparecer sus hoyuelos.Me desabrocho el cinturón y salgo del coche, inmediatamente la brisa fresca de la noche me recibe y me abrazo a mí misma buscando algo de calor.Miro por última vez a Noah y sin pensarlo camino hacia la fogata. Todos r&ia
—¿¡En serio!? —dijo Price casi en un grito.—¿Qué esperabas? No soy como esas otras chicas —respondí y él reprimió una risa para luego decir:—Ser una perra es lo mejor.Solté una carcajada y le mire con gracia. Price Evans puede ser una diva en acción.—Ser cómo yo es lo mejor —digo y ambos reímos observando el lago frente a nosotros. Miro a Price de reojo y siento la curiosidad pincharme hasta que decido preguntarlo—. ¿Entonces tú...?Antes de que pudiera terminar él me miro y dijo—: Sí, con una linda universitaria, fue gentil y amable. Pero me has dejado sorprendido tú a mí, ¿Cómo es que aún no? ¿Eres consciente de que estás en tu último año?—Soy consciente de eso, y es precisamente por eso que no confió tan
—Hoy no las podré venir a buscar, su madre me dejo encargada algunas cosas, nos vemos en la noche, ¡Las amo! —grita Joseph y me despido de él antes de cerrar la puerta, tomó a Madeleine de la mano y juntas entramos al instituto.Acompaño a Madde hasta su aula de clases y pronto me dirijo a mi casillero para dejar los cuadernos que no utilizaré por ahora, tomo mi libro de calculo e ignoro las miradas que me echan todos cuando paso por el pasillo para ir a mi aula. Todos me observan y cuchichean algunas cosas, todo por culpa del estúpido vídeo.Entró al salón y para mi muy mala suerte Noah ya está sentado en nuestra mesa. Me siento sin mirarlo o decir nada, aunque puedo sentir el peso de su mirada sobre mí. Dejo mi cuaderno en el escritorio y saco mi móvil.—Alison —oigo su ronca voz llamarme pero no me inmuto.Pienso ignorarlo el tiempo que sea
—¡Apúrate! —grita Vania tomando mí mano, corremos por el pasillo del instituto a toda velocidad.—¡¿Por qué corres tan rápido?! —grito de vuelta mientras jadeo buscando oxígeno.Correr es de lo peor.—Porque llegaremos tarde —espeta como si fuera obvio.—Cálmate.—No, no sabes cómo son —dice, cuando por fin atravesamos la puerta y llegamos a la cancha corriendo como locas.Corremos traspasando al montón de chicos del equipo de fútbol, resistiendo sus miraditas y piropos hasta que por fin llegamos:¡A las pruebas para el equipo de porristas!No lo negaré, anoche me lo pensé mucho cuando Vania fue a mi casa para avisarme y decirme que teníamos que enlistarnos para quedar en el equipo, pero ahora viendo como chicas se preparan, como se estiran, como practican pasos una y
Para cuando da la noche estoy postrada frente a mi armario mirando toda mi ropa. No sé qué ponerme ya que Noah ni se le paso por la mente de decirme a donde iremos y sólo me envió un mensaje diciendo que pasaría por mí a las 7. Bueno, tampoco es como si fuera que recorrer media ciudad, vive frente a mí, ¡Por dios!Miro la hora y ya son las 6:54 pm. A este paso nunca estaré lista.Ya me duche pero no sé qué ponerme.Esto sólo me pasa a mí.Me asomo a la venta cuando lo veo salir con unos vaqueros, una camisa blanca y su chaqueta del equipo de fútbol, el cabello engominado y peinado de lado y unos deportivos blancos.Corro al armario, tomo unos vaqueros, una camisa negra y un jersey del mismo color. Me los pongo a la velocidad de la luz y recojo mi cabello en una coleta, me aplico perfume y tomo mis converse blancas, mi teléfono y salgo co
—¿Qué es este lugar? —suelto apenas nos detenemos frente a una cabaña que queda justo en el bosque, frente al lago al que solemos ir—Es una cabaña, les pertenece a mis padres pero ya hacen varios años que no nos pasamos por aquí. Antes solíamos venir los sábados con Vania y mi hermano... A veces mi madre viene a limpiar u ordenar pero no se queda más que lo necesario —dice y asiento mirando la casa, cuando entramos quedo fascinada... Tiene ese toque acogedor y cálido.Unos sofás frente a una gran chimenea y cuadros y portarretratos en las paredes con una mini Vania y un mini Noah corriendo o haciendo monerías. Una cocina y un pequeño comedor. Miro las escaleras y sin pensarlo subo aprovechando que Noah está tratando de encender la chimenea.Abro puerta tras otra admirando las acogedoras habitaciones y miro al final una puerta de vidrio que a
Para cuando llego a mi casa son las siete de la mañana y tengo que entrar por la ventana si no quiero ser vista.Cierro la ventana detrás de mí y solo quiero tirarme sobre mi cama y descansar, me quito la ropa y me quedo en ropa interior para irme al baño a tomar una larga ducha, pero como sí el destino quisiera arruinar mis planes, mi madre abre la puerta de mi habitación más que histérica.—Se dicen buenos días —digo y ella enarca una ceja mirándome, lleva una coleta alta de la cual no se escapa ni siquiera un mechón de cabello. Como siempre.—No son buenos días, Alison. Arréglate para el instituto. Y por favor, se amable con ella… Me trae los pelos de punta esa… esa chiquilla —dice con voz suave pero con un tono autoritario y se gira para salir de mi habitación.¿Esa chiqui