Nunca sabes cuando un buen momento llegará a su final… Y mucho menos sí será por tu culpa.
Noah se ha reincorporado y ahora me mira con una muy evidente molestia.
—¿Cómo… tú…? —Cerró los ojos con fuerza y suspiro como si quisiera mantenerse con calma. Me abofeteé mentalmente por arruinarlo todo—. ¿Qué es lo que sabes de Paola?
Quise pegarme con una piedra en la boca.
Yo de lengua suelta tuve que venir a arruinar la armonía del momento. ¡Bravo Alison! ¡Te mereces un puñetero premio por ser tan bocazas!
—Lo sé todo —dije sin rodeos.
—Todo —repitió.
—Todo —repetí.
Me reincorpore igual que él y me mordí el labio insegura. Noah me mira con algo que no puedo descifrar.
—¿Y qué se
Esa mañana desperté con la cabeza hecha un lío, me levante de la cama y baje a la cocina donde todas desayunaban tranquilamente, tome mi plato con tostadas y huevos revueltos y me senté junto a ellas.—¿Estás bien? —me preguntó Vania y asentí lentamente.—Aparte de que siento como sí la cabeza me fuera a estallar en cualquier momento, tengo una extraña sensación… No lo sé.Vania iba a decir algo pero se vio interrumpida por el sonido de mi móvil. Lo tome y mire en la pantalla el nombre de Joseph.—¿Hola?—¿Alison? —era la voz de mi madre. Se escuchaba apagada y forzada, como si retuviera algo que deseara soltar.—Hola mamá, justo te iba a llamar. ¿Está todo bien? No te escuchas del todo…—Hija yo... —su voz se quebró al instante.
Abrí los ojos con lentitud y mire todo a mí alrededor sintiéndome desorientada.¿Dónde diablos estoy?Me senté sobre la cama y mire a mí alrededor, la cómoda, la ventana, el closet… Es mi habitación.Me levante de la cama con lentitud y apenas estuve de pie sentí unas inmensas ganas de vomitar. Reprime las ganas de arrojar hasta las entrañas y baje las escaleras a paso lento, entre en la cocina y abrí la nevera para servirme un vaso de agua.Necesito agua.Pero… Siento la fuerza de una mirada sobre mi espalda y me giro sobre mis pies para observarlo.Sentado en la mesa, su cuerpo hacia adelante, reposando sus brazos sobre la mesa. No tiene expresión alguna, solo me mira.Maldita sea la vida y sus jugadas para joderme.—¿Qué haces aquí Noah? —espetó y me enderezo en mi lug
Llegué a Nueva York y no espere más para tomar un taxi y darle la dirección a la clínica donde mantenían a Madeleine internada.Divise a mi madre y Joseph sentados en el amplio y pulcro pasillo del cuarto piso.Apenas les vi corrí hacia ellos. Sentí la eternidad en los segundos que nos separaban, me observaron y me envolvieron con sus brazos. Pude percibir el dolor en sus expresiones.Hay algo, algo profundo y triste en las miradas, en los silencios, algo tan arduo que ni siquiera las palabras lo expresan.—¿Y Madeleine? —fue lo primero que pregunte. Se miraron entre sí y sentí unas inmensas ganas de que no fuera real.—Tu hermana esta mejor, está estable aunque aún necesitan hacerle unos análisis.Asentí y deje la maleta a un lado —¿Puedo verla? —dije y asintieron, mi madre me condujo a un largo y ancho pasi
—¿Alison? —Sebastián me observa entre sorprendido e incrédulo, y con un ligero toque de emoción en su tono—. ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo viniste? ¿Cómo has estado? ¿Por qué estás en esta clínica? —Inmediatamente me inunda de preguntas y solo me limito a sonreírle.—Apenes llegue hace unas horas, vine porque… mi hermanita está internada aquí —respondí con un tono agudo. A pesar de ello, Sebastián me sonrió con calidez y dejo su teléfono a un lado.—Espero que se mejore... ¿Cómo has estado tú?—Bien, bastante bien, ¿Y tú? —Le pregunto pero aun así no le presto ni una pizca de atención a lo que dice... Solo deseo encontrar mi maleta y recostarme un rato.Si no la encuentro, no me quiero ni imaginar c&o
Oigo la risita de Noah y le fulmino con la mirada.¿Que se supone que hacen seis chicos sin camisa y todos mojados justo al frente mi casa mirándome fijamente?Si es una prueba de Dios o el destino, seguro que no la paso.Y como sí me leyera el pensamiento, Noah dice—: Hemos venido porque esta noche iremos a una fiesta y Vania me ha dicho que venga a avisarte. Quiere que vayas.—Entonces, ¿Por qué no vino ella a avisarme? —la voz me salió aguda, puntiaguda y tuve que tragar para disolver el nudo en mi garganta.—Porque le he dicho que puedo venir yo. Además, estaba lavando mi choche y estos han querido acompañarme —asiento sin despegar la mirada del rostro de Noah, si la bajo, aunque sea un poco…—Uhm —musito y asiento—. Bueno, está bien, estaré en esa fiesta a los 8.—Está bien, a los 8 —dice
Apenas doy un paso dentro de la gran fiesta me pasa un vaso lleno de vodka y ni siquiera sé quién me lo dio, camino un poco entre las personas hasta que por fin miro a Vania sentada en un gran sofá junto a todas las chicas. A penas me miro corre a abrazarme.—Nena te ves preciosa —dice y me suelta del gran abrazo —Llegas en buena hora, apenas y vamos a comenzar el juego —Suelta y la miro ceñuda.¿Juego?¿Qué juego?Me siento junto a ella entre las chicas y noto a Noah justo frente a mí.—¿Empezamos? —dice una chica a quien nunca he visto en mi vida.—Sí —dicen todos al unísono y miro a Vania a mi lado.—¿Qué es lo que vamos a jugar? —le dije en un susurro y solo se alza de hombros. Me paso las miradas por todos y termino en Noah, esa miradita pícara que tiene, alza una comisura f
Para cuando bajamos a la fiesta y nos sentamos al sofá todos nos miran pícaros y un tanto sorprendidos... Aunque no pasó nada más que un beso.Mis labios se sienten hinchados y aun puedo palpar los suyos sobre los míos.Siento la mira de Noah sobre mí pero solo me limito a tomar del vaso y a mirar la hora... A penas y son las 10, veo que la noche será larga.—Noah —dice alguien de la nada.Alzo mi mirada para ver quién es y miro a Paola Brown. Sentada justo al lado de Lucas y de Alan con una falda de cuero negro ajustada y un top azul llamativo con unos tacones más altos de lo que creí. El silencio perdura y la mirada de Noah se cruza con la de ella... Sé su historia, sé que aún hay algunas cosas que Noah siente por ella y yo no puedo hacer nada.Por un segundo siento algo amargo en el pecho… Los últimos minutos
Me tomo un gran sorbo de vodka y finalmente dejo la botella a un lado, tengo una sonrisa tonta y claro que es por todo lo que he bebido, me apoyo de la mesa y Vania me ayuda a subir, miro a las chicas quienes están peor o igual que yo y me apoyan con los pulgares arriba.Siento ese valor recorrer mis veas y me levanto sobre la mesa de villar.—Una música lenta y sexy —grita Hilary y enseguida que ponen la canción The Hills de The Weeknd.Siento la música, lenta y sensual. Inmediatamente las personas se aglomeran alrededor de la mesa y eso es el incentivo que me hace comenzar a bailar.Comienzo a moverme, lento y sensual, moviendo mis manos entre mis pechos y luego a mis caderas. Muevo mi cintura y bajo lentamente para volver a subir moviendo mis caderas.Por dios, ¿Qué demonios estoy haciendo?—¡Eso princesa! —oigo a los chicos gritar y ni siquiera puedo decir n