Al salir se despidió de el señor Mauro, se fue con Charlie, todo el camino fue en silencio, Fabian se sentía culpable de todo lo que le pasaba a Sebastián. Charlie llegó hasta la casa. “Te veo mañana en la oficina". Fabian asintió bajando, entró saludó a su abuela y cenaron juntos por la noche, no podía dormir, pensaba cómo ayudar a Sebastián y la única solución era que Eva se enterara. Por la mañana se levantó temprano, desayuno y salió de la casa, en el camino se detuvo cerca de la veterinaria, marcó el número de Charlie. “Hola”. Charlie apenas se levantaba, trataba de no hacer ruido, Julia estaba dormida a su lado. Subió las escaleras somnoliento, Su hermana ya se había ido a trabajar. Fabian estaba frente a la veterinaria montado en su moto. “Se lo diré a Eva”. Charlie reaccionó despertando rápidamente. “¿Qué? No, espera, hablémoslo”. Fabian negó. “No. Se lo diré ahora mismo”. Fabian colgó el teléfono y estaciono la moto. Charlie regresó a la habitación buscando su ropa.
Ella observó la perilla de la puerta por algunos minutos, adentro se escuchaba música a muy bajo volumen, ella tocó la puerta y se escuchó una voz grave decir. “Adelante”. Eva giró la perilla despacio y abrió muy lentamente, frente a ella había una gran ventana con cortinas blancas largas, por ahí entraba la luz del día, una pequeña mesa llena de libros y un hombre en una silla de ruedas, él leía un libro tranquilamente, con ayuda de la luz de la ventana. Él levantó la vista y miró a la mujer en la puerta. Ella llevaba unos jeans azules, blusa blanca y su cabello recogido en un moño, su maquillaje estaba descuidado y su mirada llena de asombro. El pronuncio. “Eva”. Ella caminó en silencio hasta él, al llegar y quedar frente a frente se agachó a la altura de Sebastián observó su rostro,sus ojos, estaba muy delgado, podías ver los huesos de sus mejillas, su barba era insípida y el cabello algo largo, Sebastián estaba en silencio, hacía mucho tiempo que no la veía. Eva toco su rost
Todos se despidieron, Julia prometió llegar temprano por la mañana con un cambio de ropa para Eva.Charlie y Julia llevaron a Belinda a su departamento junto con el bebe. Ella llevó a Sebastián a la segunda planta donde estaba su habitación, la casa tenía un elevador, el señor Mauro esperaba que Sebastián lo utilizara, pero nunca salía de su habitación hasta hoy.Eva lo ayudó a acostarse en la cama con ayuda del enfermero, el amigo de Eva llegó y lo examinó, era especialista muy renombrado, le dio las indicaciones necesarias y le receto los medicamentos correctos, El enfermero se despidió dejándolos solos, Eva ya le aviso que ella se quedaría esta noche a cuidarlo, pero se quedaría en la casa por alguna emergencia. Después de arroparlo, ella acomodo unas mantas en el sillón grande de la habitación.Sebastián la miró, ella sintió la mirada, acomodaba su almohada. “¿Qué?”.Sebastián palmeo el pequeño espacio que quedaba en la cama, ella sonrió caminando hacia él, se recostó en su pech
Edwin se burlaba de ellas por estar de chismosas, el revisaba su teléfono cuando escucho la puerta de la oficina de Eva, ella salió junto con una chica de cabello rojo, tenía pecas en la cara y ojos verdes.Edwin se quedó pasmado mirándola como tonto. Era hermosa.Eva lo llamó varias veces y subió el tono de voz moviendo la mano en su rostro para que reaccionara. “¡Edwin!”.El apenado volvió en sí rascándose la nariz. “Hola”.Eva sonrió al notar el nerviosismo del hombre y le presentó a la chica. “Ella es Regina, será mi nueva doctora aquí en la veterinaria”.Edwin le estrechó la mano a la chica presentándose más tranquilo. “Soy Edwin, trabajo para el tío de la señorita Eva, si necesitas algo no dudes en pedírmelo”.La chica sonrió mirando al hombre. “Hola, un gusto”. A ella le parecía muy guapo y simpático.Eva sonrió al ver a los dos, presentó a Regina formalmente con las empleadas y después de hablar un poco se retiraron a sus actividades.Eva y Regina, conversaron un rato más con
Armando citó a Eva unos días después en un café. Ella accedió solo para dejar las cosas claras de una buena vez. Ella entró, al ver a Armando se acercó sentándose. Eva le dijo. Armando, yo quiero…” Armando la interrumpió. “Se lo de Sebastián”. Eva lo miró en silencio. Él sonrió. “No te preocupes, sé cuando pierdo, no me interpondré, él es padre de tu hijo, ustedes son una familia, solo quería verte para despedirme”. Eva estaba más tranquila. “Nadie sabe que él está vivó, por favor…” Armando entendió. “No hay problema, aparte de despedirme quiero advertirte…” Él la miró. “El esposo de tu madre está en la ruina, es por eso que está desesperada buscándote un buen partido, debes tener cuidado con ella, hará cualquier cosa por volver a tener dinero”. Eva asintió. “Gracias”. Armando le dijo. “También conocí a Mario en el extranjero por casualidad, quiso hacer negocios sucios en la empresa donde trabajaba, pero lo encontraron a tiempo. Eva le dijo. “Está en la cárcel. Si es por e
Por la noche Eva ayudó a Sebastián a acostarse, el pequeño ya dormía en su cuna. Eva se dio un baño rápido y se recostó a un lado de Sebastián, él al sentirla cerca se enterró en su cuello besándola. Eva disfruto de las caricias, Sebastián la estiro de la cintura poniéndola encima de él. Siguió besándola sin control mientras Eva se movía, su condición no impedía que tuvieran sexo. Ella vio estrellas llegando al punto más alto, Eva agitada respiró y ayudó a Sebastián a que terminara, tratando de no hacer mucho ruido, el pequeño estaba con ellos en la habitación, se recostó en su pecho calmando su corazón. Sebastián también agitado la beso en la cabeza y sonrió. “Te amo Eva, siempre”. Eva sonrió. “Y yo te amo a ti Sebastián… siempre”. Sebastián le dijo riendo. “Creo que deberíamos darle una habitación a Bastián, ya está grande”. Eva se carcajeó. “Solo quieres deshacerte de mi hijo para el sexo”. Sebastián negó. “No solo… quiero que duerma bien y a gusto en su propia habitación”.
Ciudad de Monterrey al norte de México…En un restaurante cerca de una de las plazas más conocidas de la ciudad, Eva una mujer de 28 años, tez clara y ojos cafés, su cabello era largo y castaño, disfrutaba de su comida junto a su mejor amiga Julia una chica de su misma edad, aperlada de cabello negro y ojos cafés.“Deberíamos ir a París por unos días, estoy tan cansada del trabajo”. Julia refunfuñaba en su asiento.Eva sonrió. “Hace solo tres meses fuiste a España”.Julia indignada y poniendo su mano en el pecho le dijo con tono de sufrimiento. “Eso fue por trabajo, el tirano de Mario solo me dejo descansar un día”.Eva reía. “¿Tirano?”.Julia asintió. “A ti te trata como princesa porque eres novia de su mejor amigo, pero a nosotras simples trabajadoras es un opresor de jóvenes bellas y educadas”.Sonó el teléfono de Julia. “Sí claro, estaré ahí”.Colgó. “Eva tengo que irme, papá quiere hablar un asunto conmigo”.Eva quiso irse con ella, pero Julia negó. “Quédate y termina tu comida,
Después de un rato recostados en la cama, Eva se levantó, Sebastián la observaba vestirse, se sentía realmente afortunado de tenerla a su lado, era la mujer más increíble que había conocido, desde el primer momento supo que ella era la indicada, a pesar de que ella tenía novio, él ni se inmutó y empezó conquistarla, hasta que con el tiempo ella cayó, no permitiría que nadie le hiciera daño alguno, era solo suya y quería verla siempre feliz.“¿Te vas tan pronto?”. Él se levantó abrazándola por detrás quitándole la ropa de nuevo besando su espalda.Ella se giró. “Es tarde, mi papá me espera”.Sebastián hizo una mueca. “¿Por qué nunca te quedas? solo por hoy, mañana hablaré con el y le diré que nos casaremos”.Ella negó. “Sabes que no puedo, mi papá es muy tradicional, no quiero un gran sermón”.El entendió abrazándola más fuerte. “Está bien, solo serán dos meses más y nos casaremos, te tendré para mí siempre”.Ella sonrió preguntando. “¿Siempre?”.Sebastián dijo. “Siempre”. Beso sus lab