Para cuando llego a mi casa apenas son las siete de la mañana y corro escaleras arriba hasta mi habitación, entro al baño y me doy una ducha, me pongo mi pijama y me lanzo a mi cama a dormir.
***
Las dos de la tarde.
Para cuando despierto son las dos de la tarde, froto mis ojos y voy directo al baño a cepillarme los dientes, me recojo mi cabello en un chongo y me pongo mis pantuflas para salir de mi cueva e ir a la cocina.
—¡Vaya! ¡Hasta que despiertas! —dice mi madre apenas entro en la cocina.
—¿Cómo que la fiesta estuvo buena? —insinúa Joseph y asiento lentamente recordando todo lo de ayer y
Es increíble lo que la rabia puede llegar a hacer, cómo la adrenalina te consume al punto de nublarte la vista y ni saber qué es lo que estás haciendo.Camino con suma lentitud hasta la mesa en la que están Noah y Paola. Juntos. Riendo.Siento la sangre correr a través de mi cuerpo y un calor emanar de mi cuerpo.Todo el mundo me mira en silencio, pero no puedo detenerme. Aprieto mis puños con fuerza enterrando mis propias uñas en mi piel, pero ese ligero ardor no se compara con lo que estoy sintiendo en estos momentos.Me detengo justo frente a la mesa con los brazos cruzados y mi mejor mirada retadora.—Alison —murmura Noah lo suficiente alto que lo logro escuchar. Mi mirada está fija en Paola, quién me mira con cierta diversión y no espero más para soltarle:—¿Sabes lo sucia que eres? —suelto casi en
—Gracias —digo finalmente cuando el rubio me lleva hasta afuera del instituto.—No fue nada —dice y se pasa la mano por la nuca en un gesto nervioso—. Soy…—Price Evans —terminó por él y se limita a asentir con una sonrisa. Ahora ya sé quién es el rubio.—Sí, y tú eres Alison Thompson —dice y asiento ligeramente sentándome a su lado en el césped del patio central que se encuentra desolado—. Lamento lo del vídeo —suelta luego de un gran silencio incómodo y asiento, de tan solo recordarlo me dan ganas de vomitar.No tuve que haber ido a esa fiesta, pero lastimosamente ya no hay vuelta atrás… Nunca hay vuelta atrás para enmendar por completo nuestros errores.—Igual yo, no me quiero ni imaginar sí mi madre se entera —murmuro con desgano. Sí Susana Cla
Vuelvo a la realidad al ver que Noah lleva el labio partido, un gran moretón en la mejilla, sus manos con sus nudillos rotos y una que otra magulladura, pero mi atención se centra cuando junto a él sale Ander... Aquel chico que se subió a la mesa de billar a bailar conmigo en la fiesta.Sus manos al igual que las de Noah tienen esas magulladuras, tiene sangre en la nariz y un buen moretón en ambas mejillas, y justo arriba de su mejilla izquierda, justo bajo el ojo tiene un golpe bastante fuerte.¡UN MOMENTO!¿Por qué estos dos se pelearon?—La directora los espera —anuncia la secretaria y Price me toma de la mano para que vaya a la oficina de su madre junto a él, pero no quito la vista de Noah, me mira pero no demuestra nada, su expresión se mantiene neutra e impasible… Cómo sí no le importase nada.—¿Alison
Ahí está... Sentado en una silla con todo el cuerpo hacia adelante, sus codos sobre sus rodillas y me mira inexpresivo. Aparto la mirada y decido seguir sin prestarle atención.—Alison —susurra tan bajo que apenas y le escucho. Sigo caminando y apresuro el paso cuando por fin salgo de la dirección.No quiero hablar con él.Es un idiota. Un imbécil. Un capullo.Pero antes de que pueda escabullirme de vuelta, siento el tacto de su mano en mi brazo, mi piel se eriza y me gira hasta quedar frente a él.—¿¡No me escuchas!? —dice aparentemente enojado.—¡No! ¡No te escucho! —suelto y miro como tensa sus músculos—. No quiero escuchar y no tengo porque hacerlo.Me suelto de su agarre y me giro para seguir mi camino cuando escucho su voz a mis espaldas.—Necesito que me escuches —
Para cuando dan las seis de la tarde ya estoy casi lista para irme al lago, después de todo tengo que buscar la manera de despejarme de todos los problemas que me rodean.Opte por unos vaqueros, una simple camisa y unos deportivos blancos, me recogí elcabello en una coleta alta y tome mi teléfono saliendo de la habitación.Pero cuando bajo las escaleras revisando mi móvil, la voz de mi madre me sorprende.—No sabía que saldrían hoy —dice y asiento sin siquiera subir la mirada de la pantalla.¿Saldrían?Alzo la mirada y observo la escena frente a mí.Él sentado junto a mi madre.Esa sudadera negra le queda de maravilla, esos vaqueros oscuros rasgados en la pierna dejando ver parte de su piel bronceada, y sus converse negras. Sus ojos me miran de pies a cabeza y solo aparto la mirada.—¿Estás lista? &m
Para cuando llegamos, noto que ya todos están ahí, Vania y las chicas, Alan, sus amigos y otros chicos a quienes no conozco.Miro de reojo a Noah, quién suspira y se desabrocha el cinturón para apagar el coche. Es entonces cuando me mira, su expresión se suaviza y me regala una pequeña sonrisa.Este no es él Noah de hace unos minutos.—Sólo quiero que no nos comportemos extraños, ni nos pongamos raros —dice Noah atrayendo mi atención a él.—No te preocupes, tampoco quiero que nos pongamos raros —es lo que respondo y él asiente mostrándome una sonrisa haciendo aparecer sus hoyuelos.Me desabrocho el cinturón y salgo del coche, inmediatamente la brisa fresca de la noche me recibe y me abrazo a mí misma buscando algo de calor.Miro por última vez a Noah y sin pensarlo camino hacia la fogata. Todos r&ia
—¿¡En serio!? —dijo Price casi en un grito.—¿Qué esperabas? No soy como esas otras chicas —respondí y él reprimió una risa para luego decir:—Ser una perra es lo mejor.Solté una carcajada y le mire con gracia. Price Evans puede ser una diva en acción.—Ser cómo yo es lo mejor —digo y ambos reímos observando el lago frente a nosotros. Miro a Price de reojo y siento la curiosidad pincharme hasta que decido preguntarlo—. ¿Entonces tú...?Antes de que pudiera terminar él me miro y dijo—: Sí, con una linda universitaria, fue gentil y amable. Pero me has dejado sorprendido tú a mí, ¿Cómo es que aún no? ¿Eres consciente de que estás en tu último año?—Soy consciente de eso, y es precisamente por eso que no confió tan
—Hoy no las podré venir a buscar, su madre me dejo encargada algunas cosas, nos vemos en la noche, ¡Las amo! —grita Joseph y me despido de él antes de cerrar la puerta, tomó a Madeleine de la mano y juntas entramos al instituto.Acompaño a Madde hasta su aula de clases y pronto me dirijo a mi casillero para dejar los cuadernos que no utilizaré por ahora, tomo mi libro de calculo e ignoro las miradas que me echan todos cuando paso por el pasillo para ir a mi aula. Todos me observan y cuchichean algunas cosas, todo por culpa del estúpido vídeo.Entró al salón y para mi muy mala suerte Noah ya está sentado en nuestra mesa. Me siento sin mirarlo o decir nada, aunque puedo sentir el peso de su mirada sobre mí. Dejo mi cuaderno en el escritorio y saco mi móvil.—Alison —oigo su ronca voz llamarme pero no me inmuto.Pienso ignorarlo el tiempo que sea