Las personas pueden cambiarte, empujarte a hacer cosas de las que nunca te hubieras creído capaz, las personas pueden cambiar tu manera de ver o percibir las cosas. Noah Grazer y Price Evans llegaron a mi vida para cambiarlo todo, para bien o para mal, ya lo veremos.
—Te amo —Dijo él en plan romántico sacándome una sonrisa. Sus ojos avellana fijos en los míos.
—Y yo a ti —Solté al instante en el que sus manos bajaron a mi cintura y me acerco a él para atrapar mis labios en un beso.
No. No. ¡NO!
Vayamos al principio, donde todo comenzó. Muchísimo antes de las peleas, los besos, los accidentes, las sorpresas y retos, sobre todo los retos. Vayamos a donde todo empezó...
Primer día de clases.
Alison Thompson.
Me desperté con el grito de mi padrastro.
—¡Allison llegaras tarde a tu primer día de secundaria! —su voz se escucha a través de toda la casa atormentando mi sueño, tomó la almohada poniéndomela en la cara y buscando conciliar el sueño.
No tengo ganas de ir a la secundaria.
Pero por supuesto que debo hacerlo.
Así que de mala gana me siento en mi cama sintiéndome desorientada por un par de segundos. Pero cuando me voy a levantar mi pie esta enrollado en una de las sabanas y caigo al suelo enrollada como un churro dándome un gran golpe en la frente. Perfecto. Simplemente perfecto.
Porque obvio, si no me caigo no soy Allison Thompson.
—¡Auch! — Sobo mi cabeza justo donde me he golpeado, se me está haciendo difícil adaptarme a mi nueva casa y a la nueva ciudad. Antes vivía en Nueva York o como yo le digo: "Mi ciudad estrella" pero por razones que ignoro tuvimos que mudarnos a un pueblo llamado West Memphis... Y bueno ahora estoy viviendo en la nada y alistándome para mí primar día de clases en una nueva escuela.
—Buenos días —Saludo a Joseph, mi padrastro quien cocina huevos revueltos y tostadas mientras mira el noticiero.
—Buenos días princesita... ¿Estás bien? —Su tono es preocupado y me mira con los ojos entrecerrados mientras me apuntaba con el tenedor.
—Digamos que sí... ¿Por?
—Digamos que desde aquí se escuchó un buen golpe —Dice sirviéndome mi desayuno.
—Sí, pues digamos que aún no me acostumbro a mi nueva cama. Verás mi querido Jow esta cama es como 3 veces más pequeña que la que tenía en Nueva York.
El ríe y niega con la cabeza —Bueno tendrás que acostumbrarte señorita porque a partir de aquí todo será 3 veces más pequeño que antes, estamos en una casa más pequeña porque no hay que ser extravagantes en un pueblo según tu madre. Y sabemos que lo que tú madre dice es palabra.
Por supuesto que sí. Si ella dice misa es misa.
—Sí pero...
—Sí pero nada Allison —me interrumpe entonces mi madre quién baja las escaleras sonando sus tacones altos —. Recuerda que hacemos esto por Madeleine no por ti ni por mí —como siempre su tono es autoritario. Se sienta junto a mí y le da un beso a Joseph.
—Sé que es difícil adaptarse pero hay que intentarlo ¿No crees? Después de todo desconectarnos un rato de la ruidosa ciudad no nos vendrá nada mal —me sonríe con amabilidad y solo me limito a asentir.
Susana Clair Thompson... Mi madre, una mujer que a sus 42 años tiene un cuerpo envidiable, es alta y esbelta con una piel blanca y radiante, su sonrisa es inigualable y te transmite paz y tranquilidad, tiene una cintura de Barbie y unas piernas definidas acompañadas con unas lindas pompas, siempre lleva su cabello castaño en una cola alta bien peinada, sus ojos miel siempre tienen un aura de felicidad y sus labios siempre llevan un labial rojo mate que le queda precioso. Sin duda alguna mi madre parece una modelo empresarial.
Claro que no tengo su misma gracia.
—Ya es tardísimo, me tengo que ir a trabajar, la empresa a la que me transfirieron queda a una hora de aquí —dice levantándose de la mesa y tomando su bolsa de mano —. ¿Hija no quieres que te lleve? —se dirige a mí con una sonrisa.
—No, tranquila tomare el bus o iré caminando, la secundaria queda muy cerca —aseguro y luego solo escucho el sonido de la puerta cerrándose. Terminó de comer y tomó mi mochila dispuesta a irme a la nueva escuela, miró a Joseph quién me ofrece una radiante sonrisa.
—¿Qué?
—¿Cómo que qué? Me impresionas princesita.
—¿Por qué?
—Aquí no hay ninguno de los lujos que teníamos en Nueva York, no hay nada que te guste aquí y tu tratas de aceptarlo porque sabes que es lo mejor para tu hermana, te sientes nerviosa y aun así no lo demuestras —dice sonriente.
—¿Cómo puedes tú saberlo?
—Vamos, se te olvida que estás hablando con tu padrastro psíquico —suelta divertido—. En fin señorita usted debe de irse. Nos vemos en la tarde. Suerte ganándote a tus nuevos compañeros
Sí claro. Vaya que me espera un "gran" día.
Nótese el sarcasmo.
—Ok, solo entró y ya... Nadie sabe quién soy, solo soy la chica nueva y punto, nadie me notara —Me repito a mí misma y doy una larga inhalación antes de entrar al instituto.Peeeeeero por supuesto que me equivoque. Apenas pongo un pie dentro del enorme pasillo todos centran su atención en mí lanzándome miradas, por donde camino oigo susurros y más de una persona me ha señalado.Genial.Vaya comienzo.Todos me miran como si fuera una especie de alienígena invadiendo la tierra, y claro que se siente patético. Suena el timbre y de inmediato todos los estudiantes caminan paso apresurado a sus respectivos salones menos yo quién estoy ahora en coordinación preguntando mi horario.—Sección B, salón F–16 —la voz de la secretaria escolar es desagradable y suena bastante nasal pero la ignoró y comienz
—¡Ja! ¡Por supuesto! Como vienes de una gran ciudad crees poder venir aquí a criticar —dice una voz detrás de mí, una bastante femenina y chillona.Me giró quedando frente a frente con una chica bastante linda.Comparada con ella yo soy un hombre, un hombre bastante feo...La miró y detallo bien... Una rubia bastante llamativa.Ah claro, por supuesto que a la Barbie del colegio le desagrado.—¿Disculpa? —es lo que sale de mis labios y la chica me mira divertida.—Vienes a criticar todo aquí solo porque vienes de una gran ciudad pero déjame decirte que...Mi ceño se frunce y la miro de mala manera.—No, no te dejare que me digas nada. No me conoces, ni siquiera sabes qué era lo que yo iba a decir y vienes a lanzar de que yo solo iba a criticar —mi voz sale como una daga y ella abre ligeram
Froto mis ojos aún adormilada, el llamado de mi madre me ha despertado.—¡Allison, baja por favor! —grita y me siento en la cama mirando un punto cualquiera mientras trato de despertar del todo.Llevo puesta mi pijama favorita: Unos shorts cortos de color rosa melón, una camiseta blanca con pequeños corazones y un suéter del mismo color rosado.Pongo mis pies en el frío suelo y meto estos en mis pantuflas de ositos. Salgo de la habitación dando bostezos y bajo al primer piso sin saber con quién me encontraría.—Y así fue como mi madre terminó embarazada de mí —le dice él a mí madre y está última suelta una carcajada como si acabase de escuchar lo más gracioso del mundo.—Cariño hasta que bajas... Tu amigo vino a visitarte y a terminar el trabajo de teatro que les han puesto de tarea —mi mad
—Hasta luego Jow —me despedí de mi padrastro y baje del auto para entrar a la secundaria, enseguida vi a Vania quién está con un grupo de chicas.—¡Hey Alis! —grita desde lo lejos haciéndome señas con sus manos. Me acerco y ella me saluda con una gran sonrisa—. Alison te quiero presentar, ellas son mis amigas. Hilary Bath —dijo y enseguida una chica alta, delgada de dentadura perfecta, piel bronceada y cabello castaño se acercó a mí con una gran sonrisa.—Es un placer Allison. Soy Hilary pero dime Hi —canturrea la chica y solo me limito a sonreírle.—Ella es Madde Hill —prosiguió Vania y esta vez se acercó a mí una chica un poco más baja de piel blanca y reluciente, cabello negro con unos cuantos mechones azules y unas cuantas pecas en su rostro.—Un placer Allison, dime Mad —dijo con much
El resto de la semana se pasó volando y cuando fui a ver ya era viernes.Viernes.¡VIERNES!—¡Nos vemos en la noche! —le dije a Vania para subir al auto de Joseph.—¿En la noche? —preguntó él un poco curioso mientras conducía.—Sí… Es que me invitaron a una pequeña reunión, chiquita Jow, solo irán como 20 o 24 personas, nada de que temer, puras chicas —mentí. ¿Porque razón mentí? No lo sé, simplemente no me salió decirle que sería la fiesta del siglo.Según Vania, pero mínimo y solo son pocas personas.Claro, pense eso hasta que observe la casa de Vania esa misma noche.Una casa grande de dos pisos, muy linda y llamativa, la hubiera podido apreciar mejor si no fuera por el montón de adolescentes hormonales en la fiesta.Entre y
Noah me mira entre divertido y pícaro.Su cabello esta mojado y apunta en todas direcciones. Sus músculos y su torso definido están a la vista cubiertos por gotas de agua. Una toalla amarrada a su cintura. Sus labios húmedos, enrojecidos y entreabiertos. Sus ojos mirándome de pies a cabeza.Me miro y enseguida me tiro en la cama, tomo la sabana de está y me enrolló en ella como un churro dejando a la vista nada más que mi cara.—¿¡Qué carajos hacías en el baño!? —le solté a Noah quién me mira entre divertido y pícaro.—Me estaba duchando, un amigo se embriago y tuve que cargarlo cuando una chica tropezó y me hizo caer en la fuente de chocolate —dijo a lo que yo solté una carcajada.Noah con chocolate.No suena nada mal.—Cuanto quisiera haber estado allí —digo
—¡Ahg! —emito apenas abro los ojos... Me duele la cabeza hasta más no poder, la luz me pega intensamente en los ojos y siento como mi cuerpo esta descompensado por todo lo que baile anoche. Tengo un terrible sabor amargo en la boca y puedo sentir la garganta seca.¡Maldita resaca!—Despertaste, por un segundo creí que no despertarías —dice Hilary quién esta recostada en la puerta con un pijama puesto.—¿Qué hora es?—Son las 2 de la tarde —dice y abro los ojos como platos mirándola asombrada.—¡Las 2! ¡Mi mamá me va a matar! —grito levantándome de la cama pero mi intento de levantarme falla apenas pongo en marcha mis piernas cayendo abruptamente al suelo.¡AUCH!—No estás bien Alison... Y bueno que se puede esperar luego de todo lo que bebiste anoch
Me desperté temprano para ir al colegio, me duche, cepille mis dientes y aliste tal y como todos los días de la semana. Me vestí con mi respectivo uniforme y baje a desayunar.—¡Buenos días! —dije y para mí sorpresa mi madre aún está en casa.—Hola tesoro —responde mi madre con cariño y prosigue a besar mi frente en un gesto maternal—. ¿Cómo estuvo la fiesta?Miro de reojo a Jow quién sonríe con diversión y luego centro mi mirada en mi madre sonriéndole con un poco de inocencia.—Bien, bastante bien... ¿Y el trabajo? ¿Cómo va todo? —digo cambiando rápidamente de tema, hablarle de la fiesta no me conviene.—Todo muy bien, aunque bastante agotador —dice mi madre mientras termina de aplicarse ese labial rojo que le favorece a la perfección—. P