C19- TAL VEZ, DEBERIAS CASTIGARME.La tensión en el ambiente se disparó como una chispa en un barril de pólvora. Los empleados contuvieron la respiración, algunos incluso dieron un paso atrás, como si temieran que la situación explotara en cualquier momento.Cassio apretó los labios, sus ojos oscuros clavados en los de Luna. Durante unos segundos que parecieron eternos, nadie se movió. Finalmente, Cassio bajó el arma, aunque su expresión seguía impenetrable.—Habla —dijo, su voz firme, pero con un matiz de irritación contenida.Algo en ella lo desconcertaba. No entendía qué pretendía, pero esa calma suya, esa manera de manejarse, lo intrigaba más de lo que quería admitir. Luna lo miró fijamente y su voz, rompió el silencio.—Si realmente quieres la verdad, no necesitas gritar ni amenazar. Él frunció el ceño, sin entender del todo. Iba a decir algo, pero ella se inclinó hacia él, tan cerca que sintió el calor de su aliento rozar su oído. Cassio se tensó de inmediato, su cuerpo traicion
C20- ESE TAL... RUBEN.Cassio sintió cómo su corazón se aceleraba hasta un punto casi insoportable. Su mandíbula se tensó mientras trataba de mantener el control, pero las palabras de Luna y su audaz movimiento lo estaban llevando al límite.—¿Castigarte? —repitió él, con un peligroso borde de diversión—. Te lo advierto, Luna, no juegues conmigo. No tienes idea de lo que me haces.Se inclinó sobre ella, atrapando su mirada. Sus manos, fuertes y seguras, se detuvieron en sus caderas.—Eres la única que se atrevido a desafiarme así. Pero si sigues probando mi paciencia... —una sonrisa ladeada se dibujó en su boca —. Te juro que no serás capaz de caminar mañana.La respiración de Luna se agitó cada vez más, su cuerpo reaccionó a esa promesa.—Entonces, ¿qué estás esperando?El soltó una risa grave y siniestra, inclinándose aún más sobre ella, mientras el aire entre ellos se llenaba de pura tensión y deseo incontrolable.―Oh, dolcezza… Cassio estaba completamente centrado en Luna. Sus man
C21 - CLUB GATO NEGRO.Cassio estaba en su oficina privada, saboreando un sorbo de whisky mientras el suave tintineo del hielo rompía el silencio. La música del club llegaba amortiguada, como un eco lejano. De pronto, el teléfono vibró sobre la mesa. Al ver el nombre de Iván en la pantalla, respondió sin dudarlo.—¿Qué pasa? ¿No deberías estar de luna de miel? —preguntó con tono despreocupado, recostándose en su silla y fijando la mirada en el cristal de su vaso.La voz de Iván, al otro lado de la línea, no tenía rastro de humor. Era firme, cargada de irritación.—¡Deja las estupideces! ¿Por qué demonios llevaste a Luna al club? ¿Qué estás pensando, Cassio?Cassio dejó escapar una risa baja, casi burlona, como si todo aquello fuera insignificante. Giró el vaso en su mano, contemplando las luces parpadeantes que se reflejaban en la ventana.—Ella quería trabajar, ¿no? Le estoy dando una lección. Quiere ser independiente, demostrar que puede manejarse sola... Vamos a ver cuánto dura.Iv
C22- ¿ME ACABO DE CONVERTIR EN UNA ASESINA?Luna salió del vestidor ajustándose el diminuto uniforme que Azucena le había entregado. Era un vestido negro, tan corto que apenas cubría lo necesario, con un escote pronunciado que resaltaba sus curvas de una forma que la hacía sentir completamente expuesta. Se miró en el espejo antes de salir y no pudo evitar maldecir en voz baja.«Esto es ridículo» pensó, acomodándose el dobladillo por enésima vez, aunque sabía que no había forma de hacerlo menos revelador. «¿Cómo se supone que trabaje en esto sin parecer...?»No terminó el pensamiento.Al llegar Azucena estaba esperándola, con una expresión de satisfacción mal disimulada. Sus ojos recorrieron a Luna de arriba abajo, y aunque no dijo nada, la sonrisa que se formó en sus labios lo decía todo.—Te queda perfecto —comentó con un tono que rozaba lo burlón.Luna se cruzó de brazos, incómoda bajo su mirada.—¿Qué tengo que hacer ahora? Azucena se acercó con pasos lentos, como si disfrutara d
C23- MIENTRAS YO RESPIRE. Cassio estaba en la oficina, cuando uno de sus guardias se abrió la puerta apresurado y nervioso.―¡Jefe, tiene que venir!—¿Qué pasó? —preguntó, poniéndose de pie.—Hay un problema en una de las habitaciones VIP. Un cliente está en el suelo y… ella está llorando —respondió el guardia, dudando un segundo antes de terminar.Cassio no pidió más explicaciones, rodeó el escritorio y caminó con pasos firmes hacia las habitaciones VIP. Cuando llegó empujó la puerta con fuerza, abriéndola de un golpe. Y lo que vio lo detuvo por un instante. Luna estaba en el sofá abrazándose a sí misma, temblando. Las lágrimas caían por su rostro, y sus ojos estaban fijos en el hombre tirado en el suelo, como si no pudiera apartar la mirada. Cassio respiró hondo para controlar el maremoto de emociones que vibraba en su interior. Miedo porque a todas luces sabía lo que habia pasado en esa habitación y también furia porque habia sido desobedecido.—Comprueba si está vivo — le ordenó
C24 - SIN ALIENTO.Luna se abrazaba a sí misma; sus manos temblaban, y su mirada permanecía fija en un punto inexistente. Cassio estaba junto a ella, observándola en silencio, con la mandíbula apretada por la furia contenida. Finalmente, se acercó con un vaso de whisky y se lo ofreció.—Tómalo, Luna. Te ayudará a calmarte.Ella alzó la vista y tomó el vaso con manos temblorosas. Bebió un sorbo pequeño, el líquido quemando su garganta mientras intentaba controlar las lágrimas. Cassio, a su lado, seguía observándola con una intensidad que no lograba disimular.—Voy a asegurarme de que ese hombre pague —dijo de repente—. Te lo prometo.Ella asintió lentamente, pero sus ojos no encontraban los de él. Bebió otro trago, más grande esta vez, y dejó el vaso sobre la mesa con un sonido seco. Se quedó en silencio por un momento, respirando con dificultad, hasta que finalmente levantó la cabeza y lo miró.—Cassio… —murmuró, casi en un susurro.Y antes de que pudiera pensar en lo que hacía, sus l
C25- CUANDO LAS GANAS LLEGAN.La oficina, un espacio normalmente reservado para asuntos serios y negociaciones oscuras, se había transformado en un escenario de pasión desenfrenada. Cassio, el temido mafioso de Palermo había sucumbido a sus deseos más primitivos en presencia de Luna, una mujer que encendía su fuego interior como ninguna otra. La lujuria se apoderó de ellos en ese instante, y ahora, en medio de papeles y documentos, el deseo se desataba sin control.Ella con su cabello revuelto y su ropa desaliñada, estaba sobre el escritorio exponiendo su cuerpo a su mirada voraz. Sus piernas estaban abiertas, recibiéndolo, mientras sus pechos turgentes se movían al ritmo de los embestidas de Cassio.―No me importa si estamos en mi oficina o en medio del infierno, Mariposa. Cuando te quiero, te tengo. Y ahora mismo, te quiero completamente.Luna gimió de placer. La sensación de ser llenada por Cassio era indescriptible, arqueó su espalda, ofreciéndose aún más a su amante.Con cada em
C1- ¿CUÁNTO ME AMAS?—Nena —dijo Mark de repente, deteniéndose en seco bajo la luz tenue de una farola—, ¿cuánto me amas? La noche era fría, pero Luna Monroe apenas lo sentía. Su corazón latía con fuerza mientras caminaba junto a Mark, su mano entrelazada con la de él. Llevaban tres años juntos, y aunque las cosas no siempre habían sido perfectas, ella estaba convencida de que esta noche sería especial. Él le había pedido que se arreglara, que se pusiera algo elegante, y en su mente no había espacio para dudas: esta sería la noche en que él le pediría matrimonio. —Te amo más de lo que puedo explicar, Mark. Eres mi todo. Lo sabes, ¿verdad? —respondió sin titubear, con una sonrisa Él asintió lentamente y había algo extraño en su mirada. Algo inquieto. Luna quiso preguntarle qué pasaba, pero antes de que pudiera decir algo, él tomó su mano con fuerza y la guió hacia adelante. —Vamos, tenemos que llegar. —¿Llegar? ¿A dónde? —preguntó ella, frunciendo el ceño. Miró a su alrededor, not