Gregorio dejó su teléfono en la mesita de noche, giró hacia la cama, en ella, Clara estaba dormida recostada Él la había sacado del bar y la llevó a su departamento, para que cocinara y lo atendiera ahora que el dinero era poco no podía contratar a una empleada, por las noches abusaba de ella sin control, ella no tuvo oportunidad de negarse, Con amenazas y promesas Gregorio le había ofreció una gran cantidad de dinero si aceptaba irse con él. Ella tenía un plan, cuando Gregorio le diera lo que acordaron, escaparía para buscar a Fabian. Pero ella no contaba con que Gregorio sólo la engañaba, no tenía ese dinero y ella nunca lo recibiría. Los días siguientes todo transcurrió normal, Eva estaba más atareada que otros días, necesitaba dejar todo en orden antes de tomar su licencia de maternidad, su vientre ya era muy grande y necesitaba descansar. Julia disputaba el poder en el despacho, todos los socios confiaban más en Mario por
Mario entró a la oficina sin tocar, Julia guardó su teléfono y se levantó indignada. “Deberías llamar a la puerta primero”. Mario la ignoró y caminó hacia la silla sentándose frente a ella sin ninguna culpa. Julia lo observó detenidamente molesta. “¿Qué quieres?”. Mario le dijo. “Vine por ti para ir a la casa juntos”. Julia se río burlonamente cruzándose de brazos. “¿Tú y Yo? No lo creo, tengo mi propio coche”. Mario se recargo en el escritorio. “Julia, quiero llevar bien esta convivencia… conocernos, salir, somos esposos”. El trataba de convencerla necesitaba tenerla de su lado para poder seguir en el despacho trabajando los negocios sucios de Gregorio. Julia respiró hondo, se levantó juntando sus cosas para irse. “Solo estamos casados porque mi papá así lo quería, pero no tenemos porqué fingir nada, tú puedes seguir haciendo tu vida como te plazca y yo seguiré en lo mío”. Mario se levantó y caminó lentamente hacia ella. “Y qué pasa si yo quiero algo más? ¿Qué pasa si quie
Días después, Eva celebraba el baby shower de su pequeño en un salón del centro, los invitados empezaban a llegar y Eva los recibía junto a su padre, el señor estaba feliz de ser abuelo, todos estaban reunidos ahí, fue algo familiar, la persona del show terminaba, Eva le agradeció, se escuchó alboroto en la puerta, dos enormes bebés entraron, eran unas botargas grandísimas y jugaban y peleaban entre sí. Detrás llegó Fabian con globos azules y una caja de regalo grande en sus manos. Eva sonrió algo nerviosa, no habían hablado desde el día que Fabian la beso, eso era bueno, Fabian entendería que entre ellos no habría nada y con suerte hasta se interesaría en Belinda. La gente empezó a tomarse fotos con los bebés. Fabian llegó hasta Eva frente a todos y le entregó la caja. El padre de Eva se acercó saludando a Fabián alejándolo, se notaba como el interés en su hija, pero era demasiado joven. La abuela de Fabian y la señora Rita se acercaron a él saludándolo. Fue el turno del p
Más tarde les pidieron que fueran a la zona de espera, todos se dirigieron ahí, era una zona más lujosa, donde los familiares de los pacientes podían esperar, Fabian caminaba por el lugar nervioso, Charlie lo miraba y observó a los presentes que también observaban su comportamiento. Belinda triste miraba de reojo a Fabian, se notaba lo mucho que le importaba Eva. Charlie se levantó para advertirle. “Amigo… deberías de tranquilizarte, todos te mirar”. Fabian observó a los presentes que efectivamente lo miraban desconcertados por la preocupación que tenía por Eva. El respiro profundo calmando sus nervios, se sentó en un sillón lejano sin dejar de mirar la puerta donde Eva estaba dando a luz, deseaba tanto estar ahí, pero sería extraño que el entrara solo eran amigos. Sentado apoyando sus codos en sus piernas jugaba con sus manos. Charlie lo consolaba, Julia los miraba de vez en cuando, era extraño el sentir de Fabian hacia Eva, ahora estaba más segura que le gustaba su amiga.
Eva miró a Fabian. “Puedes irte a casa, yo me las arreglaré sola”. Fabian negó. “Quiero quedarme, prometí cuidarte”. Sebastián quería aprovechar todo el tiempo que Eva y el bebe estuvieran en el hospital, cuando fueran dados de alta sería más difícil estar cerca. El señor Cortés no permitiría que Fabian estuviera en la casa con Eva. Eva le explicó. “Fabián… no creo que debas estar aquí”. Ella suspiró. “Le gustas a Belinda y no quiero que ella se moleste conmigo”. Belinda se había distanciado de ella y sabía que era por Fabian. Fabian sentenció. “No me iré Eva”. Eva suspiró cansada y ya no dijo más, Fabian era muy terco, igual que Sebastián. Por la mañana Eva despertó con el llanto del pequeño, estaba a punto de moverse, pero su cesaría dolía, la puerta se abrió y la señora Rita entró rápidamente. “Eva no te muevas”. Se acercó al pequeño tratando de calmarlo y lo llevó a brazos de Eva, miró alrededor. “¿Dónde está la enfermera?”. Eva frunció el ceño, el único que había es
Fabian la sentó en un pequeño sillón, ella estaba pálida. Pero seguía escuchando la historia de Fabian. Una media hora después Charlie entró corriendo al despacho. Belinda estaba sentada en el sillón cabizbaja. Ya estaba más tranquila. Observó a Charlie y se lanzó en sus brazos. Charlie se quejó. “Oye”. Belinda le reclamó. “Todo este tiempo lo sabías”. Charlie miró a Sebastián divertido. Charlie le dijo a Belinda. “No podía decírtelo”. Belinda se acercó a Sebastián ahora Fabian y lo abrazó. Se alejaron un poco y Fabiana acaricio su mejilla, ella se sonrojo al instante alejándose y observó cómo los ojos de Sebastián cambiaban de azul a cafés. Charlie carraspeo. Sebastián giro a verlo y regresó a su color habitual, noto que tenía abrazada de la cintura a Belinda, la soltó al instante. “Lo siento, no fui yo”. Belinda suspiró. “Entonces… ese chico… Fabián ¿Sigue ahí?”. Sebastián afirmó con la cabeza. “A veces él vuelve y yo desaparezco”. Belinda se cubrió la boca asus
> Mauro era el hijo mayor de los Uribe, su padre, el señor Uribe estaba dedicado completamente a la empresa y los negocios, su madre a las fiestas de clase alta y ser una de las mejores mujeres conocidas por la alta sociedad, Mauro y Emilia eran criados por sirvientas y nanas. Los Uribe hacían fiestas y reuniones en su mansión, ahí presentaban a sus hijos muy contentos y aparentaban por minutos ser una familia feliz y armoniosa, pero después de minutos, les pedían a las nanas que los llevaran a sus habitaciones para seguir en la fiesta, los hermanos debían estar en sus habitaciones y no molestar a los invitados, Emilia que era pequeña no entendía por qué eran así y se alegraba de que sus padres les dieran cariño por solo esos momentos en que los presentaban. Mauro por su edad reñía mucho con sus padres, ellos ya tenían la vida planeada de sus hijos, hasta con qué familia se casarían al llegar a la edad adulta, lo más importante para la pareja Uribe eran las co
Él observó a la mujer. “Ellos pagarán por lo que le hicieron a Sebastián”. Rita desconcertada lo miró. “¿Qué quieres decir?”. Mauro le explicó. “El accidente de Sebastián fue intencionado, estoy seguro que estaba planeado y yo voy a encontrar a los culpables” Rita asintió escuchando sus palabras. Estaba asombrada, siempre pensó que fue mala suerte de Sebastián el morir, pero ahora que Mauro le planteaba su teoría confiaba en él. Mauro se despidió de ella mirando su espalda, Edwin su asistente se acercó. “¿No le dirá nada?”. El señor Mauro sonrió. “No es el momento”. Él observó su reloj. “Ya está todo listo?”. Edwin asintió. “Si, el doctor ya hizo el chequeo y solo está esperando por usted”. Ambos subieron a un auto de lujo y se alejaron del lugar. Llegaron a un área a las afueras de la ciudad, entraron a una gran mansión, en la sala ya los esperaba el doctor, era el mismo que trató a Sebastián en el centro de rehabilitación. El señor Mauro conversó con él y le explicó t