> Mauro era el hijo mayor de los Uribe, su padre, el señor Uribe estaba dedicado completamente a la empresa y los negocios, su madre a las fiestas de clase alta y ser una de las mejores mujeres conocidas por la alta sociedad, Mauro y Emilia eran criados por sirvientas y nanas. Los Uribe hacían fiestas y reuniones en su mansión, ahí presentaban a sus hijos muy contentos y aparentaban por minutos ser una familia feliz y armoniosa, pero después de minutos, les pedían a las nanas que los llevaran a sus habitaciones para seguir en la fiesta, los hermanos debían estar en sus habitaciones y no molestar a los invitados, Emilia que era pequeña no entendía por qué eran así y se alegraba de que sus padres les dieran cariño por solo esos momentos en que los presentaban. Mauro por su edad reñía mucho con sus padres, ellos ya tenían la vida planeada de sus hijos, hasta con qué familia se casarían al llegar a la edad adulta, lo más importante para la pareja Uribe eran las co
Él observó a la mujer. “Ellos pagarán por lo que le hicieron a Sebastián”. Rita desconcertada lo miró. “¿Qué quieres decir?”. Mauro le explicó. “El accidente de Sebastián fue intencionado, estoy seguro que estaba planeado y yo voy a encontrar a los culpables” Rita asintió escuchando sus palabras. Estaba asombrada, siempre pensó que fue mala suerte de Sebastián el morir, pero ahora que Mauro le planteaba su teoría confiaba en él. Mauro se despidió de ella mirando su espalda, Edwin su asistente se acercó. “¿No le dirá nada?”. El señor Mauro sonrió. “No es el momento”. Él observó su reloj. “Ya está todo listo?”. Edwin asintió. “Si, el doctor ya hizo el chequeo y solo está esperando por usted”. Ambos subieron a un auto de lujo y se alejaron del lugar. Llegaron a un área a las afueras de la ciudad, entraron a una gran mansión, en la sala ya los esperaba el doctor, era el mismo que trató a Sebastián en el centro de rehabilitación. El señor Mauro conversó con él y le explicó t
Fue directo a la habitación de Belinda, ella abrió la puerta al escuchar. ¿Qué pasó? Escuché a Eva gritar". Sebastián entró. Se estiraba el cabello desesperado. "Belinda, necesito que vayas a ver como esta, yo hice algo que no debía, ella está confundida por mi comportamiento". Belinda entendió y salió, tocó la puerta entrando, encontró a Eva llorando a mares con el bebé en brazos y también lloraba sin cesar. "¿Qué pasó Eva?". Eva negaba, no podía hablar, se sentía algo mareada, Belinda tomó al bebé en sus brazos y trató de calmarlo mientras Eva tomaba un vaso de agua, su mano temblaba. Lo que Fabian dijo e hizo sólo lo hacía Sebastián. Estaba muy confundida, el comportamiento de Fabián la ponía muy nerviosa. Belinda recostó al pequeño cuando se calmó y se sentó junto a Eva que todavía temblaba. Belinda le habló. "Debes tranquilizarte, el doctor dijo que tu presión se puede elevar fácilmente". Eva asintió tomando otro sorbo de agua. Minutos después Belinda salió, Fabian está
Los ojos se quedaron cafés… el acaricio la mejilla de Belinda y susurro con voz coqueta. “Eres hermosa”. Belinda se quedó mirándolo en shock, Charlie también se quedó sin habla mirándolos. Fabian le sonrió. Belinda se puso nerviosa, Charlie se acercó y alejó a Belinda mirando al chico. Charlie le llamó. “¿Sebastián?”. Fabian lo miro. “No”. Charlie y Belinda se miraron asustados. Fabian trató de levantarse, pero no tenía fuerzas, Se escuchó ruido en el pasillo, era Eva. “¿Ha visto a Beli?”. La señora Rita contestó. “Tenía un pequeño resfriado, debe estar en su habitación”. El llanto del pequeño se escuchó, los ojos de Sebastián volvieron a parpadear, él bajó la cabeza sacudiéndola y apretando los ojos. Sebastián levantó la vista y observó a su hermana. “¿Qué pasa Beli?”. Belinda estaba asombrada. “Sebastián… tú… te fuiste”. Charlie se acercó a Sebastián. “Amigo, estuviste por minutos fuera, Fabian estaba aquí”. Sebastián sintió una gran angustia y suspiro profundo para calm
Más adelante el auto del señor Mauro se detuvo, bajó del auto y se recargó en él fumando un cigarrillo. Charlie lo observó, condujo despacio, se detuvo frente a él. El señor Mauro le dijo. “¿Podemos hablar?”. Charlie se estacionó más adelante y bajó, el señor Mauro le ofreció un cigarrillo pero se negó. “Es malo para la salud”. El señor Mauro sonrió rascándose la punta de la nariz. “Lo es”. Tiró el cigarrillo al piso y lo apago. Charlie le preguntó. “¿Qué quiere hablar?”. El señor Mauro le dijo. “Se que eras muy amigo de Sebastián” Charlie le dijo. “Lo era”. El señor Mauro le preguntó. “Entonces… ¿Por qué ayudas a ese chico con Eva?”. Charlie se quedó en silencio mirando al hombre. “No sé de qué habla”. El señor Mauro se levantó y acomodó su camisa. “Se nota mucho el interés de ese chico, cualquiera se da cuenta... lo curioso es… ¿Porque tú lo ayudas?”. Charlie se cruzó de brazos. “Fabian también es mi amigo y era amigo de Sebastián”. El señor Mauro sonrió. “No es cierto”.
Ya no dijeron nada en el camino a la casa, al llegar los empleados bajaron todas las cajas, el padre de Eva les indicaba donde dejarlas, Eva cargaba al pequeño en la sala, uno de los empleados se encontró una caja larga y blanca.Eva la miro, no la conocía.El empleado le dijo. “¿Dónde pongo esta caja?”. Era la única que no estaba rotulada.Eva miró a su padre que seguía ocupado afuera.Eva le dijo. “Póngala en la mesa por favor, Eva recostó al pequeño y se acercó a la caja, al abrirla encontró un hermoso vestido morado, llevaba una nota. “Para el evento”. Giró la tarjeta y leyó lo de atrás. “Te extrañare a ti y a Bastián”.Eva recordó el evento de presentación del nuevo nombre de la empresa y sus nuevos administradores, ella les había pedido a Fabian y Charlie que su nombre fuera omitido, no quería problemas.Leyó de nuevo el mensaje de Fabián y frunció el ceño, volvió a girarla examinando la letra de ambos lados. La forma de algunas letras era igual a como escribía Sebastián.Ella d
Eva terminaba una consulta cuando Julia entró. “Hola”. Cerró la puerta detrás de ella y abrazó a Eva. “Te extrañé mucho”. Eva recibió a Julia en sus brazos. La observó detenidamente. “Parece que estás más delgada”. Julia se sentó en la silla cansada. “Si, el trabajo del despacho es pesado y pareciera que Mario me dejo sola, no me ayuda”. Julia afirmó. “No le daré el gusto”. Eva y Julia salieron juntas de la veterinaria a un restaurante cercano. Compartieron vivencias de los días que no se vieron, al final Julia le preguntó. “¿Mario no te ha molestado?”. Eva negó. “Estuve en reposo por dos meses, era poco lo que salía y si lo hacía Fabián me acompañaba”. Julia chasqueó la lengua. “Ese chico no se da por vencido contigo ¿Verdad?”. Eva hizo un mohín. “Sabes… Tengo un sentimiento extraño en mi corazón…” Julia abrió sus ojos asombrada. “¿Te gusta?”. Eva le explicó. “No es eso, siento… siento como si Sebastián fuera Fabian”. Julia frunció el ceño y no entendí lo que su ami
Clara compro un vestido negro a la medida, era sexy y entallado, asistió a un salón de belleza en varias ocasiones para un tratamiento a su cabello y ahora lo pintaba de otro color, también le hicieron manicure y pedicure y tratamientos para el rostro, estaba muy cambiada, al verse en el espejo era una joven bonita y segura cuando miraba su reflejo, ya no era esa Clara que trabajaba en el bar. Salió del salón y caminaba por el centro comercial cuando se topó de frente con Mario. “Perdón”. Ella se acomodo el cabello hacia atrás dejando ver un tatuaje en su cuello debajo de su oreja. Mario se disculpó, la chica iba bien vestida y maquillada pareja una joven de familia adinerada. “Lo siento”. Dijo él mirándola fijamente y observó el tatuaje. Ella coqueta le sonrió. “No señor, debí fijarme por donde caminaba”. Mario se quedó en silencio tratando de recordar dónde había visto ese tatuaje, pero no lo consiguió. “Solo ten más cuidado”. Ella asintió y se alejó con las bolsas de c