Esa mañana desperté con la cabeza hecha un lío, me levante de la cama y baje a la cocina donde todas desayunaban tranquilamente, tome mi plato con tostadas y huevos revueltos y me senté junto a ellas.
—¿Estás bien? —me preguntó Vania y asentí lentamente.
—Aparte de que siento como sí la cabeza me fuera a estallar en cualquier momento, tengo una extraña sensación… No lo sé.
Vania iba a decir algo pero se vio interrumpida por el sonido de mi móvil. Lo tome y mire en la pantalla el nombre de Joseph.
—¿Hola?
—¿Alison? —era la voz de mi madre. Se escuchaba apagada y forzada, como si retuviera algo que deseara soltar.
—Hola mamá, justo te iba a llamar. ¿Está todo bien? No te escuchas del todo…
—Hija yo... —su voz se quebró al instante.
Abrí los ojos con lentitud y mire todo a mí alrededor sintiéndome desorientada.¿Dónde diablos estoy?Me senté sobre la cama y mire a mí alrededor, la cómoda, la ventana, el closet… Es mi habitación.Me levante de la cama con lentitud y apenas estuve de pie sentí unas inmensas ganas de vomitar. Reprime las ganas de arrojar hasta las entrañas y baje las escaleras a paso lento, entre en la cocina y abrí la nevera para servirme un vaso de agua.Necesito agua.Pero… Siento la fuerza de una mirada sobre mi espalda y me giro sobre mis pies para observarlo.Sentado en la mesa, su cuerpo hacia adelante, reposando sus brazos sobre la mesa. No tiene expresión alguna, solo me mira.Maldita sea la vida y sus jugadas para joderme.—¿Qué haces aquí Noah? —espetó y me enderezo en mi lug
Llegué a Nueva York y no espere más para tomar un taxi y darle la dirección a la clínica donde mantenían a Madeleine internada.Divise a mi madre y Joseph sentados en el amplio y pulcro pasillo del cuarto piso.Apenas les vi corrí hacia ellos. Sentí la eternidad en los segundos que nos separaban, me observaron y me envolvieron con sus brazos. Pude percibir el dolor en sus expresiones.Hay algo, algo profundo y triste en las miradas, en los silencios, algo tan arduo que ni siquiera las palabras lo expresan.—¿Y Madeleine? —fue lo primero que pregunte. Se miraron entre sí y sentí unas inmensas ganas de que no fuera real.—Tu hermana esta mejor, está estable aunque aún necesitan hacerle unos análisis.Asentí y deje la maleta a un lado —¿Puedo verla? —dije y asintieron, mi madre me condujo a un largo y ancho pasi
—¿Alison? —Sebastián me observa entre sorprendido e incrédulo, y con un ligero toque de emoción en su tono—. ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo viniste? ¿Cómo has estado? ¿Por qué estás en esta clínica? —Inmediatamente me inunda de preguntas y solo me limito a sonreírle.—Apenes llegue hace unas horas, vine porque… mi hermanita está internada aquí —respondí con un tono agudo. A pesar de ello, Sebastián me sonrió con calidez y dejo su teléfono a un lado.—Espero que se mejore... ¿Cómo has estado tú?—Bien, bastante bien, ¿Y tú? —Le pregunto pero aun así no le presto ni una pizca de atención a lo que dice... Solo deseo encontrar mi maleta y recostarme un rato.Si no la encuentro, no me quiero ni imaginar c&o
Oigo la risita de Noah y le fulmino con la mirada.¿Que se supone que hacen seis chicos sin camisa y todos mojados justo al frente mi casa mirándome fijamente?Si es una prueba de Dios o el destino, seguro que no la paso.Y como sí me leyera el pensamiento, Noah dice—: Hemos venido porque esta noche iremos a una fiesta y Vania me ha dicho que venga a avisarte. Quiere que vayas.—Entonces, ¿Por qué no vino ella a avisarme? —la voz me salió aguda, puntiaguda y tuve que tragar para disolver el nudo en mi garganta.—Porque le he dicho que puedo venir yo. Además, estaba lavando mi choche y estos han querido acompañarme —asiento sin despegar la mirada del rostro de Noah, si la bajo, aunque sea un poco…—Uhm —musito y asiento—. Bueno, está bien, estaré en esa fiesta a los 8.—Está bien, a los 8 —dice
Apenas doy un paso dentro de la gran fiesta me pasa un vaso lleno de vodka y ni siquiera sé quién me lo dio, camino un poco entre las personas hasta que por fin miro a Vania sentada en un gran sofá junto a todas las chicas. A penas me miro corre a abrazarme.—Nena te ves preciosa —dice y me suelta del gran abrazo —Llegas en buena hora, apenas y vamos a comenzar el juego —Suelta y la miro ceñuda.¿Juego?¿Qué juego?Me siento junto a ella entre las chicas y noto a Noah justo frente a mí.—¿Empezamos? —dice una chica a quien nunca he visto en mi vida.—Sí —dicen todos al unísono y miro a Vania a mi lado.—¿Qué es lo que vamos a jugar? —le dije en un susurro y solo se alza de hombros. Me paso las miradas por todos y termino en Noah, esa miradita pícara que tiene, alza una comisura f
Para cuando bajamos a la fiesta y nos sentamos al sofá todos nos miran pícaros y un tanto sorprendidos... Aunque no pasó nada más que un beso.Mis labios se sienten hinchados y aun puedo palpar los suyos sobre los míos.Siento la mira de Noah sobre mí pero solo me limito a tomar del vaso y a mirar la hora... A penas y son las 10, veo que la noche será larga.—Noah —dice alguien de la nada.Alzo mi mirada para ver quién es y miro a Paola Brown. Sentada justo al lado de Lucas y de Alan con una falda de cuero negro ajustada y un top azul llamativo con unos tacones más altos de lo que creí. El silencio perdura y la mirada de Noah se cruza con la de ella... Sé su historia, sé que aún hay algunas cosas que Noah siente por ella y yo no puedo hacer nada.Por un segundo siento algo amargo en el pecho… Los últimos minutos
Me tomo un gran sorbo de vodka y finalmente dejo la botella a un lado, tengo una sonrisa tonta y claro que es por todo lo que he bebido, me apoyo de la mesa y Vania me ayuda a subir, miro a las chicas quienes están peor o igual que yo y me apoyan con los pulgares arriba.Siento ese valor recorrer mis veas y me levanto sobre la mesa de villar.—Una música lenta y sexy —grita Hilary y enseguida que ponen la canción The Hills de The Weeknd.Siento la música, lenta y sensual. Inmediatamente las personas se aglomeran alrededor de la mesa y eso es el incentivo que me hace comenzar a bailar.Comienzo a moverme, lento y sensual, moviendo mis manos entre mis pechos y luego a mis caderas. Muevo mi cintura y bajo lentamente para volver a subir moviendo mis caderas.Por dios, ¿Qué demonios estoy haciendo?—¡Eso princesa! —oigo a los chicos gritar y ni siquiera puedo decir n
Apenas bajo las escaleras siento un mareo, creo que hasta ahora ha sido suficiente vodka, ya no debo de seguir bebiendo. Me giro para mirar hacia atrás y asegurarme que ni Noah ni Paola han salido de la habitación y finalmente me adentro entre las personas hasta que choco con Vania y un chico rubio.—¡Aquí estas! —Exclama Vania sonriente apenas me ve.—Estaba arriba, tuve que salir un momento de entre tantas personas, me sentí un poco mareada —dije y asintió.Mi mirada pasó entonces al chico a su lado, quién me mira con sus ojos verdes, y pronto me hallo hipnotizada por el color de sus ojos. Es un verde muy distinto a los demás, el iris alrededor es de un color verde intenso y exótico pero a medida que se acerca a la pupila hay motitas azuladas más parecidas a la aguamarina.Me le quedo mirando hasta que Vania me toma del hombro y me trae de vuelta a la rea