Eva miró a Fabian. “Puedes irte a casa, yo me las arreglaré sola”. Fabian negó. “Quiero quedarme, prometí cuidarte”. Sebastián quería aprovechar todo el tiempo que Eva y el bebe estuvieran en el hospital, cuando fueran dados de alta sería más difícil estar cerca. El señor Cortés no permitiría que Fabian estuviera en la casa con Eva. Eva le explicó. “Fabián… no creo que debas estar aquí”. Ella suspiró. “Le gustas a Belinda y no quiero que ella se moleste conmigo”. Belinda se había distanciado de ella y sabía que era por Fabian. Fabian sentenció. “No me iré Eva”. Eva suspiró cansada y ya no dijo más, Fabian era muy terco, igual que Sebastián. Por la mañana Eva despertó con el llanto del pequeño, estaba a punto de moverse, pero su cesaría dolía, la puerta se abrió y la señora Rita entró rápidamente. “Eva no te muevas”. Se acercó al pequeño tratando de calmarlo y lo llevó a brazos de Eva, miró alrededor. “¿Dónde está la enfermera?”. Eva frunció el ceño, el único que había es
Fabian la sentó en un pequeño sillón, ella estaba pálida. Pero seguía escuchando la historia de Fabian. Una media hora después Charlie entró corriendo al despacho. Belinda estaba sentada en el sillón cabizbaja. Ya estaba más tranquila. Observó a Charlie y se lanzó en sus brazos. Charlie se quejó. “Oye”. Belinda le reclamó. “Todo este tiempo lo sabías”. Charlie miró a Sebastián divertido. Charlie le dijo a Belinda. “No podía decírtelo”. Belinda se acercó a Sebastián ahora Fabian y lo abrazó. Se alejaron un poco y Fabiana acaricio su mejilla, ella se sonrojo al instante alejándose y observó cómo los ojos de Sebastián cambiaban de azul a cafés. Charlie carraspeo. Sebastián giro a verlo y regresó a su color habitual, noto que tenía abrazada de la cintura a Belinda, la soltó al instante. “Lo siento, no fui yo”. Belinda suspiró. “Entonces… ese chico… Fabián ¿Sigue ahí?”. Sebastián afirmó con la cabeza. “A veces él vuelve y yo desaparezco”. Belinda se cubrió la boca asus
> Mauro era el hijo mayor de los Uribe, su padre, el señor Uribe estaba dedicado completamente a la empresa y los negocios, su madre a las fiestas de clase alta y ser una de las mejores mujeres conocidas por la alta sociedad, Mauro y Emilia eran criados por sirvientas y nanas. Los Uribe hacían fiestas y reuniones en su mansión, ahí presentaban a sus hijos muy contentos y aparentaban por minutos ser una familia feliz y armoniosa, pero después de minutos, les pedían a las nanas que los llevaran a sus habitaciones para seguir en la fiesta, los hermanos debían estar en sus habitaciones y no molestar a los invitados, Emilia que era pequeña no entendía por qué eran así y se alegraba de que sus padres les dieran cariño por solo esos momentos en que los presentaban. Mauro por su edad reñía mucho con sus padres, ellos ya tenían la vida planeada de sus hijos, hasta con qué familia se casarían al llegar a la edad adulta, lo más importante para la pareja Uribe eran las co
Él observó a la mujer. “Ellos pagarán por lo que le hicieron a Sebastián”. Rita desconcertada lo miró. “¿Qué quieres decir?”. Mauro le explicó. “El accidente de Sebastián fue intencionado, estoy seguro que estaba planeado y yo voy a encontrar a los culpables” Rita asintió escuchando sus palabras. Estaba asombrada, siempre pensó que fue mala suerte de Sebastián el morir, pero ahora que Mauro le planteaba su teoría confiaba en él. Mauro se despidió de ella mirando su espalda, Edwin su asistente se acercó. “¿No le dirá nada?”. El señor Mauro sonrió. “No es el momento”. Él observó su reloj. “Ya está todo listo?”. Edwin asintió. “Si, el doctor ya hizo el chequeo y solo está esperando por usted”. Ambos subieron a un auto de lujo y se alejaron del lugar. Llegaron a un área a las afueras de la ciudad, entraron a una gran mansión, en la sala ya los esperaba el doctor, era el mismo que trató a Sebastián en el centro de rehabilitación. El señor Mauro conversó con él y le explicó t
Fue directo a la habitación de Belinda, ella abrió la puerta al escuchar. ¿Qué pasó? Escuché a Eva gritar". Sebastián entró. Se estiraba el cabello desesperado. "Belinda, necesito que vayas a ver como esta, yo hice algo que no debía, ella está confundida por mi comportamiento". Belinda entendió y salió, tocó la puerta entrando, encontró a Eva llorando a mares con el bebé en brazos y también lloraba sin cesar. "¿Qué pasó Eva?". Eva negaba, no podía hablar, se sentía algo mareada, Belinda tomó al bebé en sus brazos y trató de calmarlo mientras Eva tomaba un vaso de agua, su mano temblaba. Lo que Fabian dijo e hizo sólo lo hacía Sebastián. Estaba muy confundida, el comportamiento de Fabián la ponía muy nerviosa. Belinda recostó al pequeño cuando se calmó y se sentó junto a Eva que todavía temblaba. Belinda le habló. "Debes tranquilizarte, el doctor dijo que tu presión se puede elevar fácilmente". Eva asintió tomando otro sorbo de agua. Minutos después Belinda salió, Fabian está
Los ojos se quedaron cafés… el acaricio la mejilla de Belinda y susurro con voz coqueta. “Eres hermosa”. Belinda se quedó mirándolo en shock, Charlie también se quedó sin habla mirándolos. Fabian le sonrió. Belinda se puso nerviosa, Charlie se acercó y alejó a Belinda mirando al chico. Charlie le llamó. “¿Sebastián?”. Fabian lo miro. “No”. Charlie y Belinda se miraron asustados. Fabian trató de levantarse, pero no tenía fuerzas, Se escuchó ruido en el pasillo, era Eva. “¿Ha visto a Beli?”. La señora Rita contestó. “Tenía un pequeño resfriado, debe estar en su habitación”. El llanto del pequeño se escuchó, los ojos de Sebastián volvieron a parpadear, él bajó la cabeza sacudiéndola y apretando los ojos. Sebastián levantó la vista y observó a su hermana. “¿Qué pasa Beli?”. Belinda estaba asombrada. “Sebastián… tú… te fuiste”. Charlie se acercó a Sebastián. “Amigo, estuviste por minutos fuera, Fabian estaba aquí”. Sebastián sintió una gran angustia y suspiro profundo para calm
Más adelante el auto del señor Mauro se detuvo, bajó del auto y se recargó en él fumando un cigarrillo. Charlie lo observó, condujo despacio, se detuvo frente a él. El señor Mauro le dijo. “¿Podemos hablar?”. Charlie se estacionó más adelante y bajó, el señor Mauro le ofreció un cigarrillo pero se negó. “Es malo para la salud”. El señor Mauro sonrió rascándose la punta de la nariz. “Lo es”. Tiró el cigarrillo al piso y lo apago. Charlie le preguntó. “¿Qué quiere hablar?”. El señor Mauro le dijo. “Se que eras muy amigo de Sebastián” Charlie le dijo. “Lo era”. El señor Mauro le preguntó. “Entonces… ¿Por qué ayudas a ese chico con Eva?”. Charlie se quedó en silencio mirando al hombre. “No sé de qué habla”. El señor Mauro se levantó y acomodó su camisa. “Se nota mucho el interés de ese chico, cualquiera se da cuenta... lo curioso es… ¿Porque tú lo ayudas?”. Charlie se cruzó de brazos. “Fabian también es mi amigo y era amigo de Sebastián”. El señor Mauro sonrió. “No es cierto”.
Ya no dijeron nada en el camino a la casa, al llegar los empleados bajaron todas las cajas, el padre de Eva les indicaba donde dejarlas, Eva cargaba al pequeño en la sala, uno de los empleados se encontró una caja larga y blanca.Eva la miro, no la conocía.El empleado le dijo. “¿Dónde pongo esta caja?”. Era la única que no estaba rotulada.Eva miró a su padre que seguía ocupado afuera.Eva le dijo. “Póngala en la mesa por favor, Eva recostó al pequeño y se acercó a la caja, al abrirla encontró un hermoso vestido morado, llevaba una nota. “Para el evento”. Giró la tarjeta y leyó lo de atrás. “Te extrañare a ti y a Bastián”.Eva recordó el evento de presentación del nuevo nombre de la empresa y sus nuevos administradores, ella les había pedido a Fabian y Charlie que su nombre fuera omitido, no quería problemas.Leyó de nuevo el mensaje de Fabián y frunció el ceño, volvió a girarla examinando la letra de ambos lados. La forma de algunas letras era igual a como escribía Sebastián.Ella d